Capitulo 3 : El arquero de los rayos azules

14 3 0
                                    

Era de noche nuevamente cuando Sinis abrio los ojos, la luna llena se alzaba por encima de él, rodeada por los arboles, alumbraba el claro mientras opacaba las estrellas el ululéo de los buhos era un cantico a la naturaleza y el aullido de los perros salvajes que clamaban pela y caza decoraban la canción, los grillos (o saltamontes, como le quieren llamar) se les unian en unas cuantas estrofas, con el instrumento de viento agitando los arboles. lo mas notable y mas extraño de aquella melodía era el chisporroteo de un fuego cercano, quizas a solo unos 50 metros del claro, una luz azul se proyectaba un poco mas al fondo, tal y como sinis noto en cuanto inspecciono alrededor, se levanto, se sacudio y planeaba dirigirse a esa fuente de luz cuando...

- ¡Ay!.

Un líquido viscoso le goteaba del codo y sintió como algo con esporas le rozaba la piel, voltio a ver, para sorpresa suya, el mazaclan Flicgoras lo lamia con felicidad

- ¡Flic! – exclamo el muchacho - ¡Flicgoras! ¿Qué demonios haces aquí...? ¿tu...?, - hubo un momento de silencio en el que el chico perdió toda expresión de su rostro - ¿Qué hago yo aquí...? – se quedo reflexionando aquellas ultimas 4 palabras ¿Dónde demonios estaban? Le había vuelto a ocurrir, había nadado de sonámbulo, delirando pero... ¿Qué hacia Flicgoras con el?

- ... Tu... ¿tu me has traído hasta aquí? – pregunto al aire hablando en realidad con el mazaclan.

Este no respondio, no obstante, se quedo viendo a su amo durante un rato, lo que le dio en parte la respuesta, conociendo bien a su mazaclan, si, el lo había llevado hasta aquel bosque donde estaba la cueva y... ¿Qué había pasado entonces?

Acaricio al mazaclan, viendo hacia donde la luz de la fogata se proyectaba y comenzó a caminar hacia ella, esta vez de manera normal con un completo domino sobre si mismo, a mitad del camino se dio cuenta de que no llevaba su espada, lo que le hizo sentir completamente desprotegido y vulnerable, de hecho , se sentía vacio, como si un buen amigo estuviera lejos, inalcanzable para el...

Llego a su destino, entre arboles apretados una pequeña fogata quemaba la leña alegremente haciendo que esta crujiera de manera constante, el fuego era azul, junto a ella, una figura vestida en ropas también azules se acurrucaba hacia adelante, en su cabeza tenia un sombrero de mago con estrellas amarillas, en su mano izquierda agarraba una pluma y en su derecha unos pergaminos, en el suelo se vislumbraba levemente un bote de tinta, oculto bajo la sombra de su dueño. El individuo no parecía haber dado muestras de haber escuchado a Sinis acercarse y sin embargo, este ultimo sabia que el ya lo había advertido y asi due, porque momentos después el de azul dijo:

- has despertado entonces, muchacho, tenia las esperanzas de que hubieras muerto

Dejo el pergamino y la pluma en el suelo y se levanto haciendo la capa de viaje que llevaba puesta, era alto y chele con una edad de 17 o mayoría de edad aproximadamente, o al menos eso calculaba Sinis, su cara estaba surcada por el acné y en las manos ocultaba la historia de heridas sangrientas de batalla bajo las cicatrices, debajo del sombrero los mechones se le podían ver color roble-castaño (algún valor intermedio entre esos esos 2) sus ojos eran azul oscuro, haciendo juegos con sus ropajes, a la espalda y el pecho llevaba un arco, este parecía despedir una energía que Sinis especulaba haber sentido antes, como si le recorriera todo el cuerpo un tipo de excitación o algo parecido.

- Bueno, ya que – dijo el azul -. Supongo que debo presentarme ¿no? Que aburrido – miro hacia otro lado, como para darle a entender a Sinis que no le importaba ni lo más mínimo su existencia - soy Rardi, Rardi Berdogan, Lausano, nada encantado de conocerte – le lanzo una mirada penetrante, Sinis no se dejo intimidar y sostuvo la mirada hasta que Rardi voltio a ver nuevamente hacia otro lado, bufando - ¿y entonces, maldito mocoso? – dijo, se había agachado para mover las brasas de la fogata - ¿Quién demonios eres y como encontraste semejante objeto? – señalo un objeto tendido en el suelo, a solo unos pasos de el.

- Devuelveme mi espada – dijo Sinis con tono cortante.

Rardi arqueo las cejas y lanzo una risa despectiva

- No – dijo sonriendo – me parece que no, responderás mis preguntas primero, y luego, si se me da la gana, te dejare vivir

- Me estas subestimando, estupido ¡soy el guerrero de la aldea chizai y a mí nadie me reta!

Se lanzo hacia Rardi con un puño levantado, unos rayos eléctricos azules comenzaron a emanar de el chico, con una posición firme lo esquivo en el ultimo momento y Sinis fue a dar de bruces con el suelo, se intentó levantar, pero Rardi le puso un pie en la espalda, lo que le obligo a quedarse tendido en el suelo

- Como he dicho responderás mis preguntas y no te moverás de ahí hasta que haya terminado – apretó al muchacho con fuerza contra el suelo lo que hizo que le crujieran los huesos – ¿me has entendido?

Sinis reflexiono, encolerizado e intento hacer algún otro esfuerzo, pero se dio cuenta que el azul intentaba no apretarlo tanto para evitar que se lastimara gravemente, asi que dejo de hacer fuerza y se quedo, pues, tendido como un muñeco

- Bien – dijo tras un bufido - ¡pero antes dime ¿Dónde estoy?!

- Bosques Orinari, cerca de los campos nocturnos, Matras, Snuckabeat, Pitarris – respondió de un tirón luego, luego pregunto – ¿quién eres?

- Sinis Ojaladre, de la aldea Chizai - dijo Sinis- o al menos eso pienso si es que no estoy delirando

- No mientas – se quejó Rardi – no tienes cara de aldeano – más bien diría Rozakiano, por tus facciones, tu forma de ser y sobre todo eso – señalo nuevamente el objeto que tenia a su lado, esta vez Sinis reconoció lo que era, era una varita al mejor estilo de cuento de hadas, teniendo una estrella naranja con gradiente amarilla al centro y de agarradero rosa y blanco, parecía que brillaba de forma leve y emanaba magia, no pudo seguir examinándolo porque Rardi le volvió a apretar – has aguantado el poder de una varita Felicisiana, solo los magos de los días de la guerra lo aguantaban.

Pero un estallido los interrumpió y unas figuras montadas en mazaclanes los rodearon...

Rardi suspiro

- Y yo que pensaba que tendría una charla tranquila...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 05, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Los Últimos 3 Magos (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora