La boda

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Bueno, que decirles, ya estamos en la boda, sentadas,en primera fila, en la esquina derecha, esperando a la novia, mi madre, al lado de mis hermanas Teté y Eva, la primera lleva un vestido blanco , no sé cómo explicarlo, pero me recuerda a como se visten las chinas o algo así, va guapísima la verdad, y Eva, va con un vestido corto de rayas de color negro y un gorrito de rayas también del mismo color , pelo recogido y maquillada como ella siempre va, con sombras negras... El caso , también va guapísima.

Y al otro lado, por la izquierda, estaban creo que nuestros supuestos hermanos, uno que aparentaba ser el más mayor, que tiene el pelo negro, así como despeinado, me recuerda a los pelos de las ovejas, así, esponjoso..., Bueno ya saben lo que digo..., alto, con un traje así con corbata y todo, elegante... Creo que tiene dieciséis años o algo así, después está el mediano, que tendrá casi la misma edad que yo y Teté, me imagino, igual con el pelo negro  cortito, bajito, pero más alto que yo, es que soy enana , no lo había dicho, y pues también con traje, si al final saben vestirse y todo... Y el más pequeño, pelo corto castaño claro, bajito , tendrá unos seis o siete años , y también vestía con traje , este es el más mono, ¡Me encanta! , es que lo veo y me quiero acercar para darle un achuchón, lo amo.

Y yo, pues voy peinada con un moño sueltito, con unos pequeños mechones rebeldes, de ropa un vestido simple pegado de color blanco, con un pequeño escote, casi nada , unos tacones blancos ni tan altos ni tan bajos, y de adornos me puse unos pequeños pendientes plateados , más un collar con un pequeño diamante brilloso, también plateado y uno que otro anillo, es que sin anillos no vivo sinceramente.

Y pues bueno, ¡Qué ganas de que empiece la boda!

–¿Porque los de al lado nos miran mucho? – Preguntó Eva.

Miré para allí, y efectivamente nos estaban mirando.

–Es que estamos perrísimas. –Dije con orgullo.

Ellas solo se rieron.

–¡Qué ya empieza! –Gritó Teté.

Casi me rompe el tímpano.

Volteé para atrás y vi como mi madre venía, envolviendo su brazo con un hombre bajito, me recordaba a los minions,con poco pelo, pero tampoco calvo, bueno, la verdad es que mí madre estaba guapísima con su vestido, se ve muy feliz , y si ella está feliz, yo también.

Le tiré un beso volado, y ella me sonrió sutilmente.

Siguieron caminando y el hombre se tropezó con el escalón que había, yo me estaba partiendo de risa, y mi hermana Teté me tapo la boca.

–Vale ya está , ya está. –Dije entre risas, es que también, me estaba asfixiando, porque también me estaba tapando la nariz.

Mi madre cogió al hombre ayudándolo a que se levantara para seguir su camino hasta que llegó al lado de Diego Serrano.

Se miraron y se sonrieron.

–Es que se ve que hay amor.– susurró Teté.

–A que sí. – suspiró Eva.

-–Que asco.– susurré yo.

Se voltearon y me miraron mal.

–¿Ahora qué? –les devolví la mirada.

Solo rodaron los ojos.

–Sí quiero.– Habló Lucía.

–Sí quiero.– Habló Diego.

Miré para detrás , y mi abuela estaba llorando de la emoción, qué mona.

Le sonreí y ella me devolvió la sonrisa.

El macarra y la pija [Los Serrano]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora