[12] Un enigma

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Capítulo 12, Un enigma

—¿De qué hablas?

—De la casita que hay en el jardín trasero. ¿No la has visto antes tampoco?

—No sé de qué hablas —Jungkook dió un sorbo a su café y sé quemó. Lo escupió en la palma de su mano y, apretando los ojos, sacó la lengua como un perro. Me quedé mirándolo sin saber qué hacer—. ¡Me quemé, me incineré, me carbonicé! —dijo él torpemente con la lengua afuera—. ¡¿Quién hace el café tan caliente, tan ardiente, tan...!

—¡Ya entendí, Jungkook! Te quemaste. Toma esto —le extendí una servilleta de papel que encontré sobre la mesa para que se limpiara el café que resbalaba por su barbilla, pero él se la pasó por la lengua. 

—Demonios... —volvió a quejarse con ese encanto torpe. 

—Entonces no sabes nada —pronuncié pensativo, observando el vapor salir de mi taza—. Me llama la atención que tenga las luces encendidas, ¿sabes?, porque, ¿para qué el señor Young las dejaría encendidas al irse de viaje? ¿No?

Miré a Jungkook y lo encontré moviendo los labios al ritmo de una canción que escuchaba con los auriculares puestos. Genial, no había escuchado nada de lo que había dicho. Pero aún podía preguntarle a Sahumerios y a Cejas; quizás alguno de ellos tuviera idea.

Subí las escaleras, y lo que encontré arriba instantáneamente llamó un poco mi atención: ambos hablaban en una voz baja para ser normal, el dedo de Taehyung se clavaba de forma intimidante en el pecho de Yoongi y, como le sacaba una cabeza de altura, desde arriba parecía mirarlo de una forma retadora. 

—¿Sucede algo? —me entrometí en la extraña situación subiendo los últimos peldaños para quedar frente a ellos.

Ambos voltearon a verme, y el dedo de Taehyung bajó lentamente para meterse dentro del bolsillo de su túnica blanca. Yoongi hizo una mueca de molestia y apoyó sus dos manos en su cintura.

—Le decía a este tonto que podemos rotar las habitaciones. ¿Por qué yo tengo que dormir en el sofá?

—Porque llegaste último —contestó Taehyung con una sonrisita de satisfacción.

—¿Y tú llegaste primero? —le preguntó Yoongi.

—No, yo lo hice —contesté antes de que Taehyung abriera la boca.

—Entonces tú debiste haber elegido la habitación principal, ¿no es así? 

—No la quiso —se apresuró a decir Taehyung.

—Nunca hablamos de eso —admití.

Los ojos de Taehyung se pusieron en blanco, como si la situación le estresara mucho.

—¿Por qué no rotan la habitación entre ustedes? —propuso él con una sonrisa sarcástica.

Junté mis cejas y lo miré esperando que fuera una broma. Pero no lo era. Taehyung no iba a ceder. 

-Okay, le daré mi cama al Cejas. Después de todo cualquier sofa de toda esta casa será más cómodo que los colchones de alfombra en los que he dormido en los moteles. 

Yoongi asintió y amagó a irse, pero antes de que pudiera hacerlo lo llame para hablar con ambos. 

-¿Oigan, alguno de ustedes sabe de qué se trata esa casita en el fondo del jardín? La vi por la ventana de la habitación y tiene las luces encendidas. Jamás la había visto antes. 

-Debe ser alguna sala de guardado, un galpón o algo así -contestó Taehyung elevando los hombros.

-Pero es que me llama la atención que todo se ve muy... lujoso para ser un simple lugar de guardado.  Parece estar muy limpio, tiene cortinas y todo eso. Además, ¿por qué tanta seguridad? Me refiero al paredón de ladrillo que la rodea. 

-Jamás lo había visto, pero mi elevada intuición me dice que no quiero saberlo -Taehyung se cruzó de brazos—. Además todo aquí es lujoso, ¿de qué te sorprendes?

Entonces intenté lanzándole una mirada convencedora a Yoongi como ultimo intento de que alguien me acompañara a ver de qué se trataba ese lugar. 

-¡Ay vamos!, ¿no les da intriga? ¿Un poquito aunque sea? 

Yoongi negó con la cabeza. 

-Nada me da menos intriga que eso. Se habrá olvidado las luces encendidas antes de salir, debe tener una sala de música, de pintura, un lugar donde guardar herramientas o algo así.

-Pero escuchen, las maquinas y herramientas que usamos para arreglar el jardín las guardamos en el galponcito de adelante, junto a la entrada del auto, por lo tanto ese lugar no es para guardar máquinas. Tiene que ser algo más y quiero ir a ver qué es. 

De repente, en unos saltos rápidos por los escalónes, Jungkook apareció y se paró agitado a nuestro lado, metiéndose en la ronda de conversación. 

-¡Eyyy! ¿Qué pasa, amigos? -preguntó acomodando su pelo bicolor con sus dedos. La parte verde fluorescente parecía darle problemas al estar muy enredada. 

-Sucede que Jimin quiere entrar a una casita en el fondo del jardín -le contestó Taehyung en un tono calmado y muy lento-. Ni siquiera sabemos qué ente maligno podría estar habitando ese lugar y él quiere entrar. Y no somos amigos, solo para aclarar.

-¡Estás demente, Apodos! No pienso ir a ese lugar. ¿Y si tiene cámaras? ¿Eh? -me gritó Jungkook con una cara de total espanto.  

-Pues planeamos borrarlas en estos días, antes de irnos, ¿verdad, Cejas? Tú tienes la llave de la puerta del cuarto de seguridad. 

-Sí, la tengo. Lo haré luego. 

-Bien, entonces está decidido, Yoongi y yo iremos a ver que hay allí atrás. 

-¿Por qué yo? -se quejó. 

Miré a Sahumerios y a Sinónimos y me dio lastima decir frente a ellos que era porque entorpecerían la investigación con sus peleas y locuras, y seguramente los cuatro haríamos un desastre. Pero no pude decirlo. 

-Bien, iremos todos...

Suspiré nervioso de antemano, sabiendo que si algún vecino de las casas lindantes nos veía cruzar el jardín, estaríamos muertos.

SIN PERMISO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora