Séptima nota

108 12 3
                                    

No había recibido nota ese día, al menos eso creía pues las notas eran entregadas antes de las doce y ya eran más de la una y media.
De su cabeza no pudo salir la sola idea de conocer a sweetie, se imaginaba a un chico dulce, pequeño y realmente bello, pero no quería causar una mala impresión, aunque él ya supiera como es que era en realidad.

De verdad deseaba que conociera la mejor versión de Manuel, no al chico que se escondía detrás de una capa de timidez o que aparentaba ser fuerte ante todo. Solo quería que conociera al Manuel que su madre veía día a día.

Cuando llegó la hora solo se quedó sentado en su asiento pensando qué hacer, no había nadie en el aula y eso era bueno para él, así podría pensar mejor las cosas sin tanto ruido.

Por una parte, no quería arruinar esto de las notas, recién iba comenzando y deseaba que durara más, por el otro, de verdad quería conocer a ese chico y tener un amigo en el cual confiar. Después de la muerte de Santiago nada había vuelto a ser lo mismo, aquel chico había sido lo más importante en su vida y lo perdió tan rápido que ni se pudo despedir, mucho menos decirle cuán enamorado estaba. Todo se le había escapado de sus manos, incluso llegó a sentirse culpable, pero nada de eso tenía que ver consigo.

Santiago no estaba aquí y la culpa sólo era de él, nadie obligó al chico a meterse en ese mundo, creer que con engaños subiría de puesto, jugar con el jefe como si fuera fácil, y ahí estaban las consecuencias. Jugar con los narcotraficantes lo habían llevado hasta allá.

Sacudió su cabeza, ya no importaba aquello, Santiago ya no estaba aquí y él se había vuelto alguien diferente, pero no quería ocasionarle problemas al chico de las notas, por más buena intención que tuviera.

No iría, ya estaba decidido, no quería ser una molestia en su vida. Tal vez debería pedirle que parara con todo esto o hacer algo para alejarlo. Pero no quería, de verdad le gustaba la atención que recibía.

Salió del aula con paso apurado a la salida de la escuela. Tenía algo nuevo en que pensar toda la tarde.

Por otro lado, el de rulos hizo una mueca triste al ver como el ojimiel se alejaba casi trotando, por un momento creyó que si lo vería y se daría cuenta de que no era malo, que formarían una amistad hermosa para después formar un lazo más grande. Pero seguirían siendo sueños por mucho tiempo.

Yendo por su mochila, sacó su libreta verde donde tenía todos sus apuntes y su pluma rosada.

"Dulce chico, una parte de mí entiende el porqué no llegaste, pero eso no cambia el dolor que llena mi corazón.

Puede que este exagerando un poco, pero igual sí me dolió. No pienso presionarte, iré a tu paso y cuando estés seguro de algo buscaremos la manera.

Te quiero, Manu.

—sweetie."

Mateo cerró su libreta y salió en dirección contraría a la de Manuel, solo quería llegar a su casa y comer.

Pero minutos después un ojimiel lleno de arrepentimiento llegó al aula deseando que el chico no se haya ido, pero fue demasiado tarde porque ya no había nadie.

sweetie shy boy; trueplik Donde viven las historias. Descúbrelo ahora