26

4.1K 540 493
                                    


Perplejo.

No tenía ninguna otra palabra para describir cómo se encontraba allí. Había sido un día normal, tan normal como se podía luego de atravesar por un ataque de los cazadores la noche anterior.

Habían desayunado como siempre, aún más tensos que de costumbre debido a que Hyori y Jaejoong estuvieron presentes pero se fueron poco después del almuerzo junto con el pelinegro. Jaemin no había pasado por alto lo enfermo que este lucía al tener que salir de la casa pero no pudo siquiera moverse.

Ahora, un par de horas después de aquello, estaba allí en el enorme patio trasero. Había deseado algo de tranquilidad hasta que su mejor amigo decidió que la idea correcta era molestarle. Tuvo que rodar sus ojos y escuchar todas sus tonterías hasta que este se levantó del césped para decirle que tenía algo increíble que mostrarle.

Cuando comenzó a quitarse la ropa estaba a punto de decirle que su pene no debería de ser lo suficientemente impactante para llamarle increíble pero quedó sin palabras con lo siguiente que vio.

Bien, sabía que su amigo era un hombre lobo. Logró ver tan sólo una vez a Ten en su forma animal y era enorme.

Nunca creyó estar lo suficientemente preparado mentalmente para ver a Yang Yang convertirse en uno. Y, siendo honesto, no quería volver a hacerlo en toda su vida.

Era algo horrible.

La forma en la que este se retorcía y sus huesos tronaban al romperse para reacomodarse. El pelaje creciendo y las garras apareciendo. Se veía jodidamente doloroso. Fueron apenas unos segundos pero creyó que duró demasiado.

Aunque Yang Yang no parecía estar en lo absoluto adolorido cuando se mostró orgulloso sobre sus cuatro patas. Sin embargo, no podía estar seguro. No era experto en averiguar y entender expresiones caninas por el momento.

Los ojos del gran animal lo siguieron en silencio mientras Jaemin se movía a su alrededor, observando el pelaje gris que le cubría. Con cuidado y algo de temor, pasó una mano sobre este. Era más duro de lo que esperaba pero Igualmente suave.

— Mierda, esto es una locura.

Pronunció antes de reírse por los nervios, volviendo hacia el frente. El lobo era enorme, estando sobre sus cuatro patas incluso era apenas unos centímetros más bajo que él. Cuidadosamente acarició una de sus orejas y Yang Yang se sentó, mostrándose totalmente complacido ante aquello.

Sonrió levemente, jalando apenas la oreja y recibiendo un pequeño golpe con su hocico de manera juguetona.

— ¿Seguro que eres un lobo? Yo siempre creí que tenías alma de labrador.

Hubo un ligero gruñido de advertencia pero que estuvo lejos de ser intimidante.

Tardó unos momentos en relajarse hasta que finalmente comenzó a analizarle con un poco más de profundidad. Siempre había amado a los animales, adorado estudiarlos y cuidar de ellos. No por nada había escogido su carrera.

Así que ahora estaba genuinamente curioso sobre si habría realmente diferencias entre un lobo normal y alguien como Yang Yang.

Observó las patas, enormes y pesadas, las uñas firmes. Los dientes increíblemente grandes y los brillantes ojos. No estaba seguro de cómo es que funcionaba su anatomía por dentro, la manera en que los huesos se adaptaban al cambio y eso era algo que le tenía intrigado. Pero, más allá de la gran diferencia de tamaño, externamente no parecía existir algo que le diferenciara de un lobo normal.

La parte mala llegó cuando el enorme idiota se arrojó sobre él, tumbándole al suelo para luego morderle juguetonamente.

— ¿Debo llamar a los de control animal? Estoy seguro de que amaran ver a este lobo con carácter de cachorro. — Haechan apareció, riéndose levemente hasta que el chino corrió hacia él. El castaño cayó al suelo con un golpe sordo y soltando un fuerte quejido mientras el ligero gruñido de Yang Yang podía oírse. —

Bloody Drops || NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora