E X T R A

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Extra

"______ Davis"

Me levanto de la cama, frunciendo el ceño. Miro todo mi alrededor. Y no está. Otra vez.

Escucho el llanto de Alana y suspirando salgo de mi cuarto dirigiéndome al de ella. La veo moverse de su cuna e intentando pararse.

Sonrío dulcemente y la saco de ella. Me mira y se calma. Saco los cabellos que cubren su vista. Los ojos verdes que sacó de Aidan le relucen con sus pestañas largas.

—¿Tienes hambre? Porque yo si— salimos del cuarto y vamos a la cocina. Donde la siento en su silla de comer para luego hacerme una coleta y hacernos algo de comer. Le corto la mitad de un plátano y dejo que lo coma a su manera, embarrándose todas las manos. 

Me preparo el desayuno de siempre, haciéndome recordar que tengo que hacer compras de la semana. 

Como en silencio con Alana, mirándola y recordando el día que le dije a Aidan estaba embarazada. Los dos lloramos como idiotas sin creerlo. Nunca me había imaginado con una niña. Y la única. No quiero más. 

La saco de su silla de comer y la llevo a la ducha. Está toda empapada de leche mezclado con plátano. 

Ambas nos cambiamos decentemente para salir al supermercado.

—¿Vamos?—murmuro sentándola en su silla en la parte trasera del carro. 

—¡Tá tá!— balbucea

Alana con solo un año recién cumplido hace semanas, ya intentaba caminar y hablar haciendo balbuceos.

Al llegar al supermercado, me pongo lentes de sol y a Lana su mascarillas. Es alérgica a el polvo y uno nunca saber cuando hay polvo en lugares ajenos y públicos. 

Tomo un carrito y siento a mi hija allí. 

Mi celular vibra mientras entro al lugar público y lo tomo sin ver.

—Buenos días, Sol— escucho hablar a Aidan.

Entrecierro los ojos, molesta.

—¿Sol? —espeto— ¿Lo dices porque sabes que estoy molesta o porque es uno de esos días en el que me lo dices?

—____...—murmura seguramente haciendo una mueca.

—No.— empiezo a meter lo que veo y necesito al carrito mientras Lana mete lo primero que agarra.— Es la cuarta vez en una sola vez en una maldita semana que desapareces hasta que me llamas. Gracias al cielo que esta vez llamaste en la mañana y no en la tarde porque juro que te iba a mandar a la mierda.

—Estoy trabajando...

—¿En qué, se puede saber? Que yo sepa, no trabajas en oficinas. Ni fuera de casa. 

—¿Tan tóxica y tan temprano?—dice tratando de hacerme causar gracia pero solo me genera ganas de en serio mandarlo a la mierda como nunca antes en mi vida. 

—Tóxica—susurro con una sonrisa amargada— Bien, Aidan. Si no me dirás que estás haciendo o en que cosa te has metido, no me hables. Porque esto no es la primera vez.

—Oye, no, solo..

—Adiós. 

—Cuida a Lana

—Eso es lo que hago siempre, a diferencia de su otro padre

—¿Estaremos así?

—Si.

—Bien...—susurra. Y se me despierta la esperanza en que me lo dirá— Nos vemos en casa.

Diecinueve y veintitrés [Aidan Gallagher] (✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora