(NARRA ALFONSO, MANO DERECHA DE FERNANDO AGUILAR)
Tras el encierro, la salvadora de la humanidad vino a por mi. Por suerte pude reducirla de un tiro con la pistola de mi padre. Ahora estaba en el hospital, si vivía iría a la cárcel.Ver a la muerte tan de cerca me hizo replantearme qué era lo que estaba haciendo con mi vida desde que decidí poner fin a lo mío con Claudia, la cual me trataba peor que mal.
Cegado por la rabia y el dolor había estado actuando como un condenado mal-tratador.
No conté la verdad por miedo a que se burlaran de mi. Vivimos en un mundo en el que por desgracia la violencia contra el hombre no es tenida en cuenta, cuando ocurre no te toman en serio.
Sus continuas humillaciones me habían llenado de ira contra el mundo.
Me juntaba con indeseables al lado de los cuales Jack el destripador era un ángel. Y hacía la vida imposible a chicos buenos como Pedro.
Mis progenitores me detestaban y con razón, me había quedado sin apoyos por ser tan idiota.
Rompí una lámpara arrojándola contra la pared, la verdad era que no tenía ni idea de lo que hacer con mi miserable existencia. Oponerme a mi grupo no era posible, eran verdaderos genios capaces de las mayores vilezas.
- Pero esto que... ¡¿Se puede saber por qué narices has roto la...?! -Empezó a decir mi madre molesta entrando a mi dormitorio.
- ¡¿Qué?! -Exclamé enfadado. Estaba desesperado.
Lo mejor era que... Sí, la muerte era la única salida a todo aquello.
Salí a la calle con un bote de pastillas y una botella de agua, tuve que esperar un descuído de los que vigilaban mi dormitorio noche y día y de los que custodiaban la entrada para abandonar la mansión. Sospechaban por mi actitud.
Me detuve en un puente, me las tragué todas rápido y esperé a que todo terminara.
(NARRA TOMÁS RIVERA)
Iba camino a casa tras haber estado con mi hija una hora, afortunadamente el disparo no había sido fatal, saldría adelante. La quería entre rejas, no muerta.
Al ver a Alfonso en el puente con un bote vacío de pastillas al lado junto a una nota de despedida en la que hacía saber lo arrepentido que estaba de todo el mal causado me asusté, mucho. Sin perder un segundo le practiqué una limpieza de estómago y lo trasladé al hospital.
Los señores de la Vega no tardaron en personarse, él evitó el contacto visual, avergonzado como estaba de sus actos.
- No vuelvas jamás a hacer algo así. -Le espeté.- El suicidio nunca debe ser una opción.
- Medio colegio me odia por como los tra...
- Siempre podemos cambiar de ciudad y empezar de cero en otro lugar. -Lo interrumpió su antecesor, David, un inversor adinerado.
- Tu padre es inversor y yo soy la dueña de una empresa con oficinas en todo el país y también en el extranjero, podemos mudarnos cuando queramos. -Intervino la mujer que le había dado la vida.
- No es tan sencillo, mis amigos me localizarían y harían de mi vida un infierno. Son expertos en informática entre otras cosas. No tendría modo de escapar de ellos. Esos demonios se las saben todas.
- Entiendo. -Me senté en una esquina de la camilla acariciando mi corto cabello negro.
- Ahora ya sabéis los tres las razones por las que lo he intentado.
- Lo tienes difícil, sí. Muy difícil de hecho. -Reconocí.
- Sí.
- Pero eso no justifica que te des por vencido. Yo puedo ayudarte en el caso de que esos desalmados te hagan algo en la red, te recuerdo que ese es mi terreno. Y si sale mal al menos lo habrás intentado. -Añadí con mi mirada azul fija en la de él.
- Está bien. -Accedió- Así haré.
Lo abracé esperando que aquello fuera cierto, era demasiado joven para abandonar este mundo.
(NARRA NINA)
Los días fueron transcurriendo, y mi recuperación estaba cada vez más cercana.
El día anterior al que me iban a dar el alta médica me fui del hospital de madrugada aprovechando un descuido.
Fui a casa de Alfonso de la Vega y lo quemé vivo con un lanzallamas tras liquidar a tiros a sus progenitores con una pistola con silenciador, volvía la diversión. Nadie me detendría.
Tras esto fui a esconderme a una cabaña abandonada en medio del bosque descubierta por uno de los sicarios de la mafia a la que compraba material. En el pasado había sido el refugio de un nazi, aún quedaban cosas del mismo.
A tal lugar me trajeron a Irene, la más popular de la facultad, una esbelta mujer de metro noventa rubia de ojos grises. La detestaba, era demasiado prepotente.
La iba a obligar a segar vidas para mi, llevaría siempre con ella un móvil bomba y a varios de mis amigos criminales.
Pasado un tiempo me encargaría de ella, pero para eso aún quedaba. Me iba a entretener viendo su cara de horror, merecía sufrir.
Aunque... No, nadie haría mi trabajo. Tomé el artefacto usado la última vez y la calciné con él, una basura menos en el planeta.
Pasados unos días decidí que sí que quería ayuda. Me decidí por Pedro, el cual ahora tenía una pierna ortopédica, y mi papi. Me los traerían y matarían para mi.
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ENAMORADO DE UNA PSICÓPATA
RandomHistoria de amor entre Pedro y Nina Rivera, joven multimillonaria que, tras años de malos tratos, decide eliminar de la faz de la tierra a aquellos que cree que no merecen vivir.