Natalia

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Cruzaron la ciudad, Natalia estaba un poco borracha pero tras llegar a la discoteca abandonada de Laia y tomarse un té se encontró mejor. Se sentaron en la vieja y medio destruida barra, con una estanteria a sus espaldas llena de cristales rotos que pertenecieron en el pasado a vevidas alcohólicas. Con Pocker en las rodillas de Natalia empezaron a hablar.
-Natalia, yo, yo creía que estabas muerta.- Comenzó Laia temblorosa.
Pocas veces se mostraba vulnerable ante alguien, pero con Natalia era distinto. Ella era su amiga de la infancia, la había visto en sus peores situaciones.
-Tube que hacerlo, tube que alejarme, de todo, es complicado.
-¿Porque, porque no dijiste nada?
-No podía-Se le notaba destrozada, Natalia era dulce, en un principio podría parecerte que no, con su altura, su aspecto seguro y su inteligentencia. Era tan lista que asustaba. Pero en el fondo era una defensora de lo injusto y siempre buscaba que todo el mundo estuviese bien. A diferencia de Laia que no le importaba arrasar con cualquiera que se pusiera en su camino, Natalia, era capaz de perdonar, cosa que casi nadie sabe hacer.- Me buscaban vale.
-¿Quien te busca?
-Lo sabes. -Los del bosque oeste.
A cada lado de la Ciudad había dos bosques el este (mi hogar) y el oeste. Los bosques compiten, llevan batallando desde siempre, en los libros de historia ya datan echos confusos sobre batallas de hace siglos. No sólo por el territorio, también por su especie, porque, al fin y al cabo, son muy diferentes.
Los habitantes de la Ciudad no eran conscientes de esto, bueno si, había ciertas leyendas, pero los humanos solo creen un una cosa, la ley. Y resulta que no todo biene escrito en la ley. Entre estos ciudadanos los nacidos de los bosques vivían entre ellos, por numerosas razones. Podría ser que los hubiesen echado, desterrado. A otros hasta los perseguían y otros simplemente iban allí en busca de una vida mejor.
Sin embargo, lo que los estúpidos humanos no sabían es que, verdaderamente, la ciudad no vigilaba los bosques, sino que los bosques la manipulaba a ella. ¿De verdad crees que seguiría en medio de la batalla, casi intacta, si no fuera beneficiosa para los bosques?
-Pero ahora estás aquí.
-Si-Se miraron los ojos-Laia, no estaba en esa discoteca por gusto, te buscaba.- Laia puso los ojos en blanco.
-Por eso estabas borrachas.
-No sabía donde vivías, y me era imposible encontrarte, entonces hablé con  un chico, que te conocía.
-¿Quien?
- Creo..creo que se llamaba Ross. Me dijo que solías ir a la discoteca asique fui allí todas las noches. Las primeras estaba alerta pero al final me aburría, por eso intenté divertirme.
-Y te divertiste-Le respondió con burla.
-La verdad- resoplo- No, un tío borracho se quito la camiseta y empezó a decirme que su pájaro se iba a morir por que no era feliz.
Fue algo extraño, las chicas permanecieron en silencio, hasta que empezaron a reír como locas, volviendo por unos instantes a sus diez años. Cuando se tranquilizarnos Laia comenzó a analizar lo que había pasado en los últimos días. Primero, Erika espiando, después de haber estado desaparecida. Después, Zack le manda una siniestra nota y tienen una corta e confusa combersacion cuando el debería estar encerrado. Y ahora, de la nada su supuesta amiga de la infancia, Natalia, aparece para decirle que lleva unos días buscándola.
-No lo entiendo. Llevo un montón de tiempo sin saber nada de nadie, y, de repente todo se vuelve patas arriba.
-Verás Laia, hay algo más que debo contarte. La supuesta tregua que pactaron los bosques tiempo atrás, cuando todo pasó, se ha deseño, se avecina tormenta. Todo se a revuelto,  todos hemos salido de nuestros escondites porque están pasando cosas. Cosas que no siquiera nos podemos imaginar.
-¿Y que tiene que ver eso con migo?
-Vamos Laia, lo sabes.
-No, no lo sé-Claro que lo sabía, pero no quería meterse en más problemas de los que ya tenía.
-Eres la única que puede parar todo.
-No soy lo suficientemente mente fuerte.
-Tienes razón-Afirmó- Eres débil, y estúpida y sobre todo cobarde.-Natalia no solia decir esas cosas - Pero también, eres la clave, porque todo tiene que ver contigo. Y eres lo suficientemente resistente como para afrontarlo. Alejándose lo único que conseguirás es que todos muramos Laia. Sabes que he tenido paciencia contigo desde siempre, pero, por favor, no me falles ahora. Te quiero, y también me aprecio a mi misma, asique tenemos que hacer algo.
Aunque Laia nunca lo admitiría sus palabras taladraron el fondo de su ser.
-Vale, lo intentaremos, pero tengo dos condiciones.
-¿Cuáles?
-Me he estado escondiendo todo este tiempo, a sí que si voy a salir y enfrentarme a mi pasado será por una buena razón. Para empezar, todo aquel que se tope en mi camino que nos haga daño o que nos lo halla echo en el pasado sufrirá mi venganza -Ambas sabían que se refería, sobre todo, a unas personas en concreto.
-Vale. ¡Menuda novedad!-Dramatizo, pero tras ver la mirada asesina de su amiga somrio ligeramente te y dejo que continuará.
-Y, segundo, si vuelve a estallar la guerra, nosotras huiremos a algún lugar, lejos, ya he perdido bastante.
Vale-Esta vez lo dijo en un Susurro. Se quedaron en silencio, solo se escuchaba el ronroneo de Pocker que aunque fingía dormir ambas sabían que tenía un oído puesto en la combersación.
-¿Por donde empezamos?-pregunto Laia
- Hay que preguntar.
-¿A quién?
-A la vieja pandilla, a Erika, a Zack, y a todos los que puedan saber algo. Los buscaremos.Tambien estaría bien preguntar a algunos de los famosos cotillas de la Ciudad lo saben todo.
-No será fácil, son escurridizos.
-Lo sé,pero hay que escuchas su versión, o, al menos, lo que nos quedan contar. No podemos hacer esto solas, se que duele, pero necesitamos estar todos de nuevo.-Dijo refiriéndose a sus viejos "amigos"
-A pasado tanto tiempo... y, sorprendentemente, no echo de menos esos tiempos.

The two sides of LaiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora