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Lix: minho

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Lix: minho.

Lix: MINHO.

Min: ¿Qué pasa? ¿Te sientes bien?
¿Necesitas algo?

Lix: Calma me encuentro bien, pero estoy muy aburrido :'(

Min: ¿Y?

Lix: Ugh te odio.

Min: Era broma.
¿Quieres qué te pase a buscar y vemos una película en mi departamento?

Lix: Por favor, me muero de aburrimiento.

Min: En unos momentos estoy allí,
Pastelito.

Dejó su teléfono en la mesita de noche gruñendo por el apodo. Sabía que MinHo le gustaba molestarle, así que no le tomo gran importancia. Se levantó con pereza y empezó a cambiarse de ropa. Optó por ponerse unos jeans y un suéter azul. Estaba amando esos suéter se le hacían muy cómodos. Para cuando terminó de vestirse el timbre sonó.

Bajó las escaleras arreglando su cabello, antes de salir se despidió de su madre. MinHo lo estaba esperando afuera del coche.

—Hola. —saludó—. ¿Estabas ocupado? Si lo estabas, lo siento.

—No lo estaba. —dijo cansado él rizado—. Casi acabo despertar.

Era lógico, apenas eran las nueve de la mañana, mayor mente a esa hora seguía durmiendo, pero se levantaba corriendo a vomitar y luego de eso ya no podía conciliar el sueño.

—¿Nos vamos?—preguntó él castaño. Felix asintió.

Le abrió la puerta a Felix siendo caballeroso.

Cuando llegaron al departamento del mayor, Felix se sorprendió un poco por lo organizado y limpio que se encontraba el departamento de MinHo. Y él penas le daban ganas de limpiar su cuarto.

—Tienes un bonito departamento. —halagó—. ¿Vives sólo?

—Sí. —respondió MinHo—. ¿Quieres algo de tomar?

Felix negó sentándose en el sillón que se encontraba en la sala, era muy cómodo. MinHo tomó el control remoto tomando asiento a lado del castaño.

—¿Seguro qué no quieres algo?— Felix lo pensó estirándose en el sillón.

—¿Tienes chocolate? —Sonrió—, muero por una de chocolate blanco, no mejor helado de galleta. —dijo con la aboca hecha agua. MinHo rio mirándolo con ternura.

—No tengo helado. —El pecoso hizo un puchero cuando oyó la respuesta del castaño—, pero saldré a comprarlo y de paso voy por una pizza.

—Sí. —gimió gustoso y complacido por las atenciones.

Para cuando MinHo volvió de comprar se encontró con un Felix dormido en el sillón. Dejó las cosas en la mesa ratonera y se incó al lado de Felix viendo como dormía. Acercó sus manos en la mejilla del castaño acariciándola, inspeccionando las pestañas largas y sus pecas que tenia Felix. El peligris se removió abriendo los ojos, MinHo se alejó por completo.

—Te quedaste dormido. —explicó—. Anda a lavarte las manos para que puedas comer.

—MinHo, mi helado. —se quejó. El castaño sonrió negando con la cabeza.

—Primero, comes adecuadamente y luego puedes comer todo el helado que quieras.

—Hablas como mi madre. —bufó levantándose.

Luego de minutos ambos se encontraban viendo una película de risa escogida por Felix. El rizado oía como Felix soltaba pequeña risas.

—Felix. —llamó.

—¿Qué pasa?—preguntó sin despegar la vista de la pantalla. En sus manos se encontraba el bote de helado.

—Vente aquí. —Palmeó su regazo, Felix lo miró sorprendido—, quiero acariciar tu vientre.

Felix no rechistó y se subió en el regazo del rizado pegando su espalda en el pecho de este y su cabeza la recargo en el hombro de MinHo.

—¿Se siente bien?—preguntó cuando escuchó los ligeros ronroneos de parte del castaño y siguió acariciando suavemente el vientre de Felix. Últimamente MinHo se estaba enamorando del vientre del peligris y eso que no ha crecido mucho.

—Tus caricias me están dando sueño. —murmuró cansado.

—Duerme entonces. —comentó MinHo.

—No mejor cuéntame algo. —respondió volteándose a verlo.

—¿Qué quieres saber?

—¿Antes de esto habías querido tener hijos? —preguntó un poco dudoso no queriendo incomodar a MinHo.

—Sí, pero no pensé que tan pronto.—respondió siguiendo con las caricias—, pero ahora ya quiero tenerlo entre mis brazos.

Felix sonrió ante la respuesta y se pegó lo más posible a MinHo. Al castaño no le molestó en lo absoluto.

—¿No tienes miedo? Digo vamos a ser padres primerizos. —habló Felix.

—Un poco. No tengas miedo porque me vas a tener a mí y a tu familia. Claro, también contarás con la mía. —aclaró con una sonrisa.

Felix recordó la conversación que tuvieron en la Universidad acerca de porque lo molestaba y el castaño había respondido que tenía sus razones, quería saber cuáles eran sus razones.

—¿Cuales eran tus razones para molestarme?—preguntó mirándolo a los ojos. El castaño no comprendió la pregunta cuando salió de los labios del menor, pero luego de segundos relajó su rostro.

—Quería llamar tú atención.

—Quería llamar tú atención

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maratón 2/4

 ゚᩿ ⪩ UNA LLEGADA INESPERADA   ⪨ 𓈒 ˚𝗠𝗜𝗡𝗟𝗜𝗫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora