Sin un beso

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Que grato es el café por la mañana,

verte acostada sobre la almohada

en eternas sábanas de noches pasadas,

vestigios mudos de fugaces enramadas.


Me robas el aliento. 

Las palabras sobran. 

Entre la pasión que me envuelve 

                  y tú provocas,

me desgasta la conciencia, 

                en su intento incansable

por retenerte a mi lado. 


Eres el aire que respiro y nunca es mío. 


En silencio recorro tus kilómetros

de impasible indiferencia.

Nada despiertan en tí mi insomnio

ni mi insaciable adoración sincera. 


Sonrisas entumecidas

en el aire frío bajo el sol,

y el café sobre la mesa

sin ningún sorbo, sin un adiós. 



A mis amoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora