03. Perras Traidoras

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Capítulo Tres
Perra Traidoras

Yo: Cómo pude aceptar que viniera a mi casa.

Yo: Soy idiota

Marta la perra que habla: ...

Marta la perra que habla: Estás esperando una negación? Una condolencia??

Usted bloqueo a Marta la perra que habla

Esa perra traicionera ni siquiera me da apoyo moral. Esperaba un poco de empatía luego de cómo se vendió desalmadamente en clases.

Pero ojalá sólo sea el problema que tengo que hacer grupo con Nicholas. Ojalá. Si no que el estúpido de tres-días-atrás-yo se despertó tonto y aceptó invitarlo a su casa.

¿Cual es el problema? La casa de tres-días-atrás-yo también es mi casa.

No lo pensé, la verdad es que no lo pensé. Se me están llenando los ojos de lágrimas pero vamos a hacer como si es de felicidad, ¿okey?

A veces mi mamá me reta porque dice que soy muy inteligente pero no uso la cabeza para las cosas importantes y siempre termino en esta clase de situaciones. Ay mamita, me conoces como si me hubieras parido.

Pero no me pariste, me sacaron de este mundo cruelmente por cesárea. Los médicos dicen que nací dormido. Soy un mood de vida.

Ella se defiende diciendo que tenía cuarenta semanas y dos días, y no tenía ganas de nacer. Feto-yo sabía cosas, feto-yo sabía que iba a terminar en una situación así y al menos tuvo la intención de evitar nacer.

Te quiero por intentarlo feto-yo.

Hoy me desperté especialmente chistoso, pero es que estar nervioso hace que me vuelva una persona divertida. En serio, mientras más estrés más me río.

Al estilo reír para no llorar. Como dijo Tyrion Lannister, si no te burlas de tus desgracias, otros van a burlarse de ellas.

En estos momentos mi desgracia se llama Nicholas Fischer, porque al parecer el muy maldito habla mal de mi a mis espaldas y ahora tengo que hacer un trabajo híper importante en su grata compañía de cara de culo comprimido. Y aún peor, tengo que soportar su mirada crítica de "se limpia el culo con billetes" cuando vea y pase a mi casita.

Mi perra Sansa, una Golden Retriever especializada para acompañar a gente con discapacidad, me abre la puerta de mi habitación y me arrastra en la silla de ruedas hacia la cocina.

En orden de prioridades: Sansa, sushi, absolutamente todo lo demás, la de matemática, Marta.

Igual tengo que ser sensato, no es culpa de Marta que no nos haya tocado juntos, y menos que yo sea un intimidado con la gente que no le tengo confianza. Pero bueno, esperaba al menos que fingiera estar apenada de que le haya tocado con Matt en vez de conmigo o, no sé, un poco de apoyo, ella es la que inventa buenas excusas.

Por ejemplo, hoy a la mañana pensé en que pretexto le podía poner a Nicholas para que no venga.

Son tan ridículos que le voy a hacer un bien a mi imagen y los voy a omitir de narrar.

Pero a Marta seguro se le ocurría algo. Ella tiene una licenciatura en no hacer nada y un doctorado en poner excusas para ello. Oh, y un master en copiarme la tarea de todo un fin de semana en un recreo.

Sería una pajera si su órgano de reproducción sexual se lo permitiría. Sólo sirve para babear por muertos como Ash.

—¡Buen día hijo! —dice mi papá animado pero sin mirarme puesto que está concentrado en cortar cebolla. Lo sé porque desde tres metros ya me lloran los ojos, ¿como mierda hace la gente para cortar ese gas lacrimógeno en potencia?

Carry UpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora