Encubierta Por Melodías ~ 💫 Mei x Miriam ~Turning Red~

Parte 1 ~ Ella 💫

En un abrir y cerrar de ojos ya era de día.

Al parecer me había quedado dormida en el suelo de mi habitación, aumentando así mi extremo dolor del cuerpo que en un instante volvía a sentir más fuerte que nunca, siendo este el motivo por que las memorias volvían, memorias de lo ocurrido la noche anterior.

¡Eres una aberración! ¡Una maricona!

Casi como un rayo todas las ofensas de mi padre retumbaban en mi mente, lastimándome aún más.

Y si aún no pudiese ser posible.

Ella venía a mis memorias.

Sobre todo su traición más grande.

Limpiaba las lágrimas que se atrevían a salir de mis ojos, colocándome lentamente de pie, aunque me fue difícil, todo mi cuerpo parecía gelatina, temblando del dolor punzante que venía  desde mi espalda hasta los brazos y piernas.

No quería, pero debía hacerlo, abriendo lentamente mi habitación en esperanza de encontrarme sola.

Al echarle un último vistazo al reloj que colgaba en la pared de mi habitación me di cuenta que no pasaban más de las siete en punto de la mañana,para ese punto mi padre debería estar en el trabajo y mi madre...durmiendo como lo hacía en temporada de verano, despertando hasta Todo dentro de una hora, ya me sabía toda la rutina.

Despertaría ella, me despertaría a mi y comenzaría con el pequeño desayuno, después haría un poco de limpieza para finalmente encargarse de sus propios asuntos en su oficina personal mientras yo me tomaba la libertad que el verano le daba a cada estudiante para reunirme con los demás y simplemente salir por una vuelta.

Sobre todo lo hacía por tenerla más cerca a ella.

No es que no disfrutara la compañía de mis amigos, pero desde hacía tanto tiempo existía en mi una necesidad grande e insaciable de estar con ella.

Solo ella y yo.

Su risa.

Su espíritu atrevido.

Su belleza.

Pero sobre todo, como tenia la capacidad de iluminar el mundo con sus talentos y dones.

Además de lucir adorable, esponjosa y tan suave cada vez que se transformaba en un precioso panda rojo.

Pero tan hermosas eran sus tantas cualidades como dolorosos lo eran sus defectos.

Era traicionera.

Ya lo había hecho una vez, y unas cuantas más pero quizás eran mucho menores.

¿Por qué me sorprendía ahora?

Me adentraba con la rapidez que mi cuerpo me permitía al baño, cerrando enseguida la puerta detrás de mi con seguro.

No fue hasta ese momento que el espejo me presentaba con una imagen aterradora y dolorosa.

Mi rostro sufría unos cuantos moretones, no eran tan visibles si me dejaba el cabello suelto, el cual había crecido solo un poco desde hacía un par de años.

Pero mis ojos se comenzaban a llenar de agua mientras con manos temblorosas yo removía cada prenda de mi cuerpo hasta quedar al desnudo.

Mis brazos, mis piernas, mis manos, llenas de esos horribles golpes.

Ese era mi cuerpo.

El cuerpo en el que despertaba cada mañana y que me llevaba a hacer las labores necesarias del día.