Capítulo -01-

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-¡Su alteza! -La jóven princesa irrumpió escandalosamente en su oficina

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-¡Su alteza! -La jóven princesa irrumpió escandalosamente en su oficina. Él la ignoró con descaro, cómo era de costumbre.

-Su alteza ¿cómo se encuentra usted hoy?, la merienda de hoy son rollos de canela y té negro bien cargado, lo hice personalmente para usted, espero que lo disfrute. -Athanasio puso los ojos en blanco, diariamente Amelia iba en su búsqueda para mimarlo y perseguirlo cómo si se tratase de un ídolo.

La idea no le desagradaba al principio pero con el tiempo, el verla se le hizo insoportable llegando al punto en el que lo único que quería hacer era matarla.

-Ya veo. -Sonrío con falsedad en respuesta para volver a su trabajo el cuál consistía en revisar pilas y pilas de documentos asegurándose del bienestar del imperio.

-Su alteza~ ¿sabe usted que mi cumpleaños se acerca? En tres meses seré mayor de edad y podré casarme con usted ¿le agrada la idea? -Sin prestarle atención a aquello, asintió con una sonrisa aún. Lo que en realidad pensaba era en cuándo su molesta prometida regresaría a su reino.

Ella únicamente se dedicaba a vanagloriarse del hecho de que pronto serían marido y mujer, era evidente qué la idea de una boda con Amelia, para Athanasio era cómo si se fuera a casar con un perro molesto el cuál ruega por atención todo el día.

-¿De qué color le gustaría que fueran los anillos?, a mi me gustaría que mi anillo sea del color azul de los ojos de su alteza Athanasio!, siempre pensaría en usted cada qué vea el anillo ¿usted elegiría el mismo color de mis ojos? -Athanasio estaba a punto de perder la poca cordura restante en él, a punto de cometer una locura cómo gritarle y hacer llorar a su prometida.

Una de las sirvientas irrumpió cómo tercera en la sala, con un semblante nervioso se acercó al jóven confusio susurrando algo en voz baja para él.

-Oh mi! Amelia, querida, lamento no poder quedarme pero tengo un visita importante. Si estás aburrida, puedes pasar el rato con mi hermano menor, ambos comparten un gusto particular por el té, me retiro. -De forma ciertamente descarada, el mayor salió de la habitación junto a la sirvienta dejando a Amelia completamente desanimada y avergonzada.

-¿Tal vez soy demasiado insistente? ¿O es qué no me veo linda hoy?, a Athanasio no parece gustarle nada de mi por más qué intente. -Dio un largo suspiro, sus motivaciones estaban por los suelos y sus mejillas rojas por lo avergonzada qué estaba.

¿Tal vez actúe cómo una niña?, quiero demostrar que soy una adulta capaz de enamorar a Athanasio-Sus pensamientos la torturaban y cada vez eran más, rondando por todo el Palacio, finalmente llegó a parar en el jardín.

Una silueta masculina de espaldas la cuál miraba fijamente pequeñas rudbeckias las cuáles aún estaban en proceso de florecer preciosamente.

Ella conocía esa silueta, Claude, su cuñado y el mellizo de su amado Athanasio, circulaban rumores sobre su pésima relación fraternal, sin embargo ellos nunca cruzaron palabras en la presencia de Amelia.

Dudó dentro de sí misma sobre acercase a saludarlo, se habían visto sólo dos veces, en la fiesta de compromiso y en la cena de presentación familiar.

Con los nervios a flor de piel se repetía constantemente la misma pregunta “¿Debería acercarme? Seremos familia pero él me da miedo. ” jugueteó con sus dedos intentando calmarse, se armó de valor y caminó lentamente hacía él.

Las intenciones de Amelia eran acercarse a saludar, entablar una pequeña charla de tres minutos mientras disímulaba mantener un semblante sereno y cordial frente a Claude.

—Es un honor saludarlo, su alteza, la segunda estrella del Imperio de Obelia. —Hizo una reverencia con una sonrisa pintada en el rostro. Por dentro hizo lo posible por no perder el equilibrio y caerse frente a él.

Por el contrario, el temible príncipe sonrió al verla, con ojos generosos y una sonrisa encantadora se arrodilló ante ella.

—Es aún más el honor que se me concede al ver a la futura Luna del Imperio de Obelia. ”—Tomó el dorso de su mano dejando un corto beso en ésta.

Amelia observó con cierto asombro escondido bajo su atenta mirada la cuál sólo apuntaba hacía el caballero de linos rubios.

—No es necesario ser tan formal, quedan tres meses de espera para convertirme en emperatriz, mientras tanto debo mantener el respeto por usted cómo poseedor de la sangre imperial, agradezco la cortesía, su alteza. —Con amabilidad sonrió. Una sonrisa para Claude.

Al ponerse de pie, afiló su mirada y con una sonrisa ladina bajó la cabeza, la idea de una boda era extenuante para él, odiaba totalmente la idea.

—Entiendo, Nos hemos visto pocas veces pero presiento que serás una perfecta emperatriz y compañera para el futuro emperador. —Sus verdaderas intenciones fueron cubiertas por piel de oveja, ante los ojos de Amelia, Claude deseaba bienestar para su futuro matrimonio.

Sin embargo, fue todo lo contrario.

Un pecaminoso deseo era lo que Claude quería, poseer a la prometida y futura esposa de su hermano mayor era pecaminoso, más aún por el hecho de que Claude ya estaba comprometido con una noble dama llamada Penélope, quién únicamente se centraba en ...

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Un pecaminoso deseo era lo que Claude quería, poseer a la prometida y futura esposa de su hermano mayor era pecaminoso, más aún por el hecho de que Claude ya estaba comprometido con una noble dama llamada Penélope, quién únicamente se centraba en lujos y dinero descuidando completamente a Claude.

Recientemente había oído qué Penélope estaba entrando y saliendo del palacio constantemente, no le importaba pero según los informes, sus visitas iban sólo dirigidas a Athanasio.

Aunque Claude había quedado encantado y absorto en la belleza de Amelia al verla por primera vez en la fiesta de celebración.

Aquella mujer llamada Amelia le recordaba a la primavera y a las muñecas de porcelana, su cabello rosado el cuál no era común pero era ciertamente precioso, ojos tan verdes cómo las esmeraldas y labios pequeños color cereza, atributos pequeños cómo sus facciones y forma de actuar cómo noble le llamaron aún más la atención.

Finalmente quedó encandilado en aquella fantasía llamada Amelia, pero debía pisar tierra, Amelia era la prometida de su hermano.

Recordándose aquello repetidas veces, él jamás pudo borrar su sentir hacía ella.

Mientras ambos estaban conversando sobre cosas triviales en un ambiente cómodo.

Todo se vino abajo cuándo se vio a una mujer de cabellos castaños caminar hacía Claude con arrogancia mientras llevaba accesorios extravagantes por encima.

Claude soltó un suspiro.

Lo peor había iniciado.

" My Dear Amelia ꣻ𝆬𝆤 ━━WMMAPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora