Capitulo 2 : El tesoro de la princesa

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La noche caía, las primeras estrellas alumbraban el cielo y la creciente luna se hallaba alto en el cielo, lo que prometía ser una noche clara y sin perturbación alguna, con la tranquilidad del viento y brisa nocturnos y los alejados sonidos de los animales cazadores de los cerros que se encontraban al otro lado del rió al sur de la aldea Chizai, Sinis avanzaba lentamente entre la oscuridad de los árboles del bosque que separaba los establos de la entrada, meditando e intentando desahogarse, ¿Por qué demonios le habían ocultado aquello y porqué le afectaba tanto? ¿Qué carajo significaba? ¿y porque se sentía de esa forma? Casi se arrepentía de haberse largado de esa forma y haber dejado con la palabra en la boca al anciano, pero necesitaba tiempo solo, lo necesitaba seriamente, el anciano le había explicado eso como motivo de porque esas personas (al parecer llamado Felicisianos) habían ido a ese lugar, aunque él había tenido que armar las piezas, al parecer los "los Felicisianos" están evitando una nueva guerra porque el mal estaba resurgiendo nuevamente, pero... ¿que tenía que ver con él?, ¿podría ser el utilizado como arma de guerra si llegaban a descubrir las habilidades que tenía y por ese motivo le habían ocultado aquello? ¿para evitar que él se metiera en ese tipo de cosas?

Sería mejor reflexionar todo aquello a la tranquilidad de la noche, un ambiente liviano era lo necesario para llegar a una conclusión, de modo que tomo camino para salir del bosque, hacia los establos pequeños mientras la noche juvenecía y la luz de la media luna se hacía evidente en las cosas y los animales nocturnos comenzaban a entonar sus melodías en algoritmos muy marcados.

De pronto le vino algo a la mente, una pieza más, suelta, uno de los hombres de rosa (ejem, perdón: "Felicisianos") había mencionado a una princesa y lo había dicho de manera que daba a entender (al menos para los que tienen los sentidos agudos, como Sinis) de que se encontraba bajo sus órdenes y hacían una búsqueda o registro en el área, de seguro buscando algo, pensó Sinis, tomando como referencia las palabras "esta aldea queda descartada".

Había otras aldeas alrededor, tal y como los demás sabían, de modo que aquello que buscaban no solo podía estar en Chizai, entonces descartada sería mejor: "en este lugar no nos quieren, nadie ha visto ni dicho nada sobre..."tal búsqueda" por lo que en este lugar se concluye que no hay nada".

¿Por qué eso lo seguía atormentando? ¿qué era lo que lo mantenía pensando y dándole vueltas al asunto una y otra vez? ¡ya! ¡que se olvidara de aquello! ¡que dejara de molestar su cabeza!

Pero era mucho pedir, recuerdos que estaba seguro de que no eran suyos volvían a su mente, cada vez eran más fuertes y remitían una fuerte punzada de dolor en la cabeza, abatido echo a correr, llevándose ambas manos a la cabeza con la espalda curvada hacia adelante, viendo hacia al suelo ¿Qué hacía? Intentaba huir, huir de su mente, pero es imposible huir de los propios pensamientos de esa manera, lo único que hacía era fortalecerlos, introducirlos a lo más profundo de su mente, traumatizarse a el mismo con algo que ni siquiera el entendía.

Un terreno pedregoso de color café y desértico con un cielo amarillo gradiente.

Un grito, una llamada de dolor y agonía.

El ejército de personas con túnicas verdes avanzo.

La tierra se mezclaba en su cara con sus lágrimas.

Sus cuerpos se encontraban tendidos, sin señales de vida con la tierra teñida de rojo.

Algo lo golpeo por el estómago y lo levantó un metro y medio del suelo.

Una mujer rubia, de ojos azules, chele y de facciones delgadas lloraba copiosamente sobre su cara

El cuerpo sin conciencia de Sinis iba tendido sobre la espalda de Flicgoras el oscuro, mientras el mazaclan cabalgaba a toda prisa hacia el norte... .

Los Últimos 3 Magos (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora