– Tiene que ser un error – murmuró Jihyo al teléfono – Ella no puede ser internada en otro hospital, su tiempo... Entiendo, pero... Está bien, ya mismo le informo.
Colgó la llamada y se quedó viendo el monitor de la cámara de seguridad que monitoreaba la habitación que compartía Chaeyoung y Mina, ambas chicas se encontraban en la camilla de la menor, abrazadas.
– Dios, ¿cómo voy a decírselo? – susurró con tristeza – ¿Cómo podría romper su felicidad?
– ¿Qué ocurre, Jihyo? – preguntó Nayeon entrando a la oficina.
– Me ha llamado Bae Joohyun – suspiró, la doctora abrió los ojos con sorpresa – Chaeyoung ha sido aceptada en la Clínica Maeum.
– ¿Qué? – la mayor estaba estupefacta – ¿Eso quiere decir que...?
– Nayeon, Chaeyoung va a ser transferida – sentenció – Y no sé cómo decírselo, no le pondrá feliz.
– Es tiempo de sus medicamentos – vió la hora – Es el mejor momento para informárselo, uno de sus sueños es estar en esa clínica, sabes que es una de las mejores para tratar su enfermedad.
– Sí, pero... Chaeyoung se ha enamorado de Mina – comentó con frustración – No va a querer dejarla sola.
– Lamentablemente esto es por su salud – apuntó – Hay que decírselo.
Jihyo suspiró y con un aliento por parte de Nayeon, ambas salieron de la oficina para dirigirse a la habitación que compartían Mina y Chaeyoung. Al entrar, las dos mujeres vieron a las chicas reír bajito mientras se mantenían en la camilla de la menor, Chaeyoung estaba con su cabeza apoyada en el pecho de Mina mientras esta acariciaba su cabeza con ternura.
A Jihyo se estrujó el corazón al verlas, ¿cómo iba a ser capaz de romper ese amor?
– Chicas, tenemos que hablar con ustedes – comenzó Nayeon atrayendo una silla para sentarse a un lado de la camilla.
– ¿Es algo malo? – preguntó la coreana menor con su ceño fruncido.
– En teoría no – habló Jihyo tomando aire – Hemos recibido una llamada.
– ¿Llamada importante? – esta vez fue el turno de Mina para preguntar.
– Chaeyoung, has sido aceptada en la Clínica Maeum – soltó Nayeon de una – Tienes una chance de empezar tu tratamiento cardíaco allá.
– Pero... – la menor estaba en shook – Esa clínica se encuentra a 400 kilómetros de aquí.
– Es una oportunidad que no puedes desaprovechar – apuntó Jihyo – Ahí, tienes más probabilidades de curarte que estando aquí, lo sabes.
– No quiero ir – la rubia se negó – No quiero dejarlas, allá no conozco a nadie, yo puedo...
– Chaeyoung – interrumpió Mina y la nombrada la miró – Tienes que ir.
– Mina...
– Si separarte de nosotras significa que vas a curarte, es lo mejor – la japonesa hablaba sin mirarla – No has más opciones.
– N-No me digas eso – los ojos de la menor se llenaron de lágrimas y los latidos de su débil corazón se intensificaron a causa de la angustia, Nayeon y Jihyo inmediatamente se pusieron en alerta.
– Prefiero perderte sabiendo que estarás en un lugar donde vas a estar bien a que te quedes y te pierda porque tu corazón dejó de funcionar – sentenció con voz dura, aunque se lograba percibir un toque de dolor en ella.
– Tampoco es que puedas decidir, Chaeyoung – dijo Jihyo acercándose – Aunque no queramos, nosotros como institución debemos velar por el bienestar de nuestros pacientes y ahora, trasladarte a esa clinica es lo mejor para ti.
– ¿De qué me sirve curar mi enfermedad si mi corazón seguirá estando roto? – una lágrima descendió por su mejilla – ¿De qué me sirve?
– Puedes venir a visitarnos...
– ¡No me basta! – espetó y su mano fue a parar a su pecho cuando sintió un dolor agudo – N-No me basta, Jihyo, ¿qué haré sin ti? ¿Sin Nayeon? ¿Qué haré sin Mina?
– No pienses en mí – la japonesa por primera vez la miró y se acercó a ella para acunar su rostro con sus manos – Mírame, estaré aquí, esperándote.
– No me prometas un futuro que es incierto, Mina – murmuró – No me prometas que me vas a esperar cuando ninguna sabe qué es lo que nos espera.
– No puedes pasarte la vida entera poniendo a los demás delante de ti – apuntó – Si yo muero, lo haré feliz, lo haré feliz porque tú seguirás viviendo y eso es suficiente para mí.
– Si tú mueres, me iré contigo – aseguró y la mayor negó con la cabeza – Mina...
– Te quiero, Chaeng – confesó acariciando sus mejillas – Eres lo mejor que me ha pasado y por eso, tu vida es mi vida, puedo morir aquí... Pero mi recuerdo siempre estará vivo en ti – juntó sus frentes.
– Prometimos salir de esta juntas... Si no pasa, nuestra promesa estaría rota – sollozó cerrando los ojos.
– Ambas sabemos que esa promesa es difícil de cumplir, ya no depende de nosotras, depende del destino – aclaró y dejó un beso en sus labios – Debes ir.
– No quiero dejarte.
– No es lo que tú quieres, sino lo que es mejor para ti.
– ¡Tú eres lo mejor para mí!
– No, Chaeyoung – sonrió a duras penas – Lo mejor para ti es curarte de tu enfermedad, sin un corazón... ¿Cómo vas a amarme?
Aquella conversación rompía el alma de ambas médicos que la presenciaban, aquel amor que sentían ambas jóvenes era tan puro, tan limpio, tan hermoso... Que les dolía el hecho de saber que debían ser separadas.
– ¿Cuándo debe irse?
– Mañana – murmuró Jihyo – Debe ser trasladada a otra habitación en este momento.
– Está bien – Mina volvió su mirada a la menor – Prométeme que vas a vivir, que vas a curarte y que saldrás adelante.
– ¿Y qué hay de ti?
– Yo seré feliz sólo con el hecho de saber que tú sigues respirando, Chaeyoung – aseguró – Ya es momento de seguir este camino.
– Mina...
– Te amo – dijo y juntas sellaron el momento con un último beso.
Un último beso de los que podrían haber sido miles...
Pero que no podrán ser.