Final

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Después de esa última nota marcó su línea y se enfocó en lo único que debía ser importante para él, sus estudios. Intentaba no prestarle atención al castaño, y aunque a veces lo miraba de reojo sabía que no era lo correcto. El sentir que lo era no lo hacía de esa forma.

Sacudió su cabeza, eso había sucedido hace una semana y ya estaba resignado a lo que fue. Al menos había sido un mes agradable.

Le gustaría que hubiera sido diferente, pero estaba bien con lo que había obtenido. Cada nota de Manuel estaba bien resguardada en su cajita de objetos especiales, y sabía que todo había válido la pena a pesar del final.

No todos los finales eran felices, lo sabía.

—Estamos bien, ¿no? —preguntó Valen.

—hay que definir "bien"

—en este caso por salud —dijo rodando los ojos.

—estoy estable. —asintió —no podré irme contigo, me quedaré media hora más, tengo que ayudar a los chicos del taller a preparar el aula de computación para los nuevos del club.

—¿Y por qué tú?

—Porque el profesor me pidió de favor y no pude negarme. No te pasará nada por regresarte solo, no es la primera vez.

—no servirá de nada que me queje, — dijo resignado. —está bien.

Caminaron a su aula sin decir nada más, Mateo vio al castaño sentado al otro extremo del aula escribiendo en su libreta. Suspiró y solo se sentó en su asiento dispuesto a escribir la última nota, una que no enviaría.

"El retroceso.

Es como si todo volviera a lo de antes donde yo solo te observo a lo lejos y tú te escondieras de ello.

Pero esta vez estoy dispuesto a alejarme.

Dulce chico tímido, eres aquel que me ha robado sonrisas y hecho sentir como una mariposa.

Te quiero, pero no deseo hacerlo más si solo podrá ser desde lejos.

—mateo"

La dobló y guardó en su bolsillo de la camisa.

El día se pasó muy lento, casi nunca lo sentía de esa forma por estar perdido en las clases, pero vaya que eran algo molestas.

Iba de camino al aula de computación con cartulinas, hojas blancas, las cajitas de marcadores y periódicos en sus brazos para el mural, no podía ver muy bien porque las cartulinas tapaban su vista pero al menos lograba guiarse por lo que veía a sus costados. Aún tenía que caminar bastante, pues los talleres quedaban en la parte de arriba de la escuela, por lo cual tenía muchas escaleras que subir del edificio.

Chocó contra algo duro y él solo apretó más las cosas hacia sí con miedo de que algo se cayera. Con suerte no.

—lo lamento, no puedo ver muy bien. —murmuró.

—¿quieres ayuda?

Se congeló al escucharlo, de tantas personas que habían en la escuela tenía que ser él. ¿Qué hacía aquí? Se suponía que sólo quedaban los de la escolta y los del taller, los demás deberían de estar de camino a sus casas.

Sacudió su cabeza para alejar esos tontos pensamientos de amor y las mariposas. —sí, por favor.

El roce de sus dedos en sus brazos le causó escalofríos, habían sido muy pocas veces en las cuales había tenido la dicha de sentirlo. Y cada vez se sentía peor que la anterior por lo suave que era.

sweetie shy boy; trueplik Donde viven las historias. Descúbrelo ahora