capítulo ocho

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Dara sintió su cuerpo relajarse notoriamente al sentir las suaves caricias de las manos de Jungkook sobre sus delgados cabellos, ambos se habían puesto terriblemente melosos después de aquella sesión de tristeza y melancolía al escuchar la historia descriptiva de la menor.

Un desamor demasiado doloroso.

-Entonces... ¿de negro?-. Pregunto Dara en un pucherito después de haber desahogado sus penas.

-No preciosa, no hagas pucheros, solo pintame el cabello-. Dijo el sonriendo levemente y ella asintio con su cara más iluminada.

Tenia las mejillas en tono semi carmín, sus ojitos ligeramente más pequeños debido al llanto y sus labios, joder. Estaban rojos, un rojo tan malditamente intenso, tanto así como cerezas, se veían tan apetecibles, tan... masticables. ¿Se llegaría a enojar si el le mordiera los labios en un beso?

-Dara-. Hablo Jungkook.

Ella, al girar su cabeza hacia el casi pelinegro [exceptuando aquellas mechitas decoloradas al rededor de su cabello] un beso fuerte fue posado en sus labios, un beso rudo y lleno de desespero.

La presión arterial de Jungkook fue de inmediato acompañada por la de Dara, ambos disfrutando del momento que estaban teniendo, un momento que les resultaba asquerosamente íntimo y de cierto modo especial.

Una mordida fue puesta sobre la suave y tentadora boca de Dara, esta no reprocho, al contrario su cuerpo se inclinó hacia adelante de si misma juntando así los pechos agitados de ambos.

-Ah, Jungkook no dejes marcas que me dejaste tres la última vez y las vio Nam-. Dijo ella entre jadeos y el río sobre su piel haciéndola estremecer.

-Como desees muñequita-. Dijo el y ella sintio un mar desatarse entre sus piernas.

Quizá estaba siendo patéticamente descriptiva, pero la definición de lo que estaba sintiendo en ese momento era corta.

Excitación, ¿hace cuanto no sentía algo así con alguien? Era jodidamente sensual y terriblemente pecoso, pero no le interesaba ¿qué tenía de malo sentirse atraído sexualmente por alguien? La sociedad imponía los reglamentos sexuales.

Una mujer sexualmente activa era una puta promiscua, un hombre sexualmente activo era un Casanova don juan de primera mano.

¿Una mujer no podía disfrutar de tener sexo con alguien? Era una total estupidez de la sociedad.

Había tenido millones de pláticas sexuales con ginecólogos, psicólogos hasta incluso con los que algún día fueron sus amigos más íntimos, con precauciones, tips y hasta más allá, fetiches.

Sus pensamientos fueron cortados al sentir la mano de Jungkook jugar con sus bragas, había llevado una falda debido al calor de los mil demonios que tenían en Seúl gracias a que recién estaban a mediados de verano.

-Oh Jungkook~-. Gimio ella ante su toque.

-¿Te gusta, uhm?-. Hablo riendo con voz ronca y ella asintio sintiendo sus palabras atorarse.

-¿Y... así?-. Pregunto esta vez metiendo dos de sus largos falanges en ella.

Sus manos se aferraron a su camiseta y ahogó un gemido contra su cuello.

Sus dedos comenzaron a crear un mete y saca bastante rítmico, las palabras de Dara se quedaban atoradas en su garganta y sus piernas habían empezado a temblar notoriamente al sentir la otra mano de Jungkook sobre su trasero.

Apretando, amasando y golpeando este ligeramente.

-Ah... Jungkook mmmhg~-. Susurro sobre su oído y el sintio su pelvis tensarse.

Quería follarla, y follarla bien.

-Quiero follarte-. Dijo el sobre sus labios-. Joder, realmente quiero hacerte gritar.

Al terminar de hablar saco sus dedos del interior de ella, sintiéndolos fríos al alejarse por completo. Llevo su mano a sus labios quitando todo rastro de ella y la menor sonrió con malicia.

Ya no podía evitarlo, después de eso le había generado más confianza al empezar este tipo de indicios sexuales entre los dos.

Se alejó de su regazo y se arrodilló frente a él, la cara de Jungkook gritaba ser ayudado a toda costa.

Era un interminable y perfecto poema de Shakespeare ante sus ojos.

Jungkook desabrocho la hebilla de su cinto y desabotono sus jeans anchos con desesperación, necesitaba mitigar la sensación de dolor que sentía su cuerpo, estaba caliente y poco era lo mínimo.

Juraba que acabaria siendo una piedra de lo duro que se estaba poniendo.

Dara se hacerco lentamente al ver a Jungkook sacar su miembro y comenzar a masajear el falo con una buena fricción y rápides, su cabeza se inclinó hacia delante sacando un suspiro pesado cuando Dara sustituyo la mano de Jeon por la suya, su calida y delgada mano envolvió el tronco por completo, empezando con un ritmo bastante suave para después ir aumentando la velocidad de este hasta por fin conseguir a Jungkook gemir con un poco más de volumen.

Un gemido ahogado salió de su boca al sentir la garganta prieta de la menor, sentía que su cuerpo estaba teniendo una sesión de reencarnación propia, sus sentidos se encontraban uno tras otro sintiendo espasmos corporales en todo su torso. Tenia la necesidad de que ella tuviera la mejor parte de el y eso le confundía, entendía la parte en la que le gustaba, no había duda después de la velada que habían tenido en la casa de la menor.

Su cuerpo además de sentir espasmos sentía un huracán desatado en su estómago ¿cuándo fue la última vez que sintió algo así? Sin duda alguna desde que terminó con Eunha, y eso fue cuando tenía 17 años.

Lo habían jodido en el aspecto amoroso pero era como se ella llegase a enmendar todas sus inseguridades para sustituirlas por amor.

-Mierda... bebé un poco más lento, joder así-. Susurro cuando ayudo a Dara a ir un poco más lento y sintió su cuerpo tensarse al verla chupar de forma atenta.

Estaba poniendo su empeño y eso le estaba ayudando a llegar más rápido a su éxtasis.

-Me voy a correr, mierda-. Susurro y gimio alto cuando Dara mordió ligeramente todo el falo con sensualidad.

Se separó levemente de el con la boca cerrada, Jungkook respiraba agitadamente y Dara se acomodaba la ropa.

Estaba caliente, y mucho a decir verdad.

-Ven aquí bebé, aún no termina esto-. Dijo el riendo y la tomó de la cadera para acercarla a él, la sentó sobre su regazo y le limpió la comisura del labio con su dedo pulgar-. Hiciste un excelente trabajo pequeñita, es hora de tu premio.

Al acabar de hablar Jungkook saco de su bolsillo trasero un condón, Dara solo nego levemente al ver la facilidad con la que los llevaba.

Al colocarlo alguien toco la puerta del lugar en el que estaban y ambos se asustaron. Tras no saber que hacer Jungkook tomo a Dara de la cadera y entro en ella de una estocada mientras callaban sus gemidos.

-Pintame el pelo, ya ya ya-. Susurro Jungkook y ella asintio riendo levemente.

-Adelante-. Dijo Jungkook.

En un intento de tomar los colores que usaría sintio a Jungkook ingresar más en ella sacándole un pequeño gemido, agradecía que la falda le tapase lo que estaban haciendo.

Al volverse a acomodar Jungkook tomo su cadera para evitar que se siguiera moviendo, estaba haciendo su mayor esfuerzo para contener las ganas de penetrarla a su merced.

La puerta se abrió mostrando a Yeji con una sonrisa cínica en su rostro, Dara solo rodo los ojos y Jungkook solo murmuro groserías en tono bajo.

Ambos estaban hartos de la pelirosa, parecía chicle pegado a lo que ellos hacían, y ese no era el problema, el problema era que ahora no podían hacer nada ya que tenían la mirada fija de la metiche de Yeji.

Ambos soltaron un suspiro pesado e hicieron sus intentos más grandes por disimular lo que estaban haciendo.

¿Follar frente a alguien? Estaba en la lista de deseos de Jungkook, y ya estaba cumplido, no de la mejor forma pero estaba cumplida.

𝑴𝒆𝒄𝒉𝒊𝒕𝒂𝒔 ☽︎ ʲᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora