"Estaré en paz, cuando todo se vea sumido en un profundo mar rojo"
Jueves 10 de Marzo de 2134. Nuevo Gran Continente, Barrios Bajos de Ciudad Cometa.
—"Que hermoso aroma..."
Desde muy pequeño he tenido problemas con la vida que tengo. A mis seis años, mi padre... cansado de mi y de mi madre, nos abandono dejándonos en la nada. Lo odie por dejarnos solos...
Se bien que a pesar de todo, no estaba solo realmente, tenia a mi madre conmigo. Pero ella nunca me demostraba amor. Al contrario, para ella yo no existía. Lo único que hacia, era recostarse y llorar cada maldito día, lamentándose por la partida de mi padre. Mi vida se resumía en miseria.
A mis doce años, me vi obligado en abandonar mis estudios, el dinero que teníamos ya no nos sustentaba para nada, casi ni siquiera para sobrevivir. Desde que cayo el meteorito y se perdió la comunicación con el resto del planeta, los precios aumentaron enormemente.... ya que los recursos eran extremadamente difíciles de conseguir. Y todos estaban preocupados por desarrollar sus malditas empresas de mierda...
—"Que será ese olor tan puro y delicioso... tiene que ser nuestro..."
Luego de abandonar el colegio, las amistadas que había formado allí, eran mi reconforte. O al menos eso creí. A mis 16 años, fui detenido por un supuesto vandalismo, que yo ni siquiera cometí.
Resulta que uno de los jóvenes, hijo de un ricachón, había cometido algo muy terrible. En una pequeña fiesta a la que fui invitado en el centro de la Ciudad Cometa, alguien tuvo una intoxicación la cual derivo a su muerte, debido a tantas sustancias consumidas. Nadie quiso dar la cara con respecto a de donde se habían conseguidos tales drogas. Fue entonces que sin dudarlo, me culparon a mi... Que mas podía hacer yo, ellos tenían mucho dinero... mucho poder.
Todas las repercusiones al ser yo menor... cayeron en mi madre. Ella decidió cargar el peso de ese delito, fingiendo ser la poseedora legitima de las drogas. Fue extraño, dio su vida entera en cárcel, por mi. Muy en el fondo sentí que tal vez, solo tal vez... un poco le importaba. Obviamente me engañaba a mi mismo, yo sabia que ella me odiaba, que no le importaba. Solo lo hizo para alejarse de una buena vez por todas de mi. Al igual que mi padre lo hizo.
Toda mi juventud en lugar de disfrutarla, la había desperdiciado en las calles, solo, sin saber hacia donde ir o que hacer.
A mis 18 años, casi en la ruina, una pareja de ancianos me brindo su techo, me acogieron y pronto comencé a trabajar en un pequeño deposito. Creí que lo que me daban era afecto. Pero lo hacían por necesidad... yo les cargaba todo el peso que ellos no podían. Mis horas de trabajo eran extremas y a veces hasta sin descansar. Mi cuerpo en ese entonces, era muy flaco y débil, me destruía.
Pero tanto esfuerzo daba sus frutos, a mis 23 años ya tenia mi dinero. Era poco, pero lo había ganado por mi propia cuenta y bajo mi propio esfuerzo. No necesitaba el reconocimiento de nadie, me sentía bien. Comencé a salir, conocer gente... Fue cuando la vi a ella. Mi bella rosa, su nombre era Ofelia.
Desde el principio, ella se notaba muy interesada en mi, eso era extraño... muy extraño. Debí haberlo sabido.
Comenzamos a salir debido a que teníamos mucho en común y pronto, se convirtió en mi primer todo...
Recuerdo su hogar, este se encontraba alejado de la gran ciudad, pero aun así se veía bonito. Fui a verla una noche, ya que se suponía que ese día, se cumpliría nuestro primer aniversario. A mis 24 años, sufrí una gran traición, otra de las tantas traiciones, que me convirtió hoy en día... en lo que soy.
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La Saga de la Teoría del Caos - El Principio del Fin
Science FictionEn esta primera edición de la Teoría del Caos, podemos ver que tras la caída de un meteorito en el planeta tierra, la humanidad logro resurgir de entre sus cenizas, utilizándolo como material para sus avances tecnológicos. Ahora, en el año 2134, el...