Fotografía dos

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Noviembre 13, 1968.

Tus ojos derramaban lagrimas, grandes lágrimas. Porque nunca nadie te entendió, mucho menos a mi. Llorabas en mis brazos luego de que tu padre te diera un golpiza, solo por haber plantado rosas en tu jardín. Según él, eras un marica. Pero, ante mis ojos, eras el tulipán más bonito de Seúl.

Corriste hacia mi casa porque no tenías a otro lugar al que ir, mientras llovía tan fuerte te empapaste. Y cuando abrí mi puerta solo pude ver a un Jungkook mojado, con lágrimas en los ojos y un hematoma en la mejilla. Mi corazón se hizo añicos y llore junto a ti.

Odie tanto a tu padre que quise matarlo por haber dejado un horrible moretón morado en tu pómulo. Por suerte, yo vivía solo con mi madre y pudiste pasar la noche conmigo, a mi lado. Mientras dejaba reposar hielo sobre tu hematoma, secando tus lágrimas.

—Papá tiene razón, no soy normal. Yo tengo la culpa—. Sus lágrimas salían de sus bonitos ojos como una cascada sin fin, teniendo hipo debido a su llanto.

—Oh Jungkookie, esto no es tu culpa, jamás lo será. Tu padre es un agresivo alcohólico, no es tu culpa cariño, no lo es—. Acariciaba su cabello con tanta delicadeza, con miedo a que el chico se rompiera como un tan delicado cristal.

—Hyung, me gustan los chicos. Si mi padre me golpeó solo por plantar rosas, ¿qué me hará si le digo que...— Su voz fue interrumpida— No lo harás. Jungkook, no volverás a esa casa, es peligroso. Mi madre no tendrá problema con que te quedes aquí. Puedo dormir en el suelo si es necesario pero, por favor, no vuelvas allí.

Esa noche, a pesar de todas las lágrimas, todas las palabras y todos los consuelos, dormiste en mis brazos como un niño pequeño el los brazos de su mamá, aquella que habías perdido hace tantos años. Mi querido pedacito de cielo, prometí protegerte de todo desde aquel momento en el que bese tu mejilla mientras dormías, porque me enamoré un poquito más de tu nariz.

A la mañana siguiente, te tomé una foto mientras aún seguías dormido. Lo siento, fue sin tu consentimiento, pero no pude evitar tomar una foto de ti abrazando mi almohada.

Nuestra historia en fotografías | KTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora