Lunares

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Sumamos cuatro sobre su pecho

y me encanta. 

Le digo que no los corra, 

que los acepto junto a su boca. 

Recorro sus brazos y me provoca, 

la ternura de su silencio 

y de la pena su color, 

dónde desembocan besarlos me provoca. 

En un susurro acariciarlos

ya no son cuatro, son diez;

y siendo autor de su calor

se me emborrona la visión 

y se confunde su rubor entre negruras.

Se acomodan los intrusos sin vergüenza,

    sigilosos tras los bellos de su piel.

Los cuento uno por uno, 

en las curvaturas contra el muro,

entre sus dedos y su sien. 

Y me gritan tan sensuales que me quede.  

Que sobre ellos me recueste.

Que coloque mi frente

sobre su espalda desnuda

en una noche desierta

bajo la luz de la luna.  

La amo insegura, 

su voz y su figura, 

con los rebeldes lunares,

imperfectos círculos singulares

que descansan ingratos

sobre la mujer que amo. 

A mis amoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora