Capítulo Cinco
Receta para galletas de mantecaIngredientes:
125 gr Manteca
325 gr Azúcar (impalpable)
250 gr Harina (0000)
Esencia de Vainilla
1 Huevo
1 cucharadita de Sal
Jugó de limónPrimero hay que mezclar la harina con 125g de azúcar, luego cortamos la manteca en trocitos y los deshacemos con los dedos en la harina. Agregamos un poco de esencia de vainilla, el huevo y la sal. Integramos. Metemos la masa a la heladera y mientras aprovechamos para preparar la fuente donde pondremos las galletas en el horno (se puede enharinar la fuente o simplemente con papel manteca). Sacamos la masa de la heladera, hacemos bolitas con las manos y las ponemos en la fuente. Horneamos. Finalmente preparamos un glasé mezclando 200g de azúcar impalpable con el jugo de limón para darles una cobertura a las gallegas.
Completamente fácil, simple y sin lugar a error. Puedo hacerlo. Puedo con esto. Confío en tu receta papi.
Si levantarme a las ocho y media un sábado para estar listo a las nueve era trágico; levantarme a las siete para hornear galletas es una obra de Shakespeare.
¿De quién es la culpa? Inicialmente de Nicholas, un poco de su abuela, pero principalmente de Eli-con-insomnio. Eli-con-insomnio se acordó a la madrugada (demasiado tarde) de que no podían caer en las casas de las ancianitas con las manos vacías y le pareció buena idea levantarnos una hora más temprano para hornearlas en la mañana.
Ahora dime Eli-con-insomnio, ¿no se te ocurrió a lo mejor que podíamos pasar a comprar algo por una panadería y estaba solucionado? Efectivamente tus neuronas estaban muy gastadas anoche. Pero ya son las siete y media, ya me desperté, y el daño ya está hecho.
Cuando termino de vestirme y llego a la cocina (una actividad con demora cuando uno tiene alguna clase de discapacidad) ya son las ocho de la mañana y me empiezo a arrepentir de mi idea porque Nicholas es muy puntual cuando quiere importunarme y todavía ni siquiera empiezo a cocinar.
Ay que desastre que soy, pero todo lo hago por las abuelitas. Y para tener la conciencia tranquila con la abuelita de Nicholas que dice que es de mala educación ir a la casa de alguien sin comida.
Cuando le comenté a Marta que Nicholas había venido a mi casa con un pastel por eso, me prohibió entrar a la suya si no le llevaba un brownie. Es una interesada y para nada una amiga fiel. No la recomiendo, cero de diez, quiero un reembolso de amistad, pésimo servicio.
Lo primero que hago en la cocina es juntar los ingredientes, tengo todo excepto el azúcar impalpable, ¿dónde estás azúcar impalpable? Esto no es gracioso azúcar impalpable, no estamos jugando a las escondiditas, ya puedes ir apareciendo.
Oh, ya sé dónde estás.
Visualizo el azúcar impalpable en el estante de arriba de la alacena. Explíquenme cómo voy a hacer para llegar ahí en sillas de ruedas porque yo no tengo ni puta idea. Se aceptan recomendaciones. Yahoo respuestas.
Bueno, el azúcar impalpable está en una bolsita de nailon, y eso hace que se me ocurra una pésima idea. Sí, leyeron bien, "pésima idea", no "gran idea". Hace mucho sólo tengo pésimas ideas, como hacer galletitas a las ocho de la mañana, por ejemplo.
Alcanzo el palo de la escoba y lo alzo intentando hacer que caiga la bolsita de azúcar impalpable. Primer intento: le pego a la alacena, no cae; Segundo intento, le doy a la bolsita de azúcar impalpable y la gravedad la hace caer en mi cabeza y luego resbalar hasta mi regazo. Que linda es la gravedad, muchas gracias Newton por tu contribución.
Hasta acá veníamos bien, pero resultaba que la bolsita no estaba tan cerrada como creía, y la azúcar impalpable con su hermosa cualidad de ensuciar todo a su paso me agrega cordialmente canas a mi joven edad. El lado bueno: todavía hay suficiente azúcar para cocinar y mis canas van con el look de las abuelitas. El lado malo: mi hermoso cabello y los hombros de mi camiseta están cubierto de azúcar impalpable.
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Carry Up
RomansaCuando a Eli le asignan de compañero de monografía a Nicholas Fischer, se hubiera parado a protestar si no fuera porque usa silla de ruedas. No terminada