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𝟷𝟾𝟹𝟹 𝚠𝚘𝚛𝚍𝚜

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➧︴🌙 ꒰꒰ 𝐒𝐡𝐢𝐳𝐮𝐤𝐢 𝐌𝐢𝐲𝐚

Vɪᴇʀɴᴇs, 5-11—22:46 ᴘ.ᴍ

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Las alarmas de los policías retumbaron por el lugar, y una ambulancia intentó reanimar el cuerpo sin vida de la joven sin éxito alguno.

Y solo Ume pudo reconocer el cadáver y dar su nombre.

Suiko Akira.

Todo era muy confuso a ser sincera, el mundo me daba vueltas y no entendía nada de lo que me decían. Porque mi mente solo tenía la imagen de la chica muerta tirada en el suelo rodeada de su propia sangre. La culpa invadió mi ser, diciéndome a mi misma que podía haberla ayudado, que si no hubiera estado mirando pajaritos como una niñata ahora podría respirar.

Y aunque ahora que me doy cuenta, yo no tenía culpa de nada. Pero en ese momento mi mente se corrompió, y comenzó a repetirse a sí misma la pregunta que me había hecho una hora atrás...

¿Quien es Shutōka?

Varias horas después, llegue a casa. Me habían levantado el castigo después de presenciar aquella escena. Pero en vez de dirigirme a casa, me fui al pequeño parque al lado de la escuela primaria, donde pase varias horas balanceándome en el columpio con una niña de unos siete años, llamada Hatsumi.

Aquella niña se me hizo muy similar a alguien a quien en ese momento, no le ponía cara.

Ella tenía el pelo negro, corto por los hombros y recogido en una pequeña coleta hacía un lado, decorada con un lazo lavanda. Sus ojos eran púrpura y llevaba un peto con falda del mismo color que su lazo y una camiseta blanca con los botones negros.

Era una chica adorable que sin duda me levantó el ánimo, pero al ser tarde y ella una niña tan pequeña, se tuvo que ir.

Ya era de noche cuando llegue a mi casa. Abrí la puerta con desánimo, y entre. Mi tía no tardó en venir corriendo al verme ahí, y me rodeo cálidamente con sus brazos.

—¿Donde estabas? No me respondías al teléfono.— pregunto al separarse de nuestro abrazo.

—Me quede sin batería, y fui a dar un paseo para airearme la cabeza... ya sabes.—mentí.

Ella me sonrió levemente y me acarició el cabello.

—Ve a darte una ducha, y ven a cenar, he hecho tempura de verduras.—afirmó sonriente.

Hice una mueca con desgana y respondí:

—No tengo hambre, lo siento.—

La besé en la mejilla y subí las escaleras hasta mi habitación. Una vez llegué, cerré la puerta y me senté en el suelo apoyada en la misma. Mire triste a la nada, recapacitando todo lo que acababa de pasar.

Nota mental, no corras por los pasillos o presenciarás un suicidio.

Suspiré con pesadez, y decidí subir al techo. Mi cuarto es la buhardilla, más o menos, porque solo hay tres habitaciones en el segundo piso. La de mis tíos, la de mi primo Hisoka y la de invitados, que antes era la de mi abuela pero al fallecer nadie la volvió a usar.

Mi padre murió en un accidente automovilístico y mi madre por la pena se suicido. Mis tíos, al no haber conseguido tener un hijo en diez años que llevaban intentándolo, decidieron tomar mi custodia y criarme como suya. Al cumplir los cinco mi tía consiguió quedarse embarazada, pero no por eso me dejaron de querer. Cuando Hisoka nació, le vi más como un hermano que como un primo, y a pesar de saber que ellos no eran mis padres, siempre los consideré como mis verdaderos progenitores.

・꒰꒰ 𝐒𝐭𝐚𝐥𝐤𝐞𝐫꒱꒱|| ᔆʰⁱⁿᵃᶻᵘᵍᵃʷᵃ ᴳᵉⁿʸᵃ ˣ ʳᵉᵃᵈᵉʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora