Capítulo VIII: El Atentado

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"Será difícil, pero se que el padre Eozeoldo sabe algo" - suspiro - "Todo por ti" - dijo y entró entre una gran multitud para desaparecer de vista. 

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Capilla de Black City

"No sé porque siento que esta visita no tiene nada bueno para mi" - se quejó Eozeoldo al recibir una noticia de uno de sus ayudantes

"¿Quiere que le diga que no esta?" - preguntó su ayudante

"Déjalo, tal vez hablar sea lo mejor" - dijo levantándose de su silla

El hombre salió de la habitación con una expresión de disgusto en su cara, aquella persona que se había anunciado en su capilla no era bien vista por este.

Llegó a la pequeña sala que tenía en la capilla, donde se encontraba una hermosa mujer, pero las intenciones no eran nada parecidas.

"Xholina Diamon" - nombró a dicha mujer

"Eozeoldo que bueno es verte" - sonrió malévolamente

"Ojala pudiera decir lo mismo de ti" - bufó el padre

"Tranquilo Eozeoldo, no tienes porque ser así conmigo" - esbozó una sonrisa sádica

"Mejor dime de una vez a que vienes, no creo que estés aquí para visitarme por gusto propio" - exigió Eozeoldo

"Tampoco creo que no sepas a que vengo" - regreso la forma de hablar - "Sabias que este momento llegaría"

"Claro que lo sabía, como tu sabias que no soltaría nada tan fácil" - anunció

"Vengo preparada" - sonrió astutamente, tomó su pequeño bolso de piel de lobo blanco que tenía colgado, cuando lo abrió sacó un pequeño frasco de cristal vacío.

Aunque el frasco estuviera vacío, Eozeoldo sabía que tenía que estar alerta, de cualquier movimiento que hiciera o no Xholina.

Si había sacado aquel frasco debía ser porque algo tenía planeado, era imposible que no se hubiera dado cuenta de que estaba vacío.

Xholina miraba el frasco expectante, como si estuviera esperando a que algo sucediera, permaneció así algunos minutos, al lapso de algunos minutos levantó lentamente la mirada y su sonrisa se ensancho, levantó la mano contraria a la que tenía el frasco y sopló lanzando un polvo púrpura que dio de lleno en el rostro de Eozeoldo. Este soltó un gemido de dolor.

"Te lo dije Eozeoldo, vengo preparada" - sonrió triunfante

"Qu-que mierda era eso" - dijo con dificultad

"Veamos, polvo, de un color púrpura, te causó mucho dolor, vamos Eo no es tan difícil" - fingió confusión

"Veneno" - inquirió

"Que listo" - del bolso sacó una caja de veneno que confirmaba lo antes dicho, no era cualquier veneno, era uno de los venenos más fuertes que existían, capaz de acabar con animales y humanos si no se trataba con cuidado y a tiempo - "Tranquilo, tengo el antídoto, te lo daré claro" - aclaró - claro" - se apresuró en decir - "Si me dices lo que necesito saber"

"Jamás" - exclamó con fuerza

"Sabes, me han dicho que es muy doloroso ver a un animal morir por este veneno, por lo que supongo que es igual o hasta peor ver a un humano morir por eso, pero creo que haré un esfuerzo por hacerlo" - río con malicia

En Un Mundo Sombrío: El Bosque Maldito (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora