El ala oeste.

649 88 44
                                    

Adora había esperado tres días para conocer bien la rutina de la princesa.
Realmente no hacía mucho fuera de las horas que pasaban en la biblioteca, la mayoría del tiempo Adora ni siquiera sabía dónde estaba, la veía salir pero no sabía a dónde iba. Tampoco era que pudiera ir demasiado lejos, Catra le había dicho que no le gustaba aventurarse tan dentro del bosque ya que cualquier ser vivo que tuviera pulso la hacía perder el control.

Adora le había preguntado por qué eso ya no le pasaba con ella.

Catra simplemente se encogió de hombros sin despegar la mirada de su libro.

- Debe ser por ese perfume horrible que usas.

- ¡Oye! Estaba en la habitación de huéspedes, y dijiste que podía tomar lo que quisiera.

Catra sonrió divertida.

- No sé, tal vez me acostumbré a tu olor - Un destello de preocupación pasó por sus ojos - Aún así no evita que la bestia vuelva cuándo menos lo esperes. Yo no me dejaría llevar tanto.

Eso le causó escalofríos a Adora, haciendo que no volviera a tocar el tema de nuevo.

De cualquier forma, ya había estudiado las horas que Catra pasaba fuera del castillo.

Solía salir dos horas al jardín después de cada sesión de estudio, luego iba a su cuarto exactamente a las 7 y permanecía ahí hasta la mañana.

Lo que significaba que justo ahora tenía una hora y media para entrar y salir sin que Catra lo notara.

Adora se escabulló por las escaleras oscuras, dirigiéndose al ala oeste.

Pero era muy diferente a las otras partes del castillo.

La alfombra y el tapiz estaban rotos por marcas de garras.
Había cuadros destrozados tirados en las orillas de la pared y pisadas de lodo secas que hacían que fuera fácil saber el camino.

Adora caminó lentamente hacia las puertas oscuras de una habitación.
Había marcas de garras en la madera dura, y estaba medio abierta.

Seguramente Catra no se molestaba en cerrarla puesto a qué era la única en el castillo antes de que ella llegara.

La puerta crujió haciendo eco en el pasillo, Adora agradeció que Catra estaba fuera del palacio y no la iba a escuchar.
La habitación era incluso más oscura que el resto del castillo puesto a qué la ventana estaba cubierta con madera y había vidrios rotos en el suelo.

El tapiz de las paredes y la cama eran azúl rey y los muebles eran blancos con lo que alguna vez había sido dorado y ahora tenía una apariencia café grisácea.
El cuarto entero olía a humedad y lodo y hacía más frío que en el pasillo.

Lo que más llamaba la atención era el espejo de cuerpo entero enfrente de la cama.
Completamente dorado con detalles de rosas con espinas.
Estaba totalmente limpio a diferencia del resto de la habitación.

Adora miró su reflejo extrañada.

Debía ser especial.
¿Pero por qué?

Se estaba preguntando eso cuándo de pronto una figura se manifestó en dónde antes estaba su reflejo.

Una persona rubia con un traje negro, sus pantalones eran de vestir al igual que sus botas negras de tacón y una bulsa negra transparente de encaje con holanes cayendo del cuello adornado con una joya negra.
Su cabello era largo y peinado hacia atrás y la veía con una extraña sonrisa.

- Miren quién entró a la habitación de Catra sin permiso.

Adora retrocedió con brusquedad y se golpeó contra el mueble de atrás.
Volteó rápidamente al espejo al escuchar a la persona reír.

La bella y la bestia (Catradora AU) 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora