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Agosto,2022
Caracas, Venezuela

Desde ese 9 de febrero, la vida cambió drásticamente. Creí que sería el cierre de varios dolores, recuerdos y lágrimas, me equivoqué. Creí que diciendo cada cosa que sentía yo podría tener lo que tanto he anhelado, libertad poder soltar cadenas y conocer nuevas facetas dónde experimente cosas de las cuales me privé .

Los meses pasaron y algunos momentos han sabido dulces, amargos, otros a paz, unos cuantos a vacío y desdicha y uno... sólo uno con sabor a felicidad. Con cada conversación se fueron armando dos panoramas que estuvieron sucediendo paralelamente y en dónde cada uno fue protagonista.

Cada uno descubrió algo nuevo del otro, recibió porqués a preguntas que ni siquiera sabíamos que existian, compartimos los relatos más íntimos, aquellos que se encuentran en lo más recóndito de nuestro ser para evitar tropezar con ellos.

Al parecer todo muy bien, hasta ahora. Porque al parecer no hice muy buen trabajo, tropecé y caí a esos pensamientos que no debía o que tal vez si debía. Creemos que al tapar dichos pensamientos estos desaparecerán por arte de magia, que si hacemos que no los vemos es como si no existiera.

Pues no, esos pensamientos se hacen más fuertes, quieren tomar el control de las cosas y ahí me verás, callada, perdida en los laberintos de mi mente y alma, con esa sensación de que se derribará todo, desde los cimientos. Y a pesar de todo quiero eso, quiero que no quede nada, que esas palabras rondando se esfumen con el viento y se me permita vivir.

Y eso es algo que debe ser sin ti, mi estimado. Entendí que hay cosas que solo puedo terminar de sanar si tú no estás, no es que quiera decir que mis desvaríos sean tu culpa, pero si quiero pasar la página y que tú puedas volver sin ningún problema es algo mío.

Déjame que las heridas sangren y vuelvan a sanar, que cicatricen y sean imposibles de volver abrir. Déjame en mi soledad pues ahí les daré respuesta a los murmullos de mi ser.

Déjame lanzarme al precipicio sin ayuda y acompañante, que llegue a lo más profundo y combata la guerra más difícil de nosotros contra nosotros mismos.

Déjame alzar el vuelo como las mariposas, déjame brillar aún más fuerte, como la intensidad de mil soles.
De esos soles a los que odias, de los que detestas porque su calor es insoportable, déjame pasar por él y que queme lo que tenga que quemar.

Mientras... Puedes esperar en la sombra, en otra vida (leyendo) imaginando nuevos rumbos, pasando un puente, o quién sabe luchando en tus propias batallas, ya es cuestión de tí. Puedes esperar o seguir otros caminos.

Cualquiera de las opciones que tomes nos llevarán al mismo lugar... A un puente.

Atte:
La chica vestida de armadura no tan reluciente que lucha por un nuevo capítulo en su propia historia.

Las cartas que nunca te díDonde viven las historias. Descúbrelo ahora