La actual prometida y futura compañera de Athanasio de Alger Obelia, Amelia Wilheart era la cuñada y amor platónico de Claude, el hermano menor de Athanasio.
Cuándo todo se torna complicado por la traición de Athanasio hacía su hermano y prometida...
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Intenté guardar la calma, conté constantemente ovejas intentando dormir e ignorar la presencia frente a mi cama observandome fijamente.
Aquella figura masculina frente a mi, me produjo miedo de alguna manera.
Hasta hace poco decidí quedarme en el Palacio imperial, pensé que Athanasio se alegraría, sin embargo el efecto fue contrario.
Intenté ser más cercana a él, sin embargo su forma de ser hacía mi no fue más que indiferente.
Por el contrario, su hermano menor Claude me prestaba mucha más atención de lo usual, llegando al punto en el que venía a verme cada noche.
Algo dentro de mi me decía que no era normal tanta cercanía, pero decidí dejarlo pasar muchas veces pues él en serio me agradaba, pero ya no podía, mi pánico aumentaba, habían pasado 20 minutos y él seguía sentado a mi lado mientras tomaba mi man, sentí un frío contacto en mi palma.
Sus manos siempre habían sido frías al igual que él, por el contrario el cuerpo de Athanasio casi siempre permanecía caliente.
Me estremecí al sentir algo acariciar mis mejillas, lo qué parecía ser una de sus manos daba caricias suaves y dulces por mis mejillas, bajó hasta mis labios y escuché una risita por su parte.
Fue un contacto efímero pero por unos segundos sentí sus labios sobre los míos, fríos y amables labios moviéndose contra los míos presionándolos suavemente intentando llegar un poco más lejos.
Atónita ante ello, evité abrir los ojos y darle una merecida paliza, fue demasiado sorprendente para mi. Digo, a qué clase de novia le gustaría que su futuro cuñado aprisione y juegue con ella mientras está dormida.
Por última vez sentí sus manos tomar mis mejillas dejando un beso en mi frente.
Podía engañarme diciéndome a mi misma qué ésto nunca había sucedido pero el sentimiento de Incómodidad me perseguiría por siempre.
Oí un pequeño susurro, su aliento frío casi me hizo temblar, aquel tono grave y barítono característico de Claude sonó a lado de mis oídos.
"Perdóname si su muerte te hace infeliz, pero creo que será lo mejor, para ambos, por ahora duerme profundamente mi Amelia."
Mi piel se erizó, oí sus pasos alejándose e inmediatamente abrí los ojos asustada.
Con el corazón latiendo a mil y con los nervios a flor de pie, me sentí una idiota por no alejarlo y ponerlo en su lugar.
A pesar de todo, la primera pregunta que cruzó mi mente fue.
"Si le digo que otro hombre tomó mis labios, ¿él se enojaría?", era obvio que algo así no pasaría jamás y al contrario, sólo me insultaría llamándome zorra.
Bueno, Athanasio jamás me amará de al forma cómo yo deseo pero un poco de preocupación por su parte me haría sentir mejor.
Dejando eso de lado, la escena apenas dada realmente me aterró, ¿Qué clase de loco acosador es Claude?
Tal vez ignorarlo era lo mejor.
O eso fue lo qué pensé aquel día, realmente me hubiese gustado seguir teniendo la tranquilidad de aquella noche porqué el día siguiente fue lo que marcó el inicio de mi infierno.
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