Me pasé cinco años sola, cuidando de Hye. En realidad no la crié sola, el personal de la casa y Jimin ayudaron bastante, este último brindando algo parecido a una figura paterna iniciaron el temprano camino de Hye.
Aun que debo decir que mi hija era una criatura brillante, ella sabía quien realmente era su padre. No me había dado cuenta hasta su cumpleaños número cinco cuando la sorprendí frente al espejo del tocador donde observaba una fotografía donde aparecía Yoongi y yo.
—Mamá, ¿es este mi papi?— observaba la fotografía y luego estudiaba su propio rostro muy atentamente. Fue el momento donde tuve que darle una charla y comentarle que el imbécil de su padre estaba en un largo viaje y que no sabía cuando regresaría.
Luego de eso estuvo molesta un par de días, ya que repetía que yo había escondido a su padre todo este tiempo. No se molestó en hablar con el personal ni conmigo, ni con Jimin. Definitivamente era hija de Yoongi.
Hye y su padre compartían mucho y aún no se conocían. Soñaba con el momento de su encuentro, aun que honestamente no sé si mi corazón toleraría un momento así. Poseían los mismos ojos y facciones asiáticas, ella era bastante seria, pero cuando sonreía iluminaba la habitación. Sus encías y sus dientes eran una copia de Yoongi. El tener a Hye conmigo me hacia tener a mi prometido cerca.
Le extrañaba tanto. Había prometido que no lo dejaría y cumpliría mi promesa, pero se me dificultaba cada día más. Me sentía sola y triste. La agonía parecía ser interminable.
Por las noches cuando Hye no estaba cerca yo rezaba a Dios para que no vuelva a separarnos nuevamente y que si yo moría primero que me dejase llevar a mi prometido conmigo porque no soportaría aquel sentimiento que quemaba.
Cuando pasaron tres años Jimin me entregó una nota. Un triste y miserable pedazo de papel que decía
¿Seguirás amándome cuando ya no tenga nada más que mi alma adolorida?
Dios, esa frase era tan él que la respuesta era obvia. No tenía que responderle para que el supiera que sí, que lo haría por siempre. Esa noche llore demasiado. Yoongi era un imbécil. Me hacía dudar si el realmente me amaba, a mí, a nuestra hija. A nosotros.
Que en este momento se encontrase privado de libertad me daba a entender que era un idiota compulsivo y no pensaba en lo que hacía. Yo sabía que Yoongi se dedicaba a lo ilegal, pero jamás le delataría. Ante la policía y la justicia yo solo era la novia de un recluso socialité coreano.
Cuando nos viésemos nuevamente iba a abrazarle, aun que también estaba muy enfadada con él. La policía me interrogó durante dos años completos. Fue un absoluto infierno. Hye solo cumplía dos años cuando nos sacaban rápidamente de la casa en búsqueda de evidencia en el caso de Yoongi.
Después de recibir su nota también le escribí una. Estuve casi un año pensando en que respuesta darle y cuando la tuve en mis manos no tuve el valor de enviarsela.
La nota decía
¿Seguirás amándome cuando ya no sea joven y hermosa?
Yoongi siempre me había dicho que se había enamorado de mi porque yo era una hermosa persona, pero también que mi cara le ponía cada vez que me veía. Entonces siempre creí que me quería por mi apariencia, al fin y al cabo el no era el único hombre que me había ligado por la manera en que luzco. Mi vida antes de él había sido diferente.
Mi interrogante siempre ha sido si el me amará ahora y siempre. Pero es algo que no tengo prisa por saber.
En estos cinco años mi apariencia ha cambiado bastante. Mi cuerpo y mi cara han madurado. Después de dar a luz a Hye creí que mi cuerpo regresaría a ser como antes y me equivoqué, me costó acepar que ahora era una mujer diferente. Ahora era una madre también.
Fue difícil aceptar que el cuerpo cambia, pero me sentía poderosa ahora. También tenía a Jimin, que estaba obsesionado con el gimnasio y me llevaba ahí frecuentemente a ejercitar el culo. No me negaba tampoco. Mis caderas y pechos ahora estaban más grandes y la ropa no me quedaba como antes, pero al menos el gimnasio aportaría a mi condición física.
"Estás cada vez más buena noona" "Yoongi va a caer rendido a tus pies luego" Comentaba Jimin cada que nos veíamos.
Una mañana vi al rubio acercarse hacia el comedor. Solo estábamos Hye y yo.
—Noona— saludó. —¡Hye!— corrió hacia mi hija y la achuchó en sus brazos —Cada día estás más grande— simuló un llanto.
Hice una seña a la cuidadora de Hye para que la llevase a caminar por los jardines. Ella quería que Jimin la cargara un poco más, pero se resignó y con una triste cara le dijo —¡Ciao Jimin, Ciao!— de manera muy elegante.
El rubio se derritió por aquella acción tan diva de Hye. Luego se volvió hacia mi —Noona tengo noticias y estos días estaré bastante aquí.
—¿Qué sucede?— interrogué.
—La policia reabrió el caso de Yoongi-hyung. Puede que tengamos noticias positivas— hizo una pausa pensativa —No han encontrado evidencia concreta de que Yoongi haga negocios turbios.
Me llevé una mano al corazón, no sabía como sentirme. Namjoon, la mano derecha de Yoongi estaba al mando ahora, entonces si Yoongi salía en libertad era una completa y sucia mentira.
—Dios, no me esperaba esto— Jimin asintió y tomo un sorbo de su café.
—Tranquila noona, Namjoon tiene todo bajo control. La justicia me ha informado que podrán vivir una vida a salvo si se absuelven los cargos.
Suspiré aliviada y esperanzada. Jimin se despidió de mi y se marchó. Yoongi iba a estar de vuelta.
~
Tres meses despúes...
El calor había llegado a Europa. Italia era un país bastante cálido y me gustaba mucho. Hye no soportaba el calor... otra vez, tal como su padre.
—Mami, hace calor— comentó cerca de la piscina. Vestía un precioso bañador de Chanel.
—Lo sé cariño, lo lamento. Por ahora no podemos decirle al sol que se retire. Debemos esperar hasta diciembre— Ella arrugó la nariz en señal de protesta y se lanzó al agua.
Mi teléfono sonó y era Jimin. Mi corazón saltó, no recibía sus noticias hasta bastante tiempo. Me informó que tenía que hablarme de algo urgente que involucraba a Yoongi. Su voz sonaba agitada y no sabía por qué.
Mi alma cayó al suelo cuando me dijo que venía en camino porque debíamos vernos en persona.
La cuidadora cambió a Hye para recibir a Jimin, quién tardó dos horas en llegar a casa.
—Señorita, el joven Park está en la entrada y solicita verle urgentemente— bajé seguida por Hye hasta el frontis de la casa.
Jimin tenía un semblante algo preocupado, me estaba asustando, no quería recibir noticias malas.
—Te traigo noticias— dijo serio. Mi estomago se revolvió. Pasaron mil pensamientos por mi cabeza antes de que pudiese articular palabra.
—No me asustes Jimin, ¿Qué ocurre?— posé mis manos en mi pecho.
Jimin hizo una señal al carro y la puerta se abrió, creí que la policía estaría aquí otra vez. Pero me equivoqué, sentí que iba desmayarme.
—Hola, ¿Me extrañaste?— Yoongi esbozó una sonrisa y abrió los brazos. Grandísimo imbecil.
Miles de emociones se acumularon en mi pecho y mi cabeza. Mi cuerpo actuó casi por inercia y mi única reacción fue darle una bofetada. Mierda.
Mi mano se estrelló contra su mejilla haciendo un sonoro ruido.
—¡Papi!— Dios. Dios mío había olvidado por completo que Hye se encontraba aquí.
Me giré hacia ella y estaba sonriéndole a Yoongi con los brazos abiertos. El la cargó en sus brazos y le dijo
—Me presento Min Hye. Soy Min Yoongi, tu padre.
—Es un placer conocerte Min Yoongi. Soy Min Hye— le respondió con mucha educación —Pero mi mami dice que eres un uhmm...— pensó— Ah si, un grandísimo idiota.
—¡Min Hye!
Dijimos ambos al unísono.