Capítulo 16 - THE WAR IS OVER

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Todo se había tornado negro hasta que unas suaves caricias me habían despertado, unas tan suaves caricias que me hacían sentir como en el mismísimo cielo.
Al abrir los ojos pude ver como unos ojos tan azules como el firmamento clavando su rostro. Sentía el sabor a hierro en su boca, había sangre y el rostro que la observaba. Gerald estaba abrazándola y había lágrimas en sus ojos, lágrimas que se limpió cuando la vio despertar. Comenzó a besar todo su rostro a medida que yo espabilaba.
-Gerald... - Murmure. El solo sabía asentir con la cabeza y terminó besando sus labios.

Se movían, iban en un coche. No había heridas graves para todo lo que podría haber sucedido. Nuevamente cerró los ojos pero estaba vez con una sonrisa en sus labios entre los brazos de Gerald. Iban a casa. 

El sol cegaba mis ojos, apenas quería abrirlos pues era bastante molesto ya incluso con ellos cerrados. Me moví un poco, lo justo para dar la espalda a aquella fuente de luz, aunque una sorpresa me sobresalto: no estaba sola en la cama.
Entonces fue que abrí los ojos para comprobar dónde estaba realmente ya que no recordaba nada, solo aquel movimiento en el coche y el calor de Gerald junto a mi. Para mi propia sorpresa estaba ese hombre de ojos azules, y mechones dorados como el sol descansando plácidamente junto a mi. Su respiración era lenta, tranquila, y no había más ruido en aquella habitación que la que el hacía al respirar en paz, dormido. Entonces fue que me dediqué a mirar aquel lugar, era una habitación amplia, una cama doble y parecía ser un apartamento bastante clásico, antiguo, pero con un inmueble de la época.
Su curiosidad le gritaba que se levantara de la cama, y así lo hizo aunque con cuidado ya que no quería importunar el descanso de su hombre. Se acercó a aquella ventana que había molestado el sueño de la mujer, y observe entonces un espléndido día soleado en Londres. ¿Cuando habían llegado allí?

— ¿Ya has dormido suficiente? — Una voz ronca hizo que me girara, justo a ver en aquella cama a Gerald medio adormilado. Ahora podía apreciar mejor su cuerpo, iba sin camiseta y tenía las típicas cicatrices que dejaba en tu cuerpo la guerra, sin duda.
Aún así no se demoró en acercarse a el y por tanto, a la cama.
— Suficiente como para no recordar mi viaje desde Berlín a Londres.— Le había expresado mientras sus ojos se clavaban en los de el, asomando una sonrisa en sus labios rojizos.
— Estabas cansada, malherida del golpe y es cierto que directamente nos trasladaron a aquí, a esta ciudad, a nuestro hogar.— Parecía que la sonrisa se agrandaba en sus labios a medida que hablaba.—Compre este apartamento en mi último descanso aquí, no tenía seguro si volvería vivo pero... si lo hacía, quería hacerlo teniendo mi futuro a tu lado asegurado.—

Obviamente mi rostro fue cambiando en muecas entre desconcierto, felicidad y sorpresa. ¿Era nuestro hogar?

— ¿Estas diciéndome que la guerra terminó y viviremos aquí?

— Si, a no ser que tengas otra preferencia.— No. No tenía otra preferencia, es de lo que más segura estaba: no quería otra vida que no fuera a su lado.

— Mi hogar es donde tu estes, ya sea en Londres o en una trinchera. — Y así era. Estaba emocionada, claro que si. Había pasado tres años detrás de él, alistándome en un ejército donde no admitían mujeres, y jugándome la vida tantas veces solo por el. Había perdido amigos, grandes amistades y los había visto morir frente a ella. Había visto como cruelmente una vida era arrebatada de niños y mujeres inocentes y no podías hacer nada por salvarlos. En cierto modo, me sentía bastante mal por ser tan egoísta, por haber sobrevivido y haber obtenido de esa guerra tan cruel y fría al amor de mi vida.

No sentía haber ganado la guerra aunque en la calle la gente no dejara de celebrar, ningún humano había ganado, pues los horrores cometidos superaban incluso a la ficción más elaborada que pudiera recordar. Todos habíamos perdido, no había duda.

Estaba dispuesta a seguir con mi vida, una vida por la que había luchado a sangre y fuego, pero no sólo lo haría por mi, sino para poder llevar en mi memoria y corazón a todos aquellos que había perdido, darles vida y poder contar las historias de estos héroes hasta mi último suspiro.

Till the end of the line [WWII]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora