Apóyate en mí

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Los personajes no me pertenecen, son de la gran Rumiko Takahashi esto es sin fines de lucro solo diversión por y para los fans.

Esta obra se reserva en su totalidad los derechos de autor, prohibida su copia o uso.

Una historia AU (universo alterno) solo tomo prestado los personajes, no necesariamente deben apegarse a sus personalidades.

Advertencia: está clasificada para mayores de edad, puede contener violencia física o emocional así como escenas eróticas y lenguaje soez.

—O—

Luego de varios minutos de desasosiego, Akane dejó de llorar con amargura. Ranma no dejó de abrazarla hasta que la triste chica levantó su rostro para encontrarse con un par de azules enrojecidos, ella se alejó tan solo un poco para secar sus mejillas con el dorso de sus pequeñas manos y solo entonces se dio cuenta que estaban demasiado cerca el uno del otro.

—Lo siento —musitó ella al ver que la camisa que llevaba puesta estaba mojada por sus lágrimas.

—¿Ah? esto no tiene importancia ¿te sientes mejor? —preguntó pues no sabía qué decir.

—No, la verdad es que siento un hoyo en el pecho y mucha angustia. ¿Y tú?

—¿Yo? —el chico dudó un poco a qué se refería —¿Cómo te sientes? —agregó.

—Estoy sin palabras... no sé qué decir, me siento triste —respondió cabizbajo.

—Quiero irme de aquí —mencionó ella trayéndolo en sí.

—¿Tanto detestas Japón?

—¡Sí, todo aquí es una mierda! —exclamó enojada, quiso irse pero Ranma la atajó de inmediato.

—Deberíamos hablar con nuestros padres, esto es difícil, ahora estás enojada pero no todo es horrible aquí —decía Ranma intentando tranquilizarla.

—Llevo apenas unas semanas aquí, regresé únicamente porque la salud de mi padre se ha deteriorado, en casa intentan hacerme creer que todo va bien cuando no lo es. Tuve que reingresar a ese maldito instituto y rodearme de gente detestable y en medio de todo eso, encontré a Yuka ¡¿Cómo no va a ser todo una mierda?! —Exclamó fuerte — de pronto Akane comenzó a hiperventilar —¡Ella no merece esto! — chilló y entonces se volvió a quebrar, sus ojos estallaron en lágrimas y los cubrió con sus manos. Ranma se acercó a ella y volvió a abrazarla por segunda vez ese día.

—Tienes razón, ella no merece lo que le está pasando. Llora Akane, llora hasta que dejes salir toda esa amargura que te consume —y con eso último, su menuda compañera se deshizo en un llanto desconsolado.

Pasaron varios minutos más antes de que ella se calmara y emitiera una palabra...

—¿Me haces un favor? —preguntó de pronto con sus bonitos ojos enrojecidos.

—Claro —respondió.

—Mañana, es decir, después de clases vendré a visitarla ¿Podrías acompañarme? —preguntó.

—Sí, lo haré —aseguró el chico.

—Ahora regresemos a casa —comentó ella encaminándose hacia la estación.

—Espera Akane —este abrió su bolso y sacó de una caja color verde unas gafas de sol, alzó su mano para entregárselas, dubitativa su compañera las tomó — ¡úsalas! —insistió.

Caminaron a paso rápido hacia la estación, Ranma la veía de soslayo con sus geniales gafas negras tipo "Jack" y es que era la única forma de ocultar su entristecido rostro. Una vez subieron al metro tuvieron que irse parados pues era la hora pico, quedaba un solo sujetador y Ranma al ser más alto lo tomó para sostenerse, el rápido movimiento del tren además de la multitud hizo que Akane perdiera el equilibrio chocando de lleno con su pecho, este la sujetó con su mano libre por su pequeña cintura y ella se sonrojó un poco avergonzada.

Farolitos de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora