Dotes oxidadas

94 9 17
                                    

♡•≫────≪•◦𝓛 ◦•≫────≪•♡

***

No parecía una situación realista. Siendo totalmente objetivo, aparentaba más bien un número de comedia barato con intención de conmover un poco al público; sin embargo, el ambiente era tan tenso, se podían percibir tantas emociones, que le añadía una seriedad desmesurada. El tiempo pareció detenerse, dejándonos a Light y a mí en una postura que, a simple vista, podía resultar absurda, burlesca.

Su rostro a tan sólo unos centímetros del mío. Su mano derecha sobre mi cintura. Su mano izquierda agarrando mi muñeca y tirando de mi brazo. Él inclinado hacia delante, yo con mi espalda encorvada hacia atrás. No podía ver mi cara, pero estaba más que convencido de que mi expresión era de sorpresa, y que mis mejillas se habían teñido de un suave color rosado.

Su cara sí que la podía ver a la perfección. Light sonreía con sorna, enseñando levemente su dentadura nevada, había entornado los ojos y en ellos pude apreciar durante unos instantes mi propio reflejo. Definitivamente, me veía aún más patético de lo que mi calculadora imaginación podría llegar a visualizar.

Antes de que pudiera percatarme, Light movió levemente mi cuerpo para que quedara de pie frente a él, luego se deshizo de su agarre sobre mí y soltó una leve carcajada.

—Por eso insisto siempre en que no deberías sentarte así, si no hubiera llegado a reaccionar yo podrías haber muerto —dijo dándose la vuelta, dispuesto a volver a su trabajo.

—No seas tan fatalista —le reproché, agachando la mirada; se había pasado muchos años intentando ayudarme a deshacerme de mi supuesta mala costumbre, pero fracasó repetidas veces en su misión, no podía interferir en el hecho de que mi cerebro simplemente trabajaba mejor si me sentaba de cuclillas. Decidí cambiar de tema, no era justo que él pudiera reírse de mí pero yo de él no—. Podrías volcar toda esa negatividad en una obra, te iría de lujo —añadí.

—Sabes mejor que nadie, querido amigo, que hace mucho que no cojo una pluma bañada en tinta para esos propósitos. Y que si lo hiciera, no podría vivir con la misma tranquilidad de siempre.

Light era dramaturgo estupendo. Había escrito obras cortas, otras más largas, tragedias románticas, comedias de reír hasta llorar, historias que han enternecido hasta a los más frívolos personajes de esta sociedad.

Hasta que un día, de buenas a primeras, sin aviso previo de nada y sin indicios de que fuera a hacerlo... Cesó por completo sus actividades de dramaturgo. Se marchó del sitio en el que vivía y, bueno, empezó de cero como camarero. La taberna se llenaba de mujeres que querían venir a verle, a escucharle, pues Light incluso recitaba frases de sus obras en caso de que el cliente ofreciera una cantidad generosa de dinero.

Yo venía al principio a verle. Con el tiempo, dejé de acudir al local por mi incomodidad en estos ambientes, y porque, en cierta forma...

Yo me sentí responsable de que Light dejara de escribir.

Él y yo nos formamos prácticamente juntos, aprendimos todo lo que había que aprender y nos metimos de lleno a publicar nuestros trabajos, incluso hicimos alguno juntos, y el mundo enloquecía al ver nuestros escritos representados por actores, temblaban cuando nos vieron a los dos sobre el escenario interpretando a nuestros personajes; esos años fueron la época dorada de la dramaturgia que combinaba mi análisis de las emociones con la expresividad de Light, junto con una trama montada por los dos. Cada uno con un personaje que lo representaba, y luego ver esa rivalidad amistosa llevada más allá por otras personas.

Todo hasta que discutimos por lo mismo que habíamos hablado hacía apenas segundos. Porque mis sentimientos son "matemáticos", "cuadriculados"; afirmaba que no son lo suficientemente auténticos como para demostrarlo en un papel. Mi indiferencia fue lo que más le dolió, según me contó después, y dejó de escribir para pasar página.

Intenté convencerle de que volviera a escribir.

Light se dio la vuelta. Sabía perfectamente por qué había sacado el tema. No podía quedarme callado otra vez, tenía que intentarlo de nuevo.

Llevaba años intentando que volviera a la dramaturgia.

—Deberías reconsiderarlo en serio, Light —me fui acercando lentamente a él—. El público echa de menos tu creatividad, tu forma de traer a la vida a los personajes, encima de un escenario, quiero decir; el día en que decidiste abandonar este oficio, el cielo perdió a una estrella —me detuve a su lado, mirándole directamente a los ojos—. Que abandonaras este mundo en la manera en la que lo hiciste fue muy doloroso. Harías feliz a muchas personas con tu regreso.

—Esas muchas personas de las que hablas, Elle, ya ni siquiera se acuerdan de que alguna vez existí —replicó, poniéndose serio de repente—. Tomé una decisión, y no voy a rectificar ahora, ni por ti ni por nadie.

Echó a andar hacia la puerta, pero lo detuve una vez más. No permitiría que volviera a abandonarme.

—¿Vas a dejarme de nuevo en la estocada? —le pregunté, apretando mis puños—. Sabes que yo no lo haría, Light, que si necesitaras ayuda me tendrías ahí para todo lo necesario.

Esta vez no se giró. Le oí suspirar, y entonces habló.

—Está bien, Elle. Te ayudaré en lo que pueda, pero no prometo nada —me miró con los brazos en forma de taza—. Como ya te he dicho, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que escribí una obra. Por mucho que recite algunos monólogos en voz alta, tú mejor que nadie conoces la diferencia.

—Te lo agradezco enormemente, Light, no te puedes hacer una idea. Mi alegría no puede medirse con los estándares fijados por la sociedad, ni siquiera los científicos.

—No me lo agradezcas tanto, aún no hemos obtenido resultados. Dame un par de días para volver a empaparme de mis dotes oxidadas, iré a verte a tu estudio y podremos empezar a trabajar.

No pude evitarlo, el sonrojo volvió a mis mejillas y una gran sonrisa se formó mis labios, y no tenía pinta de que pudiera borrarla.

—De acuerdo. Te veré entonces, Light. Y una vez más, gracias por salvarme antes.

Light soltó una pequeña carcajada. Luego se inclinó hacia mí y besó mi mejilla.

¿Eh?

—Un placer verte, Elle.

Se retiró y me dejó allí.

¿Qué demonios acababa de pasar?

[+18] Sobre las tablas [Death Note (MelloxNear) (LightxL) Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora