Capítulo III

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Miriam disfrutaba de su almuerzo con tranquilidad, prestando atención a Isabela y sus quejas sobre su ultima clase de filosofía, cuando una melena castaña apareció en su visión. Saludó a Isabela con entusiasmos y caminó hasta ellas a paso rápido. Miriam sintió la necesidad de huir.

No le molestaba su precensia, la chica era atenta y amable (¿Como dormiste Miriam? Luces feneomenal. Me gustan tus uñas. ¿Necesitas ayuda con latín?) con una actitud infantil y divertida que invitaba a Isabela a seguirle el juego a todas horas, como fingir que el suelo es lava de camino al colegio o cantar de la nada una canción de los años ochenta con la cual estaban obsecionadas (Algunos chicos lo intentan y otros mienten, pero no los dejo jugar) y Miriam no se sentía cómoda con eso. Lo llamaba sentido del ridículo, Isabela y Ariana le decian señora aburrida.

Isabela y Adrien estaban en el mismo grupo, ellos se reunían las tardes de los jueves con su equipo a practicar. Un asentamiento de cabeza en los pasillos, un saludo a la salida, una risa de Isabela y de repente ya eran amigos. Entendía porque, ambos tenian una energía similar, con grandes ojos brillantes y una risa fácil. Ariana bromeaba sobre ambos siendo pareja, lo que Isabela negaba con determinacion mientras sus ojos se desviaban a un Lucas distraido.

Se habían integrado de una forma bastante aterradora a la rutina de Miriam, y eso le provocaba una presión en el pecho cuando estaba sentada en el grupo, viendolos a todos reír, o cuando hacian planes en el grupo de Whatsaap y ella solo mandaba stickers de esa mano amarilla gigante para hacerse notar entre los cientos de comentarios.

Era miercoles a ultimo periodo, el tiempo en que Isabela y Miriam almorzaban solas quedo muy lejano en sus pensamientos mientras la escandalosa risa de Isabela resonaba en sus oídos.

Ariana se dejó caer junto a ellas, en medio de Isabela y Miriam, con una barra de chocolate manchando su guantes de lana grises. Sus hermanos (por que siempre estaba con sus hermanos. Miriam pensaba que eran algo así como los gatos siameses. Ariana siempre estaba pegada al brazo de Adrien. Alister bromeaba con Lucas y nunca quitaban el brazo del hombro del otro. Era una escena algo bizarra, con la diferencia de altura de cada uno. Cómica si pensaba en la forma en que caminan, casi como si cogiaran, puesto que Ariana tiraba de Adrien hacia abajo y Alister llevaba a Lucas a rastras) estaban sentados en el piso frente a ellas, tomando chocolate caliente de un pequeño termo que la mamá de los Graham habia preparado.

-¿Que vamos a hacer con la obra? -Lucas preguntó.

-Deberiamos practicar, los últimos tres sabados hemos estado echando chismes en lugar de hacer nuestro trabajo -regañó Ariana -no es que me arrepienta. Pero si quiero ser la protagonista, debo prepararme para la audición.

Miriam tragó grueso. Ella tenia guardado el texto en el fondo de la mochila y solo lo sacaba los sábados de doce a quince. No tenia aspiraciones artísticas y su voz era tan linda como cuando pasabas las uñas sobre una pizarra. Atiborró su boca con comida para así pasar de las preguntas; ella de verdad no sabia si tan siquiera iba a audicionar para ser el extra número doce.

-¿Que papel tomarás, Miriam? -Alister alargó su nombre con la clara intención de irritarla.

-Es verdad -Concordó Isabela, ajena de la batalla de Miradas entre Alister y ella -¿Que papel deseas interpretar?

Masticó despacio, intentando ganar tiempo, aunque solo sintió incomodidad al ver como todos le prestaban atención, esperando una respuesta.

-No lo he pensado.

-Deberias, la audición es en dos días, cariño.

Como lo odiaba, a él y sus ojos marrones que mostraban inocencia siempre que le llamaba por apodos. No le agradaba que la tratara con esa facilidad, como si se conocieran de toda la vida. Blanqueo los ojos.

Una Mirada Bajo La LluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora