|ABRIL 8 DE 1993|

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|8 de abril de 1993|

Querido diario;

Tom Riddle tenía razón.

Nadie me ha buscado. Nadie lo ha reportado. Los alumnos no notaron mi ausencia. Los profesores tacharon mi nombre en su lista de asistencia. Y a mi mejor amiga le mintieron.

Las autoridades encargadas del colegio crearon unos excelentes cuentos dignos de publicación; "La niña 'secuestrada' no lo está, actualmente se encuentra con sus padres en un viaje a su tierra natal"; "La niña no desapareció, se ha cambiado de institución"; "No, no se ha escapado, no tenía razón para hacerlo"; "Lo sentimos mucho, señorita Farley, ella ha fallecido".

Hoy me he enterado de aquellas falacias, por esa razón ahora entiendo el desmayo de Gemma al verme y la palidez en el rostro de Anthony cuando notó mi presencia. Y es que ambos creyeron ver un fantasma.

Mi fantasma.

Podría denunciar a las autoridades por aquello. No tan solo por las mentiras, sino también por haberme abandonado tan cruelmente bajo las manos de... sabe Merlín qué, cuando en realidad ellos se encuentran a mi cargo. Se han convencido de que no sobreviviría con mi raptor, de que unas horas bastarían para finalmente despedirme de la vida. Y todo porque eso les servía.

Que la niña que invade la paz de sus días con sus lamentos y quejas, demandando la expulsión de cierto grupo selecto masculino que no hace más que causarle daños y perjuicios, implorando ayuda tras correr la infinidad de peldaños hasta llegar al despacho de algún profesor asegurando su persecución desde hace más de varios minutos, solo para luego asomar la cabeza por la puerta y no encontrar a nadie, haya desaparecido mágicamente era tan satisfactorio como destapar un pote de helado de frambuesas en la madrugada y degustarlo en la oscuridad. La paz había llegado a ellos tan repentinamente que no querían dejarla ir, y por esa razón la llegada de Tom Riddle los había beneficiado.

En la primera semana Gemma no se me ha despegado ni un día, su cuerpo me aplastaba al dormir y su antebrazo todavía mantiene marcas rojas de las veces que se ha pellizcando al creer estar soñando. Inclusive se sentaba en el retrete en espera a que salga de la ducha, manteniendo el hilo de una conversación para no dejar de oír mi voz. También la escuché llorar por las noches, aferrándose a mí en un abrazo que me quitaba el respiro.

Pero luego comenzó a dejarme diez minutos; que se transformaron en una hora; y luego diez horas; y luego veinte horas; y finalmente un día.

Y en ese momento fue cuando volví a lo habitual.

Marcus Flint me tomó por sorpresa al final de un pasillo; ocupó un aula deshabitada solo para darme unos buenos golpes que me sacaron de mis casillas. La culpa en el rostro de Gemma era tan palpable como la sangre en mi pómulo o el dolor al caminar. Sin embargo, esa misma noche hemos discutido por Anthony.

Vi las marcas en sus rodillas, el aroma a tabaco que emanaba su cuerpo, algunas rojeces en su cuello y como desesperaba luego de la jornada para verse bien (como si Gemma Farley no se viera lo suficientemente bien todo el tiempo), y en lo único que pensé fue en el tonto de Goldstein.

Pero por supuesto que en ese momento no comprendía que sucedía. Aquello lo entendí semanas después y lo he confirmado hace cuatro noches atrás; cuando Gemma me ha convencido para depilarme.

En el momento no me pareció mala idea, es decir, ya me había rasurado las piernas unas cuantas veces, al igual que las axilas y poco más. El proceso no fue doloroso en absoluto (al menos no para mí, Gemma sufría cada que la cera arrancaba uno de sus vellos y aun así seguía), pero los días siguientes es una tortura que nadie debería de soportar. Para empezar casi rompo en llanto al verme tan... vacía. No existía vello alguno en partes de mi cuerpo en las que sí me he acostumbrado a ver, y tener los genitales al igual que un recién nacido solo me causaba rechazo. Al siguiente día la picazón era leve, pero en el tercero fue horrible como decenas de hormigas que pellizcaban mi piel. Lo bueno de esta experiencia es que solo me limitaré a rasurar mis piernas y axilas cuando se me plazca, como lo hacía anteriormente. Y Gemma... bueno, ella seguirá con su tortura semanal.

Y es que intenta impresionar a alguien sobreexigiendo su belleza.

No existe persona en el colegio que no quiera tirarse a Gemma Farley. Tan correcta, tan perfecta, tan rebelde. Ella es un sueño del que no quieres despertar porque deseas deleitarte más y más con el océano en sus ojos, la rosadez de sus labios y el dorado de su cabello. Y eso le sucede principalmente al nuevo profesor de DCAO.

Sí, lo he notado; la forma en la que él la mira desde su escritorio. La forma en la que Gemma peina su cabello en su presencia y las horas que tarda delante del tocador antes de entrar a clases. La forma en la que modela para él y los moretones en sus rodillas. La forma en la que los huesos de su cuerpo se notan mucho más y las horas extras que se queda en su salón por las tardes. Noté las miradas, los roces debajo del escritorio, las marcas en su cuerpo, los susurros, y no puedo hacer nada al respecto.

Me siento una inútil viendo como utilizan a Gemma delante de mis narices.

Pero soy Runa Bridgerton, una simple alumna a la que no oyen, no ven, no sienten.

Soy un fantasma dentro de una institución que debería cuidarme. Una niña desamparada sin voz.

He meditado por las noches para enfrentar a mi mejor amiga, pero conociéndola bien, solo encontraré enfado en sus respuestas. Lo he intentado con Anthony Goldstein, que al parecer supone menos peligro que un profesor, y no funcionó. No me sorprendería si vuelve a hacer oídos sordos para mantener a salvo su relación inmoral con el profesor de DCAO. Porque así es Gemma Farley.

Estoy triste, Diario, me encantaría que Gemma pudiese charlar con Eloise como nosotras lo hacíamos por las tardes con una taza de té entre las manos y escuchar sus consejos, la forma en la que ama todo lo que hace y su incondicionalidad hacia su padre, aun cuando este se encuentra en su lecho de muerte. Estoy segura que Eloise Pussett sabría que decirle para hacerla entrar en razón. Estoy segura que Eloise Pussett sabría que decirme ante esta incertidumbre. Estoy segura que Eloise Pussett podría ayudarnos.

Pero incluso si no lo hace, quiero volver con ella, porque ella se encuentra en un lugar en el que no me creen un fantasma. Ella está allí, donde me notan.

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⏰ Última actualización: Mar 17, 2022 ⏰

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