III

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El tik tak constante del reloj no le permitían reordenar sus ideas y pensar bien en las palabras que debía decirle a su ex marido, el cual parecía estar completamente tranquilo ante la apretada situación, ¿debía actuar normal? Ni siquiera podía sostenerle la mirada en un tiempo máximo de cinco segundos, todo era tan frustrante, el estómago se le revolvía y no deseaba devolver nada por el momento.

Se sentía tan patético pues él había soñado con un reencuentro diferente entre ambos, donde él era dulce y donde lo mirara con ese amor tan incondicional que tanto juró decir tenerle, pero en cambio recibía esas secas palabras, ¿"Señor Do"? ¿Debía estar de broma, no? Sus puños se apretaron encima de sus delgadas y temblorosas piernas, esto no era sano para él.

— Mh...— murmura en un tono casi inaudible mientras repasaba los rincones de la habitación para evitar mirarlo y ponerse peor—, mi madre me trajo aquí, sólo necesito unos medicamentos— quiso morderse la lengua por haber dicho eso tan de repente sin pensarlo dos veces, estaba seguro que si eso sucedía ya no lo volvería a ver nunca más—. Pero según ella necesito... Comer.

Rascó la parte trasera de su oreja esta vez dándole una mirada directa a ese bonito hombre con bata, no quería darle más detalles, una parte de él se rehusaba a seguir hablándole de toda la mala racha que vivió en esos años y el surgimiento de la misma, pero por otro lado quería pasar página y olvidar esta horrible etapa que sólo ganaba con quitarle esperanzas de vivir.

— Desde muy pequeño sufría acoso por mi cuerpo, pero nunca fue impedimento para mí dejar de comer es más me daban más ansias y tenía atracos con la comida aún si no me daba hambre.— habló lento y preciso sintiendo mucha vergüenza por contarle a él todo esto, cosa que nunca antes se había animado a hacer, porque los aglomeró como problemas que eran del pasado y no tenían nada que ver con su presente.— Luego de esa mala racha no lo volví a hacer, hice mi vida y todo feliz. Pero regresaron cuando fui a la universidad, me sentía acomplejado con los demás chicos y con baja autoestima... entonces fue la primera vez que por mi propia voluntad hice que vomitara.

Abrió y juntó sus rodillas en cortos lapsos, siguiendo con su búsqueda de palabras para no sacar nada que tuviera que ver con su ex relación con su adorable doctor.
Se sentía presionado pero sólo quería irse a casa, de verdad lo necesitaba. Quería llorar en su almohada hasta quedarse dormido y luego seguir como si nada, era difícil pero se sentía valiente por estar ahí, «lo haces por ella, aguanta un poco más»

— Estuve así por unos meses hasta que lo dejé de hacer de repente, y sólo pensaba que era un pequeño descuido por mi parte, habiendo más métodos para bajar de peso. Pasaron los años y no hubo señales de que tendría problemas con la comida hasta que...— pasó ambas manos por su rostro, alentándose un poco sabiendo que sólo debía decirlo y todo estaría bien.— Uhm, sucedió un hecho malo en mi vida que me afectó bastante mal y ahora estoy aquí.— cobarde, se reprendió— Necesito ayuda Dr Park, no quiero... Morirme.

Y en ese momento ChanYeol pensó que tal vez una apuñalada hubiera dolido menos, pero escuchar el relato de su, ahora paciente, le estaba doliendo tanto. Nunca se dio cuenta de la situación por la que había pasado el que aún seguía siendo el amor de su vida, ¿Cómo es que había sido un completo distraído con esos pequeños detalles?

Entre él y KyungSoo, ChanYeol siempre había sido el más distraído, pasaba por alto los pequeños detalles, a veces estaba tan ocupado que no se detenía en preguntarle si algo estaba mal o si por lo menos estaba feliz o triste. Era un asco de hombre.

Por estar tan inmerso en las palabras del otro olvidó anotar los puntos más importantes en el expediente, rápidamente se dio cuenta de lo que hacía, así que tomó una de las plumas que había en el cajón de su escritorio y comenzó a escribir con una rapidez impresionante.

eternal love - chansooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora