Capitulo 2

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Había estado trabajando todo el día, viendo cual podía ser la solución hacia el problema de sequia que se había estado viendo a comienzos de ese año. Recargo la cabeza contra su mano y suspiro. Ya tenía una solución, pero no creía que fuera la mejor ya que iba a causar disgusto a las personas de familia noble. A pesar de ello, tenía que presentarlo ante su padre.

Se levanto de su asiento. Su secretario y amigo recogió algunos papeles importantes para la audiencia.

Salió de la habitación y camino por los pasillos blancos y decorados del palacio hasta llegar a donde quería. Había dos guardias reales escoltando la puerta, los cuales hicieron una reverencia en modo de respeto y saludo.

-gloria este a su merced príncipe Zuerios, estrella inferior.

-abran las puertas, necesito una audiencia con el emperador.

-lady agustina se encuentra con el emperador –le informo un caballero.

-abran las puertas –volvió a ordenar.

Y así sin decir más le abrieron las puertas de marfil con el signo imperial. Los caballeros lo anunciaron y después de eso su padre le dirigió una mirada. Allí estaba el emperador, el marqués Agustín y padre de Agustina, la cual se dio media vuelta ondeando su cabello rojo como un clavel recien cortado y fresco, haciéndole una reverencia un tanto exagerada. Si fuera por él la hubiera dejado así, pero no podía, y menos viendo que el emperador lo volteaba a ver con rostro curioso de por qué no decía nada ante eso.

-¡mi príncipe! –comenzó a decir la chica, escamando a Zuerios- gloria este a su merced príncipe Zuerios, estrella inferior.

-oh por favor Lady Agustina –marco el "Lady" ya que de esa manera daba a entender aunque fuera por en cima que aun no eran cercanos y verdaderamente no planeaba serlo- no es necesario que diga eso.

-oh, usted es tan bueno. ¿no piensa lo mismo emperador? –volteo de una pirueta meneando su vestido.

Miro a su padre manteniendo la compostura, pues tenía curiosidad de lo que iba a decir.

-el príncipe no puede darse el lujo de dejar hacer eso a las personas, pero con usted es una excepción lady Agustina, usted es mas especial.

-me siento afortunada de que la estrella menor de el imperio me considere así –decía tocando su boca con delicadeza.

-¿a qué se debe esta repentina aparición Zuerios?

Se dirigió el emperador a él con un tono un tanto amenazador, el cual ignoro.

-quería informarle sobre mis planes para la sequia del año.

-¿o sí? ¿Cuáles son?

-hacer pagar impuestos a los nobles tanto como se les cobra a los plebeyos, estos podrían llegar a originar una huelga contra el imperio ya que con el dinero que tienen más los impuestos que se les aumentaría por la sequia la hambre aumentaría. Mientras que los nobles tienen mayor posibilidad de pagar esto.

-me parece excelente, pero, me es muy peculiar que la misma idea se le haya ocurrido a la señorita Agustina.

Eso le sobresalto. Miro a la chica y esta se estaba tapando una mano con la boca sorprendida, aunque no sabía decir si era actuado o no.

-¡eso es imposible! El príncipe ha desarrollado la idea.

-Antonie –callo a su amigo que seguía con los papeles en la mano.

-¿ha desarrollado la idea? a lo que va es que alguien ya la tenía ¿y el la ha desarrollado más?

Eso le molesto, la idea no había sido suya, pero sí de alguien que le dijo que podía desarrollarla y proponerla y a pesar de ello aun tenía más que decir.

Hasta la quinta estacionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora