Capitulo I.

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14 de octubre de 2022,
Ultimo año de bachiller.

Si algo habia aprendido en ese año que transcurrió, es que el amor te hace actuar de forma estúpida. Lo nota en sus compañeros de clase cuando coquetean entre si, o en los chismes que corren en los pasillos sobre la relación de algunop.

Blanqueba los ojos ante las declaraciones apasionadas de todos ellos. Juraban amar una persona, lo proclamaban el centro del universo y en su mente era la idea mas ridícula de todas (¿Hola? Tenían diecisiete. No confiaba en nadie que hiciera tales declaraciones a esa edad. Eso explicaba porque no tenia tantos amigos) Y el karma jugaba en su contra, porque todas esas actitudes fueron copiadas por su mejor amiga. «La ineptitud es contagiosa» se repetía cuando Isabela llegaba a ella con una mirada soñadora y enamorada.

Isabela era selectiva en sus relaciones, detestaba las mentiras y no confiaba en las personas con facilidad. Aun así, era muy extrovertida y transparente. Sus grandes ojos marrones delataban todo lo que sentía, y sus labios decían todo lo que pensaba. Su honestidad atraía a las personas, y todos parecían adorar su comportamiento directo y seguro. Nueve años de amistad, y ella nunca había cambiado... Hasta ahora.

Isabela perdía todos sus poderes para socializar cuando de Lucas Roman se trataba. La chica mas parlanchina del colegio, que no se callaba ni debajo del agua, sellaba  sus labios y enrojecia sus mejillas cuando un par de ojos verdes se posaba en ella.

Miriam, con su pensamiento poco afectado por las películas románticas a las que era aficionada, no le parecía coherente ese cambio de actitud. Le parecía algo muy tonto el que Isabela no pudiera coordinar mente y boca cuando Lucas la saludaba. Evitaba golpear su frente cuando Isabela se sonrojaba de la nada y sonreía con coquetería en presencia del capitán de voleibol.

Así había transcurrido un año Uno muy divertido, aunque algo - bastante- fastidioso, puesto que, aparte de comida y musica Koreana, Isabela solo hablaba de Lucas Roman.

Era una mañana fria, de nubes grises y poco sol. Las corrientes de aire frío daban de lleno contra sus mejillas. Isabela la esperaba en el sitio de siempre, con un paraguas rosa protegiéndola de las gotas de lluvia. El cabello atado en una firme coleta alta y los lentes de pasta azul con algunas gotas de agua escurriendo de ellas. Dio un efusivo saludo al ver a Miriam antes de acercarse.

-—¡Tenemos que hablar! —Exclamó, enredando sus brazos  para empezar a caminar.

Miriam no terminaba de acostumbrarse a las muestras físicas de afecto que tenia Isabela. Le hacían sentir algo incomoda cuando no le avisaba antes de hacerlo.

—tienes que parar de hacer eso. Me dejaras sin brazo un día de estos.

Ella ignoró la queja, guiando con determinación a Miriam hasta la entrada del colegio.

— Se me ocurrió una idea brillante para hacer este año —Inició en tono bajo —Ya sabes, es nuestro ultimo año antes de la universidad.

No tenia que recordárselo, la universidad era un pensamiento recurrente desde el final del verano. Tenia una clase de calendario en la mente que le indicaba los meses que le faltaban antes de que tuviera que decidir que hacer con su vida el resto de su vida. Habian tantas carreras, y ella no se veía estudiando ninguna. El que hubiera tantas opciones le creaba inseguridad, no el sentimiento de libertad que su madre insistia en mencionar. Confiaba lo suficiente en su estupidez como para saber que escogerá algo que no le gusta solo por salir del paso. Si se concentra lo suficiente, puede verse a si misma a los treinta, con un gato, de esos feos que no tienen pelo, viviendo en la casa de sus padres. La mueca de decepción de su madre plasmada en todas partes. Un escalofrío la recorrió entera.

Una Mirada Bajo La LluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora