Capitulo 12. La prima de Thompson

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Era el ultimo día de descanso y había que celebrarlo. A todo los que nos dieron el permiso iríamos al mismo salon. Desde que me entregué por completo a Gerald no hablamos más sobre ello, es decir, me miraba mucho pero no me decia nada al respecto, lo que me sentaba muy mal y me hacía daño. Dormíamos en la misma cama pero nada superaba los abrazos...¿Que le pasaba?

-Llegamos tarde.- Grito Alejandro detrás de la puerta del baño.
Cierto, he olvidado comentar que iría siendo Beth a la fiesta, ya que era mi ultimo día...

-Ya voy, impacientes - dije repasando por ultimo mis labios rojos y mirándome al espejo. He de decir que este vestido negro ajustado me sienta genial, y antes de taparlos de nuevo voy a lucir mi escote esta noche.

Abrí la puerta, y Alejandro estaba toqueteando su reloj. Me cruce de brazos, no estaban ni Gerald ni Chris.

-¿Y los demás?- pregunté.

-Fueron a buscar una taxi.- Alzo la mirada y me miro de arriba abajo, haciendo que me sonrojara.- Beth, estas preciosa.

-Gracias.- reí .

-Por favor.- puso su brazo en forma de taza para engacharme a el.- ¿me acompaña my lady?

-Claro.- Rei y salimos una vez que me agarre a el. Salimos del hotel agarrados el uno del otro, y lo agradecí, era difícil andar con esos tacones rojos.
Al llegar estaba Gerald de espalda y Chris mirando hacia donde veníamos mientras hablaban. Se me quedaron mirando. Y Gerald al darse la vuelta note su penetrante mirada sobre todo mi cuerpo hasta mis ojos.

-Dejen de admirar a mi pareja, chicos, que me la gastan.-.

-Pues vaya suerte.- Dijo Chris. Todos rieron menos Gerald.

-¿No crees que no es muy indicado ir así?- dijo Gerald

-Dejala, es su ultimo día de libertad..-Dijo Alejandro.

-No, olvidarlo.- Dije molesta. -Se cuidarme de mi misma.-Me solté de Alejandro y seguí mi camino al salón donde habíamos quedado todos. No estaba lejos, así que decidí ir sola.

Deje a esos cabeza de chorlito atrás, y camine bajo la noche por la calles de Londres. Muchos hombres uniformados me miraban y lanzaban piropos, eso me hacia sentir genial.

Poco después llegue, y al entrar estaba lleno de gente perteneciente a nuestra compañia, no vi ni a Gerald, ni Alejandro ni Chris. Pues si que tardaban.
Vi a Tony junto a Antonio en una mesa al lado de una ventana, tomaban dos cervezas y nada mas cerrarse la puerta todo militar allí dentro me observó.

Ignore sus miradas y me senté en la barra.

-Lo mas fuerte que tengas.-

-¿Tu también vas a la guerra mañana, my lady?- escuche a mi espalda.

Me torne y vi a Gonorrea detrás mía. Era un excelente soldado pero en persona perdía mucho ya que no se relcionaba y había rumores de haber matado el sólo un pelotón.

-También tenemos dias duros las mujeres.- le respondí posando mis labios rojos sobre el cristal y bebiendo el licor.

Me miraba mucho le rostro y eso me incomodaba muchísimo.

-Bueno..¿y que hace sola aquí?- dijo sentándose a mi lado.

-Pues...-

-No lo está.-dijo una voz junto una mano que rozaba mi cintura desde mi espalda. -Siento haberte hecho esperar, Beth.-

-Vaya, Alemán, no sabia que tuvieras una amiga tan guapa en Londres.- miro a Gerald y después a mi, guiñandome el ojo.- no tardes tanto la próxima vez.- y se fue.

Till the end of the line [WWII]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora