Sandy
Se oye la cajita de música en el armario, me observo al espejo en la pared de mi habitación, ato mi trenza para que quede bien ajustada y me mantengo perdida en mis pensamientos.
La canción frena y reacciono, pienso en algo diferente. Recuerdo la situación del granero, así que me sonrojo. No pudimos hablar sobre eso. En cambio, estuve hurgando para averiguar sobre ese cargamento, pero se me fue el camión. Si pudiera verlo, sacar todas mis dudas, quizás no estaría dudando de Derrick.
Parezco confiada, pero la verdad es que desconfío de todo, no importa lo guapo y educado que sea, ni lo mucho que me atraiga, si no me saco estas sospechas no estaré tranquila.
Termino con mi trenza y salgo del cuarto, entonces veo entrar a la casa al hombre que inunda mis pensamientos. Mi corazón se acelera, entonces me aproximo hasta él.
—Derrick. —Mis mejillas arden.
—Sandy —dice serio.
Debe pensar que soy una entrometida.
—Siento la situación del otro día, me parece extraño que lleguen camiones tan grandes al pueblo.
—Soy un empresario, es normal, cuando haga prosperar este lugar, ya no dirás eso.
Bajo la vista, triste, así que analizo antes de expresar cualquier bobada.
—Lamento si parezco cotilla, pero es que soy muy desconfiada —expreso con vergüenza.
—Proteges a tu gente, está bien.
Vuelvo a mirarlo, se encuentra sonriendo, entonces me sonrojo otra vez.
—Yo...
—Pensé que vendrías a hablarme de la situación del granero —acota y me sobresalto.
—So... sobre eso, gracias por no mencionarle el tema a Ulysses.
—¿Por qué lo haría? —Da un paso, cortando la distancia entre nosotros—. Es nuestro asunto, de nadie más.
Trago saliva.
—Bueno, yo... no debería repetirse y también debo pedir disculpas, no debí irme así, lo siento.
—Te asustaste, eso es todo, no tienes por qué disculparte. Más bien, yo debería pedirte perdón. —Me observa de forma intensa y tan cerca—. Tu primera vez no debería ser en un granero, fui muy descortés.
Quedo en shock.
—¿Qué...? ¿Cómo supiste sobre...? Digo, que yo no estuve... —Se me mezclan los cuestionamientos, me avergüenzo, por lo tanto cambio la pregunta—. ¿Quién dijo que serías el primero? —expreso muy nerviosa.
Se mantiene tranquilo y evita reírse, solo me regala una sonrisa.
—No lo supe, lo deduje, perdón por mi imprudencia.
—Yo... eh... —Bajo la vista, inquieta—. No... no sé qué decir.
—Fui demasiado directo, lo lamento, no fue mi intención asustarte.
—¡No, no! —Alzo la vista y agito las manos un momento, luego las bajo despacio—. Yo... solo me sorprendí. —Tengo mucho calor, luego reacciono y miro para todos lados—. No hablemos de esto acá, papá podría escuchar. —Bajo la voz.
—Tranquila, salió muy temprano, no creo que haya regresado.
Él es tan calmado, qué envidia.
—Yo...
—Sandy, me entristece que me digas que no podremos repetir la situación del granero —insiste con el tema y me paralizo.
—No, no se puede, ya te dije una vez que yo no hago ese tipo de cosas.
—También me dijiste que te sentías curiosa sobre el tema.
—¡Sí! Pero... no te conozco tan bien, ni sé si seas la persona indicada.
Su sonrisa se expande.
—¿Y quién sería el indicado?
No hay mucho que elegir, pero no voy a aclarar eso.
—No sé, pero tú no. No quiero ser descortés. —Uso sus mismas palabras—. Pero no estoy buscando algo de una noche, ya te dije, no ando con cualquiera, no hago esas cosas.
—Opino que una mujer puede tener toda la libertad sexual que quiera sin atarse a un hombre —proclama directo.
—Bueno, sí, pero... yo no, no hago eso.
—Lo dices como si fuera malo.
—¡No lo es! —chillo—. Pero respeta mis costumbres.
—¿Las tuyas o las de tu padre?
Golpe bajo.
—Yo... yo...
—Mira, Sandy, no te estoy presionando ni nada, solo te estoy dando mi impresión de los hechos. Además ¿Por qué sería una noche? —Pone la mano en su pecho—. No creo ser hombre de una sola vez, qué aburrido probar algo y no repetirlo, para saber si puedes cambiar de opinión.
—¿Hablas de la mía o de la tuya? —contraataco.
Se ríe.
—Ambas, al final yo terminaré queriendo una relación y tú varias —bromea esto último.
—No me parece gracioso.
—Los cambios siempre pueden ser buenos, podrían hasta ser divertidos.
—Pero no me reiré. —Me cruzo de brazos.
Toma mi mejilla y me estremezco.
—Te debo un beso —declara de repente y cerca de mi boca.
—¿Qué?
Se aleja.
—Dijiste que no me conocías y la verdad es que es cierto, pasé directo a manosearte, ni un beso te di. Pediré disculpas de nuevo, es que ese vestido me quitó toda la educación que tenía, me desconcentró.
No sé por qué, pero siento que lo que aclara es pura mentira.
¡Agh, la desconfianza crece en mí!
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Caballero Malvado (R#14)
RomanceSandy quiere averiguar quién es el culpable de la corrupción en su pueblo, para su mala o buena suerte es el guapo y malvado Derrick Lamarck. #PorCulpaDeUnRicoy