Prólogo

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16 de Marzo de 1970

—Bienvenidos todos, muchas gracias por acompañarnos —dijo un hombre vestido de traje.

Nos encontramos en una conferencia en una gran empresa internacional.

—Como sabrán nuestro siguiente proyecto es desarrollar un centro comercial aquí mismo en Black City —dijo el hombre del traje.

—¿Hay algún problema con el proyecto, Agusto? —preguntó un hombre del comité.

—No su señoría, tuvimos un pequeño inconveniente pero ya está arreglado —afirmó el hombre del traje, nervioso.

—¿Se puede saber cual fue ese inconveniente? —lo cuestionó el hombre del comité.

—Tenemos pensado que este centro comercial sea el más grande de toda la ciudad, por lo que necesitábamos un gran espacio para construirlo —dijo.

El hombre del comité no dijo nada, por lo que solo prosiguió.

—Y no encontrábamos un lugar con los requisitos requeridos —explicó —. Pero al fin encontramos el lugar ideal.

—¿Y dónde es ese lugar? —preguntó el comité.

—En el bosque de Black City —respondió.

17 de Marzo de 1970
Bosque de Black City

—¿Qué le parece el lugar? —preguntó el hombre.

—Me parece un lugar adecuado para hacer el proyecto —respondió el comité.

—Señor tenemos un problema —dijo uno de los constructores llegando por atrás.

—¿Qué sucede? —preguntó el hombre del traje.

—Estamos tratando de talar los árboles, pero no sucede nada —dijo el constructor.

—¿A que te refieres con que no sucede nada? —lo cuestionó sorprendido.

—No tiene efecto, es imposible cortar los árboles —dijo el empleado.

El comité y el hombre sólo se quedaron inmóviles ante el hecho, pensando en una solución.

Efectivamente, aproximadamente 45 obreros estaban tratando de cortar los árboles sin resultado alguno.

—¿Alguna idea señor? —preguntó un obrero de baja estatura.

—Usaremos dinamita —respondió el hombre.

—Como diga —afirmó el obrero enano, no muy convencido.

Después de algunos minutos la dinamita había sido instalada todos retrocedieron a un lugar seguro y la detonaron.

*¡BOOM! ¡BOOM!*

Después de detonar todas las dinamitas una gran cortina de humo invadió el lugar, después de unos minutos el humo se esfumó por completo pero lo que vieron los dejó impactados...

—Esto no pondrá muy feliz a la embajadora Jaqueline —dijo un constructor, tragando saliva.

El Bosque estaba intacto, como si esa explosión no hubiera significado nada.
Cómo si nada, el suelo comenzó a temblar, parecía un terremoto de gran magnitud. El suelo se abrió y de el comenzaron a salir largas raíces que comenzaron a tomar a todos los trabajadores, algunos intentaban escapar pero se veía frustrado su escape cuando del suelo emergieron manos.

No parecían ser manos humanas, eran más bien manos esqueléticas en un estado putrefacto pero lo suficientemente fuerte para arrastrarlos a lo más profundo del infierno.

Todos corrían por sus vidas de un lado a otro mientras eran arrastrados, parecía una gran masacre sacada de la más terrible película de horror.

El último de los obreros corría por su vida, escuchando únicamente los gritos desesperados de sus compañeros, pero era demasiado tarde para ellos, pero al menos el podía salvarse.

Las raíces cada vez se acercaban más hacia el, el obrero corría con todas sus fuerzas como si su vida dependiera de ellos, que en ese caso era así.

Estaba por llegar a la salida del lugar, sin pensárselo dos veces salto la gran reja que dividía el bosque y el borde de la ciudad.

Al saltar cayó de espalda y pudo ver como las raíces se hacían enormes pero parecían no poder salir del bosque.

Dicho y hecho las raíces se hundieron en la tierra y el bosque volvió a estar como si nada hubiera pasado... De pronto del bosque emergió una especie de rugido, era como si el bosque mismo hubiera producido dicho sonido. Después de eso todo quedó en un aterrador silencio, el hombre se levantó del suelo y salió corriendo hacia Black City, en ese entonces conocido como Dark Town.

En Un Mundo Sombrío: El Bosque Maldito (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora