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El punzante dolor en su cabeza se sentía como si estuvieran taladrando en su cráneo para abrirlo a la mitad. Podía oír un suave sonido de máquinas a su alrededor y las luces estaban encendidas. Lo sabía incluso sin abrir sus ojos. Sus párpados estaban pesados y le costó demasiado poder separarlos.

La intensa luz artificial le dolió aún más y, tras quejarse, pestañeó un par de veces tratando de acostumbrarse a la diferencia. Estaba confundido. Observó a su alrededor con cuidado, sin querer moverse demasiado. Era un hospital. Estaba en una habitación privada y se veía costosa ¿Qué hacía allí?

— Bienvenido de regreso. — Escuchó que hablaban. Buscó a Taemin con sus ojos, encontrándolo en una de las ventanas. Sus codos apoyados en el marco mientras observaba hacia afuera y fumaba. No debería de estar haciendo aquello en un sitio así. — Estaba creyendo que ibas a hacernos esperar aún más, bella durmiente.

Soltó un suave quejido ante aquel apodo bobo. Nunca le había gustado. Trató de sentarse pero fue rápidamente detenido por Taemin, quien le obligó a permanecer recostado en su sitio. Sentía sus extremidades algo entumecidas y la boca seca. Quiso alcanzar la jarra de agua en una de las mesitas al lado de su cama pero el mayor fue más veloz. Le sirvió un vaso y, antes de dárselo, movió la cama con uno de los controles anexados para que estuviera en una posición más cómoda.

Mientras bebía, los recuerdos le golpearon con fuerza, haciéndole casi ahogarse. Tanteó su cuello, notando el enorme vendaje, también siendo consciente del dolor en su hombro y el de su mandíbula al moverla. Sin contar la parte de atrás de su cabeza. La cual parecía estar cubierta de algo por igual. Suponía que más gasas y similares.

Frunció su ceño, recordando claramente esos segundos y lo mal que se había sentido. Dio por sentado que eran sus últimos minutos.

— Pensé que iba a morir...

— No estuviste muy lejos en realidad. — Taemin se movió por la habitación, quitándose el cabello de la cara para poder sujetarlo en una coleta desordenada. — Perdiste bastante sangre. Aunque tu desmayo no fue solamente por ello. Casi no habías comido en las últimas cuarenta y ocho horas, lo que ya te tenía débil. No te culpo por no haberte dado cuenta antes. La contusión que sufriste por el golpe en la cabeza no fue de mucha ayuda.

Mordió nerviosamente su labio inferior, poniéndose algo ansioso ¿Por qué era Taemin el que estaba únicamente en su cuarto? Miró a su alrededor, buscando alguna señal de que alguna persona más hubiera estado en su habitación de hospital pero nada le indicaba eso.

— Jeno me atacó... — Parpadeó varias veces, no deseando que la humedad en sus pestañas cayera. — El Consejo no se lo debió tomar nada bien.

— Apenas entraron al calabozo y te vieron desmayado entre sus brazos dijeron que él iba a ser condenado. Hubieras visto al maldito perro rabioso de Jeno, no quería dejar que nadie se acercara. Te mantenía apresado contra su pecho y les gruñía a todos. Fue casi lindo, si no hubiera tratado de atacarme cuando me acerqué. — Taemin volvió a reírse y se sentó en uno de los sofás, cruzó sus piernas mientras le miraba con algo de diversión. — Eso es lo bueno de los tecnicismos. En el pacto que firmamos, los idiotas fueron tan arrogantes que no quisieron especificar. Yo sólo estipulé que debías de salir vivo de allí, no que él no podía hacerte algo. Estabas con un pie en la tumba, pero vivo. Eso era suficiente. Esos imbéciles no pudieron objetar nada cuando trataron de hacerlo.

El tono burlista que estaba usando dejaba ver lo mucho que disfrutaba de aquello. El haber podido salirse con la suya y burlar al Consejo en una de sus normas más básicas... pero eso solamente hizo que el ceño de Jaemin se frunciera ligeramente al tratar de leer entre líneas.

Bloody Drops || NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora