Bajo la luz de la luna

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Era una noche muy estrellada y la luna no paraba de brillar, incluso la ruidosa ciudad se encontraba en silencio, y ese era el ambiente perfecto para Kaley, ya que le encantaba estar en tranquilidad, recientemente se había mudado a vivir sola, se sentía muy orgullosa de sí misma porque pudo independizarse, esa era una de sus grandes metas, principalmente para comenzar a valerse por sí misma, y también tener su privacidad, puesto que cuando vivía con sus padres, no la tenía del todo.

Pero esa noche no era cualquier noche, era una muy especial, pues, finalmente ella y su novio iban a encontrarse, ¿y cuál sitio era más seguro que su propia casa? Lo había citado allí, faltaban pocos minutos para que él llegara, y ella ya se había encargado de ordenar comida a domicilio, ya que habían quedado en cenar para romper el hielo.

Kaley se encontraba retocando su maquillaje, cuando el sonido del timbre la hizo sobresaltarse, chorreando su labial por accidente.

—Maldita sea... —Dijo para sí misma, tomando una servilleta y limpiando su mentón.

Hizo los arreglos necesarios y salió corriendo de su habitación, haciendo que sus tacos sonaran por todo el lugar tras cada paso que daba. Abrió la puerta y su corazón se detuvo por unos segundos mientras miraba a aquel chico, era más alto de lo que podría imaginar, y muy guapo.

—¿Watson? —Preguntó ella tímidamente y el chico asintió.

Kaley hizo un ademán para que Watson entrara y luego cerró la puerta, lo invitó a tomar asiento frente a ella y pudo notar que él también estaba nervioso, al menos no era la única. «Nunca imaginé que sería tan tímido, no con esas cosas tan calientes que me decía por chat.» Pensó ella, mientras con una mano peinaba su cabello.

—Espero que te gusté el sushi, fue lo que ordené.

—No me gusta. —Watson habló con un tono muy serio. —Me encanta. —Añadió, mostrando una sincera sonrisa.

—Gracias a Dios, ya estaba a punto de ordenar otra cosa. —Kaley sonrió, aliviada. —Supongo que tienes hambre, así que vamos a la mesa.

Ambos se pusieron de pie y caminaron hasta la mesa, Kaley tomó un paquete de la encimera y lo abrió, sacando una caja rectangular que contenía el sushi, tomó dos palitos y le dio uno a Watson, sentándose a su lado y abriendo la caja.

—Bien, 20 roles para cada uno, si quedas con hambre, podemos pedir pizza o comer dulces.

—Y si tú dejas roles, yo me los comeré por ti.

Ambos rieron, ya estaban comenzando a entrar en confianza. Kaley notó que Watson no sabía cómo usar los palitos, ya que éste los comía con las manos, así que decidió ayudarlo, y de vez en cuando le daba un rol en la boca, todo había comenzado bien, a pesar de que al principio parecía que la timidez no iba a dejarlos avanzar.

Rato más tarde, ambos habían terminado de romper el hielo, ahora se encontraban cómodamente sentados en el sofá mientras conversaban, ya se conocían, pero era la primera vez que se veían en persona, hace pocos meses comenzaron una relación a distancia y finalmente lograron verse personalmente, Kaley se reía de todas las anécdotas que Watson le contaba y viceversa. Se suponía que iban a ver una película, pero más les interesaba conversar que ver la película de horror que ambos habían escogido, así que ella apagó la TV y le dio toda atención a su lindo novio, que definitivamente era tal cual se mostraba por chat: Cariñoso y muy atento.

Habían transcurrido un par de horas y ya la pareja se sentía en total confianza, los dos se habían refugiado en la habitación de Kaley, ya que comenzaba a hacer mucho frío en la sala, así que se sacaron los zapatos para poder estar en aquella cama tan cómoda que estaba en el medio del dormitorio, ambos se refugiaron en la gruesa cobija, riendo y temblando del frío, pero las cosas no tardaron en calentarse cuando Watson tomó la mano de Kaley por debajo de la cobija, acto seguido, mirándola.

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