Capitulo 1

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Estaba seguro de que todos se habían levantado de sus asientos mientras iba a comprarse una bebida fría de kiwi con piña y fresa al restaurante de la escuela, pero es que estaba un sol que mataba hasta un piojo, y a pesar de aquello, no se quitaba el saco gris el cual se lo fajaba junto a la "camisa traje"

Subió las escaleras y se dirigió al salón. Abrió y se dijo >como lo suponía< la mayoría de los alumnos ya se habían parado de sus sillas y crearon avioncitos para aventarlos por todo el lugar.

-¡el maestro!

Oyó gritar a un niño.

-si soy yo mocosillos –les apodo con cariño- ahora siéntense en sus sillas que vamos a continuar con su hermosa clase de historia ¿a que si?

-si –respondieron todos sin ganas.

-¡oiga maestro! ¡Tengo una duda!

-¿Qué pasa Dairis?

Aquel alumno era uno de sus favoritos, ya que era muy sociable, y era uno de los más inteligentes, pero prácticamente el primero que empezaba cualquier desorden y desastre.

-¿Por qué usted no le está haciendo de medico en un hospital?

Eso le toco la curiosidad.

-¿a qué te refieres?

-es que escuche a unas maestras decir que usted había estudiado medicina, pero que a pesar de ello quiso ser maestro, ¿Por qué?

-no sé, la verdad no sé de qué me estás hablando Dairis -Pero claro que sabía, pero... ¿Cómo decirlo? Si era una de las razones por las que jamás se quitaba el saco, y una de las razones por las que odiaba verse cuando se bañaba. Le restó importancia y decidió dar la clase- en fin, continuemos en lo que nos quedamos, y ya que estamos, Dairis, mencióname como se llaman las cuatro estaciones del año, cual es la quinta, y en cual nos encontramos.

El chico renegó pero lo dijo.

-estamos en la estación de la llegada, la más calurosa de todas, la cual abarca cuatro meses. Antes de esta está la estación dorada, en donde florecen todas las plantas de nueva cuenta. Esta la estación cobre que es donde las hojas se van cayendo. Después viene la estación de la belleza la cual solo ocupa dos semanas donde el cielo por la tarde se torna rojo y las noches más oscuras. Y por último la estación blanra, donde nieva blanco y rosado.

-Muy bien.

Y así prosiguió contando el por qué cada una estación se llamaba así más que por dato curioso que por otra cosa, para después pasar a contar hechos que sucedieron en ese mes que se celebraban, hasta que las campanas de la iglesia cercana sonaron, indicando que se había terminando la escuela, y que iba a haber una nueva misa, a la cual la mayoría de madres que venían por sus hijos se los llevaban a rezar al dios Rea. Aunque por el contrario, para el significaba ir a comprar algo de golosina en el tianguis cerca para más tarde mientras trabajaba.

Espero a que todos los alumnos salieran para el después agarrar su maleta de cuero donde cargaba todos sus libros y estuches y salir del salón. Bajo las escaleras y se encaminaba a salir cuando escucho los murmullos de unas personas para dar la vuelta hacia la entrada de la escuela. Iba a ignorarlos pero escucho que mencionaban su nombre.

-¿entonces ya escuchaste la historia del maestro David? –se escucho decir a una mujer.

-si... pero verdaderamente no creo que sea cierto, ósea, yo digo, es que se ve y es tan buena persona, el no pudo haberle hecho eso... -le respondió otra vos femenina.

-no sé, pero también escuche que su madre, madame Mónica, estaba empeorando de salud, ¿Cómo es que el maestro David no allá ido a verla?

-¿en serio? Por Rea... me platicas todo saliendo de misa, ya dieron el toque y tal vez nos pueda escuchar, vámonos.

Hasta la quinta estacionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora