eternal love - chansoo

II

La cafetera hizo su característico sonido anunciando que el líquido color negro estaba listo, apagó la máquina y sirvió un poco en la taza color negra. Dejó la taza a un lado mientras  revisaba la lista programada de pacientes que atendería por ese día, leyó los antecedentes de cada uno, tal y como dictaba la lista, y entonces su mente comenzó a maquinar uno y mil tratamientos para poder ayudarlos, hasta que sus pensamientos se detuvieron por un momento cuando su vista se clavó en un nombre en específico.

Era solo una simple casualidad, ¿verdad? Mojó sus labios con la punta de su lengua, no se había dado cuenta hasta entonces que estaban complemente secos. Tal vez estaba imaginando cosas, su corazón se había detenido por un microsegudo, porque pronto sintió como este golpeaba con fuerza en su garganta como si quisiera salir de sus entrañas.

El doctor Park ChanaYeol era un libro abierto, todos los que lo conocían, colegas, familiares y amigos podían describirlo como alguien pacífico y solitario, quizás unos años atrás a su forma de ser se le hubiera sumado el ser apasionado y alegre, pero nada de eso persistía en el presente.

Habían pasado cuatro años desde su divorcio, pero cada día se volvía un completo calvario, vivía, pero no se sentía vivo.

Pero dentro de sí sabía que esto era lo correcto, que tal vez había tomado la mejor decisión hace cuatro años atrás al dejarlo ir, quizás él ya era feliz y en sus labios nuevamente se dibujaba aquella hermosa sonrisa de la cual se había enamorado locamente.

En algún momento el arrepentimiento golpeó de lleno contra su corazón, cuando por fin ejerció su vocación, cuando finalmente había conseguido aquel empleo por el que había estado soñando desde antes de recibirse, se preguntaba si cada desvelo, cada página leída, cada procedimiento memorizado habían valido la pena si al fin y al cabo la razón por la cual su corazón palpitaba no estaba a su lado.

Al principio creyó que tal vez él estaba imaginando la situación y el distanciamiento sólo había aparecido por cuestiones meramente pasajeras, pero pronto se dio cuenta que ambos muy apenas podían cruzar palabras. Cada vez él, por cuestiones del empleo, dormía menos en casa, y simplemente se olvidó de la última vez que había besado los labios de su esposo. Lo ama, claro que lo hacía, pero no quería condenar a ese brillante chico a una vida de soledad, en la que su cónyuge estuviera la mayor parte del tiempo en un hospital que en casa a su lado. Él merecía a alguien que le diera todo su tiempo sin ninguna restricción, pasar su cumpleaños juntos, ir de vacaciones, salir a cenar o simplemente unir sus cuerpos cada vez que ambos sintieran la necesidad de hacerlo. Él merecía eso y más.

"Si amas algo déjalo ir" sonrió amargamente cuando recordó aquel verso del libro que su ex esposo amaba leer y que tantas veces había leído para él. ChanYeol amó tanto a Do KyungSoo que aún si su corazón no dejaba de doler día tras día lo dejaría ir, porque él merecía lo mejor del mundo y desgraciadamente ChanYeol no podía darle nada de eso, lamentablemente no.

Volvió en sí cuando el pitido tan característico del reloj que descansaba sobre su muñeca, era hora de comenzar su turno. Suspiró cerrando la carpeta que yacia en sus manos y después de tomar un par de tragos a su café, ahora frío, salió de la sala de descansos para comenzar su día.

Normalmente en el Hospital de Transtornos de la Conducta Asan a los pacientes se les hacía un chequeo profundo con la intención de saber si eran candidatos o no a ser hospitalizados, algunos simplemente necesitaban de breves sesiones acompañadas de medicamento para tratar su padecimiento, pero en cambio otros eran más críticos, necesitaban ser internados y monitoreados con la intención de conseguir una recuperación más concisa.

En sus tres años laborando en ese lugar ChanYeol se había acostumbrado a ver situaciones de todo tipo, todo menos lo que sus ojos captaban en ese momento. Sus pies se frenaron en medio del pasillo cuando dentro de su consultorio captó cierta silueta conocida, tal vez era culpa de la cafeína, porque ya iban dos veces en el día que imaginaba cosas que no podían ser posibles.

Retomó su caminata, aunque ahora más lento. Sentía tanta calor en todo su cuerpo, su presión sanguínea tal vez estaba al tope. Sus ojos viajaron hasta su expediente para leer el nombre de su paciente antes de presentarse como su doctor, tragó saliva con fuerza cuando leyó "Do KyungSoo". Rogaba al cielo, a todo ser divino que no fuera el mismo Do KyungSoo que alguna vez fue su esposo.

Pero el mundo siempre da vueltas y a veces es tan pequeño que cuando menos lo pienses puedes reencontrarte con quién creíste alguna vez imposible.

Ahí, sentado en frente de su escritorio estaba la persona a la que un día le juró amor incondicional, aquella persona por la cual su corazón aún palpitaba, aquella persona que aún amaba.

— Hola, ¿Qué tal? Mi nombre es Park ChanYeol, seré el psiquiatra que estará con usted.— mentalmente se felicitó por no haber fallado en medio de su presentación, rápidamente tomó asiento porque sus piernas en cualquier momento podrían colapsar y hacerlo caer. Esto no podía ser posible.

Do KyungSoo supo que no era un terreno seguro, él a pesar de ser un chico callado le gustaba ver los detalles más allá, porque eso decía mucho de las personas con las que solía relacionarse, aunque ahora se dio cuenta de que quizás no fue una buena idea hacerlo.

Y en ese momento tuvo una corazonada, casi quedándose sin aliento por andar de curioso.

Agradeció estar sentado porque estaba seguro que se desmayaría si tuviera la oportunidad, a lo no muy lejos de los estantes logró ver el certificado del médico dueño de ese sitio, el corazón le latía como loco contra el pecho provocándole algo de dolor, parecía que quería salirsele de donde estaba lo más rápido posible. Quería correr de ahí, no podía permitir que lo viera así, no ha cruzado palabras con él desde hace años y no quería hacerlo ahora porque no se sentía listo, para nada ¿Por qué la vida lo odiaba tanto? ¿Tan desdichado era?

"Título de especialista en psiquiatría médica del Dr. Park ChanYeol"

— Buenos días, doctor.— habló con suavidad mientras luchaba internamente por no morderse las uñas frente a él, sentía la garganta seca y rasposa, quería creer que era por el frío del otoño— Creo que seré tu paciente por unas horas.

— Sí, creo que así es.

El moreno lo miró unos largos minutos, en su interior su corazón saltaba como loco y su respiración era un poco más rápida de los normal, nunca creyó verlo nuevamente, ¿qué podría decirle? Si le preguntaba cómo había estado después de todos estos años, ¿se molestaría? Y más importante aún, ¿qué era lo que hacía ahí?

Entonces lo notó, miró en dónde alguna vez estuvieron un par de mejillas rellenitas y adorables, las cuales le fascinaba besar mientras lo rodeaba con sus brazos por detrás, ya no estaban, sino que ahora su cara estaba tan delgada, sus hombros se habían vuelto un poco más estrechos de lo que eran antes. El brillo tan característico que adornaba su piel, lo cuál provocaba que se viera complemente vivo ya no estaba más, ¿Qué había pasado con su Kyunggie?

Bajó su vista al expediente médico que estaba sobre el escritorio, ya lo había leído pero en él  no existía suficiente información, eso se suponía que él debía llenar poco a poco. Pero tenía miedo, miedo a cuál sería el diagnóstico que la persona a la cuál amaba tendría.

Frunció su entrecejo, las preguntas se aglomeraban en su garganta luchando en salir precipitadamente, pero debía contenerse, era un profesional y debía de actuar como tal, eso es lo que había aprendido en la universidad, nunca mezclar algo meramente profesional con lo personal. Sí, eso debía hacer, tal vez KyungSoo solo estaba ahí por otra cosa.

— Dígame, señor Do, ¿En qué lo puedo ayudar?

¿Hablarle formalmente o actuar como si se conocieran de años? Diablos, ChanYeol, consentrarte. Debes hacer las cosas bien por una vez en tu vida, se reprendió mentalmente.

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