CAPITULO 3.- Reflejo

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Camino al cuarto donde se hospedaban los reyes de Sureden, Mateo se encontraba serio a lado de su esposa, esta se dio cuenta de la órbita espeluznante, por lo que se volteo para ver a su esposo el cual se detuvo también.

- ¿Cariño te pasa algo? – cuando hablo se fijo como de repente el semblante del hombre cambiaba al típico que tenía.

- ¿Por qué preguntas? – claramente no entendía de donde venia la pregunta, no noto su cambio de ánimo.

- Si te lo digo es por algo, no pienses que no se lo que pasa a mi alrededor – Julissa era una mujer de carácter fuerte cuando se trataba de su adivinación y sentido del aura, no dejaba que nadie la cuestionara, y Mateo era consiente de aquello – No me quieras decir que no te pasa nada, sabes que no me gusta que me escondas cosas.

- Te lo digo enserio no pasa nada, lo siento si de repente vez que cambio de aura, talvez sea por la ceremonia; me esta poniendo nervioso todo esto.

Se relajo mas a la respuesta de su esposo, aun sabía que había algo más, pero no iba a insistir si no sabía ni él lo que tenía, solo esperaba que todo fuera bien aquel día.

Ya habían llegado a la habitación, Mateo le dijo a su esposa que lo esperara un momento que tenia que ir a ver a su primo para hablar de ciertas cosas sobre el mandato de él. Dicho eso se fue caminando para el lugar donde se encontraba su familiar, de apoco fue bajando el ritmo de los pasos yendo más lento y calmado, el estado en el que volvía a estar podría ser inconfundible para cualquier brujo de Edén, era evidente que se encontraba en un lugar profundo de sus pensamientos el cual no le dejaba estar consiente de lo que pasaba alrededor de él, como un sueño profundo. Estaba poseído de un ser de obediencia.

Al llegar al cuarto toco la puerta un par de veces y se adentró sin esperar respuesta, pudo ver a Rania verse en el espejo, a ella no le importaba para nada, no había nadie más en la habitación ya se habían ido todos, Mateo, si se le pude decir que era él; camino lentamente hacia ella cuando quedaron en una distancia considerable, estando cerca ella lo agarra del mentón y le baja la cabeza.

-harás todo lo que yo te diga, ¿Esta bien? – con eso Mateo asintió y Rania sonrió complacida.

Julissa se quedo sola con su bebe en la habitación, claramente no le gustaba la apariencia que tenía su marido, sabía bien cual era ese estado, no se le iban a olvidar los 10 años en donde estuvo en un estado en el que no podía hacer nada.

Cuando se casaron Mateo y Julissa, todo el reino estaba en celebración por su boda, aunque no estuvieran presentes, no importaba que, pero era un día festivo para todos, por lo que toda la semana fue para ellos. Apunto de terminar el mes ese mismo día habían entrado al palacio y robaron muchas cosas, entre ellas; la reina.

Sabia que estaba siendo secuestrada, pero no tenían cuidado, uno podría deducir quienes eran

Decían cosas como "lo hicimos bien"," yo que se, solo espero que al jefe le guste", "también espero que el clan de Rojas no se entere", "¿para donde hay que llevarla?", "pues al bosque sombrío, donde más tonto".

Con eso era evidente que los Lost eran los secuestradores y que su base o algo así se encontraba en el bosque sombrío, que tontos, era capaz de salirse de esa, darles un par de golpes, pero se sentía somnolienta, no tenia las fuerzas, por lo que tuvo que esperar a que llegaran y ver después como escaparía.

Se sentía el clima húmedo a su alrededor, al igual el aura era pacifica, todo lo contrario, al nombre del bosque, finalmente la colocaron en el suelo; espero a que le quitaran la banda de los ojos o le hablaran, pero nada de eso paso, se quedo toda la noche sentada esperando a que algo sucediera, ya sentía los rayos del sol golpear en su piel, que clase de secuestro era ese.

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