Cuarta nota

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Mi madre siempre me ha dicho que cuando quieres a alguien harías cualquier cosa por él y lo apoyarías en todo, en mi caso, yo siempre te tendré paciencia, porque quiero verte bien. Hoy llegaste con unas ojeras debajo de tus ojos muy feas y he notado que aprietas tus manos hasta que estas se ponen rojas. No sé a qué se deba, pero ¿debo de preocuparme?

Creo que comienzo a ponerme todo paranoico, ni siquiera te he preguntado si te gustaría cambiar algo de ti. Y es que no quiero que hagas nada sin que estés conforme contigo mismo, yo te quiero muchito y no pienso obligarte a nada. De todos modos si tú estás bien, yo lo estoy. Pero una parte de mí me grita que te ayude porque algo no está bien. Tal vez y me estoy volviendo loco y sólo hago que te molestes con esto, lo siento.

Pero si necesitas ayuda, aquí estaré, no quiere decir que dejaré de escribir para ti, apenas voy comenzando, dulce chico <3

—sweetie.

Manuel estaba sonrojado hasta las orejas, tenía tanta vergüenza. Dobló la hoja y la metió en su cuaderno mientras hacía sus manos puños, su medicamento se había acabado y en lo que su madre compraba otro su cuerpo tenía reacciones involuntarias que creyó que nadie notaría pero siempre estaba sweetie dándose cuenta hasta de lo que no.

No le molestaba, le sorprendía ese hecho. También se había dado cuenta que sí quería su ayuda, quería que alguien, aparte de su madre, le dijera que todo estaba bien y que siempre estaría para él. Necesitaba de un amigo.

Sí, amigo, no un chico que fuera su rehabilitación.

sweetie shy boy; trueplik Donde viven las historias. Descúbrelo ahora