– ¡Tres, dos, uno! ¡Despejen! – gritaba el doctor realizándole una nueva descarga eléctrica a la chica – ¡Más voltaje!
– ¡La perdemos!
– ¡Vamos, Chaeyoung! ¡Vamos! – gritó – ¡Tres, dos, uno! ¡Despejen!
– ¡No hay pulso, Docto!
– ¡No, no, no! ¡Más voltaje!
– Pero, Doctor...
– ¡MÁS VOLTAJE! ¡NO LA PODEMOS PERDER! – gritó con furia y la enfermera no tuvo otra opción que subir el voltaje de la máquina – ¡TRES, DOS, UNO! ¡DESPEJ...!
Chaeyoung abrió los ojos y notó que se encontraba en un prado lleno de flores de diferentes colores. El cielo estaba despejado y aire era cálido, agradable. Sintió una paz en su pecho y sonrió, era un lugar muy bello.
– No esperaba encontrarte aquí, Chaeyoung.
La menor alzó la cabeza y sus ojos se llenaron de lágrimas al ver a la mujer que se encontraba parada frente a ella.
– Abuela...
– ¿Qué haces aquí? – preguntó – ¿No te dije que hacer travesuras era malo?
– No es una travesura – susurró – Estoy cansada, abuela.
– ¿De qué? No me puedes decir que estás cansada – la regañó – Te lo dije la última vez que nos vimos, no es tu tiempo aún.
– Por favor – suplicó – Llévame contigo, no quiero seguir sufriendo.
– Sufrir es parte de la vida, yo lo dice por 70 años – apuntó – El día que tengas que estar aquí, yo misma iré a buscarte, pero ahora debes volver.
– No creo poder hacerlo... – habló con sinceridad – Me duele, abuela, no quiero seguir en ese infierno.
– Ven aquí – tomó su mano y la pequeña vio como todo a su alrededor se iba transformando hasta que ambas quedaron en una habitación oscura con una gran pantalla frente a ellas – ¿Qué ves?
– Una habitación de hospital – miró bien – Hay muchas personas alrededor de una camilla, ¿qué está pasando? ¿Soy yo?
– Es alguien mucho más importante para ti – le dijo – Mira bien.
La menor se acercó a la pantalla y sus ojos se abrieron al ver a Nayeon completamente sudada, intentando reanimar a alguien, cuyo rostro era borroso.
– ¡Respira! – escuchó la voz de Jihyo gritar a lo lejos – ¡Respira!
– Abuela, no sé qué...
– Mira bien, Chaeyoung, dime quién es – insistió la mujer mayor y entonces el rostro desconocido fue visible ante los ojos de la rubia.
– Mina... – logró decir con dificultad – A-Abuela, ¿qué pasa? ¿Qué le están haciendo?
– Chaeyoung, debes volver y seguir luchando – le habló la mayor poniendo su mano en su hombro – Debes cumplir tu promesa, debes quedarte porque alguien allá abajo te está esperando.
– ¡Respira, Mina!
– ¡Haz algo, abuela!
– Vuelve, Chaeyoung, vuelve.
– ¡MINA! – gritó golpeando la pantalla con todas sus fuerzas – ¡MINA!
– Vuelve, Chae... Vuelve... – la voz de la mujer iba perdiendo volumen a medida que todo iba alejándose.
– ¡MINA! ¡MINA! – gritaba con los ojos cerrados – ¡MINA!
– Ha recuperado pulso, Doctor – afirmó la enfermera sin poder creerlo.
– Ha vuelto, lo hemos logrado – el hombre sonrió y limpió el sudor de su frente – Inyéctenla.
– Mina, Mina... – susurraba la menor aún con sus ojos cerrados – Mina...
– ¿Diagnostico final?
– Necesita un transplante – afirmó el doctor – Ponla como paciente prioritaria, ahora.
/~~~~~~~/
– ¿Cuánto me queda? – preguntó mirando hacia la nada.
– 7 días – respondieron.
– ¿Cómo está ella?
– Hemos llamado y nos dicen que se encuentra estable, fuera de peligro, pero sigue estando en estado de coma – informaron y la chica suspiró, cerrando sus ojos – ¿Estás segura de esto?
– Más que segura – asintió – Sólo quiero su bienestar.
– Aún podemos...
– No, no pueden hacer nada – cortó – Moriré en 7 días y ya he tomado mi decisión.
– Entonces... ¿Ya está? ¿Lo harás?
– Después de todo – la chica sonrió de repente – Me pasé la vida cuidando la de ella, ¿no?