3. Sospechas de corrupción

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Sandy

Semanas han pasado desde la llegada del nuevo residente al pueblo. Extraño, Derrick ya ha conseguido trabajo. No ha dado mucho detalle, solo que trabaja en una tienda. Ni idea de qué, pero he de suponer que es de ropa y se gana alguna comisión o algo, pues los trajes que se compra son bien elegantes. La verdad no me quejo, le quedan demasiado bien, son de su estilo. Para qué voy a sospechar de algo raro, ¿o no? Digo, a la vez que él se hospedó en mi casa, las personas en el pueblo se han comportado de una forma inusual. Quizás sea cosa mía, pero algunos murmuran sobre situaciones ilícitas.

Como sea, yo tengo que seguir aburriéndome con estas estúpidas plantas mientras mi padre le da órdenes a los empleados y aconseja a la gente del pueblo ¡Ah, un poco de consideración, soy su hija! Sí, ya sé, uno tiene que aprender el valor del oficio, pero es terrible nada más estar sacando mala hierba sin hacer nada productivo para tu vida.

Debería hacerle caso a Ulysses y largarme de aquí, buscar mi propia razón de existir, un propósito que tenga que ver más conmigo. Solo me aburro. Pensé que sería interesante tener a un huésped misterioso y atractivo como Derrick, pero no es como si me prestara atención ¡Sandy, concéntrate! No porque encuentres a un chico guapo en el río y le salves la vida, va a mejorar la tuya ¡Debo hacer yo algo por mí misma!

Ah, ya sé, le ofreceré un té.

Debe ser la idea más estúpida que he tenido, pero es la única que se me ocurrió, así que allá voy.

Me dirijo a la habitación de huéspedes, llevando la bandeja ya lista y antes de golpear a la puerta, escucho una conversación de Derrick al teléfono.

—Sí, el cargamento, al anochecer.

¿Cargamento?

—Mejor que sea fuera del pueblo, no quiero que nos vean —continúa.

¡Oh, cielos, cosas ilícitas y corruptas! Nah, estoy imaginando cosas. Bueno, no importa, mejor me voy.

Me giro, pero su voz me detiene.

—Sandy.

Me doy la vuelta, así que río, nerviosa.

—Te... te traje un té —aviso para salvarme como puedo.

¡No soy cotilla, lo juro!

—Te ibas —afirma.

—¿Eh?

Camina despacio y agarra la taza de la bandeja de forma muy suave, llevándose el líquido a su boca de una manera sutil, sin dejar de observarme.

Qué intenso.

—¿Me espiabas? —expresa directo.

Me petrifico.

—Yo... yo...

—Está delicioso —susurra y toma un poco más.

Me agarra un escalofrío, se encuentra demasiado calmado, ¡pero lo descubrí! Una persona sospechosa estaría nerviosa, yo lo sé. Entonces, ¿por qué soy yo la que tiembla? Quizás estoy imaginando demasiadas cosas sin sentido.

—Dime, Sandy. —Mantiene su tranquilidad y continúa—. ¿Quieres venir?

—¿A... ¿A dónde?

¿Va a matarme? ¿Voy a morir? ¡¿Voy a terminar con los peces?!

—A conocer la tienda en la que trabajo —declara algo normal, así que suspiro aliviada, pues solo era eso, una cosa simple.

Demasiadas pelis de mafia, quítenme la tele. 

___

Jajaja te amo Sandy, eres tan adorable y graciosa ❤️

Bueno, ya establecí las bases de la historia con estos tres capítulos, ya tengo donde caminar. No quería dejar la obra al aire, sin dejar claras algunas cosas. 

Gracias por leerme, espero que les esté gustando y nos vemos cuando ya sea la próxima actualización.

Atte: Vivi.

Caballero Malvado (R#14)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora