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Diciembre 8, 2010
17 días para Navidad

—¡Oh, pero qué guapo estás! —exclamó la madre de Jake al ver al pequeño Park.

Se había encontrado con los padres de su mejor amigo en la entrada de la escuela. Había visto a la señora la noche anterior, sin embargo nunca es mal momento para decirle a un niño guapo, que lo es.

—Gracias señora Shim. —hizo una reverencia con timidez.

No estaba muy acostumbrado a hablar con los padres de su amigo, pero siempre hay que ser educados. Eso le decía su madre.

La señora sonrió con ternura al chico, dejó un beso en su frente e igual en la de su hijo. —Disfruten mucho, esta vez vendré a buscarlos a ambos e iremos al parque, ¿sí?

Ambos niños asintieron felices y se adentraron a la primaria con fundas en mano.

En las fundas no había gran cosa, pues era lo que les tocó llevar para el compartir que se haría ese mismo día; Sunghoon llevaba servilletas mientras que Jake dulces navideños.

Dejando las cosas en el lugar asignado, corrieron al patio para divertirse con sus amigos.

—Mira, ahí está Taehyun con su novio. —susurró Sunghoon mirando a una zona apartada de donde se encontraban todos los niños.

Ahí estaban Taehyun junto a su "novio". No se encontraban haciendo la gran cosa, pues por lo que podían interpretar ambos desde su ángulo, solo se encontraban jugando en el teléfono del mayor.

Sunghoon desvío un poco su vista, topándose con un chico jugando solo en los columpios de la zona. Algo raro porque normalmente todos peleaban por estar ahí.

Pero no era cualquier chico, oh no. Era Sunoo.

Inmediatamente se dió cuenta de ese detalle, los tonos rojizos se adueñaron de su carita. ¡Estaba cerca de Sunoo!

Algo que no notó hasta analizarlo, es que Jake le estaba arrastrando hasta donde se encontraba su amado.

¡Ni María fue tan traicionera al quitarle dos manzanas a Juan!

—¡Hola Sunoo! —exclamó Jake con alegría, como era normal en él.

El mencionado le saludó de vuelta y después volteó a ver a su acompañante. —Hola Sunghoon hyung.

A todo esto el pelinegro no se le había bajado el rojo de su rostro, siendo algo notorio por su pálida piel.

—Uh, hola Sunoo. —soltó intentando no sonar nervioso.

—¡Me gusta su corbata! Le hace lucir elegante. —dijo el menor hacia Sunghoon.

Esta mañana Park había peleado con su madre para que no le pusiera esa horrenda corbata, sin embargo probablemente la empezaría a usar siempre.

Rascó su nuca nervioso. —Gracias, Ddeonu.

—¿Ddeonu?

Sunghoon abrió los ojitos nervioso, ¿de donde había sacado ese apodo?

—Ah, je... —soltó una risa nerviosa. — ¿Quieres jugar? —cambió de tema rápidamente.

El rubio asintió rápidamente mientras mostraba su dulce sonrisa.

Realmente Sunghoon sí pasó un buen tiempo junto a Sunoo, tanto que llegó a olvidarse de la existencia de su mejor amigo, el cual ya se encontraba en el aula al ser ignorado por la burbuja que habían creado sus amigos.

Sin embargo la misma burbuja fue reventada cuando el timbre que anunciaba el comienzo de la hora había sonado. No había clases, sin embargo debía estar en su aula.

—Gracias por jugar conmigo Sunghoon Hyung. —agradeció Sunoo, parándose en puntillas para lograr dejar un pequeño beso en la mejilla ya ruborizada del pelinegro.

Sunghoon no tuvo otra reacción que salir corriendo a su aula, estando ya un poco lejos del menor lo pensó mejor y se despidió.

—¡Adiós Sunoo! —gritó al darse la vuelta para ver a su menor, para nuevamente seguir su camino hacia el aula.

Ya adentro se acercó a su mejor amigo, preguntándose cuándo se había ido.

Aunque la pregunta nunca salió de su boca, fue respondida por el castaño.

—Estabas muy entretenido con Sunoo, así que decidí venir al aula. —dijo intentando mantener distancia.

Se encontraba molesto y celoso, pero estos eran sentimientos que él aún desconocía.

—Yah~ perdón.

Con esa simple palabra, Jake abrazó al coreano.

—Niños, siéntense en sus puestos. —ordenó la señora Kim mientras se paraba en medio del salón, el cual se encontraba con las sillas pegadas a la pared formando un círculo. —Pasaré a recoger sus cartas, leeremos algunas y después a comer.

Todos los niños empezaron a sacar sus cartas, incluyendo a Sunghoon y Jake. La maestra empezó a recogerlas, empezando cerca de donde se encontraban los protagonistas.

Si es posible, ¡tráeme a Molang en persona para darle un gran abrazo! —leyó la maestra. —Ojalá Molang te visite esta navidad, HueningKai. —sonrió enternecida por la imaginación del chico.

Sunghoon miró rápidamente su carta, y cayó en cuenta de que esta no tenía nada que ver con la tarea que había dejado la profesora.

—Jake, hice la tarea mal. —miró asustado al chico, pensando en como todo el curso sabría de su enamoramiento con el menor.

—Te dije que era para Santa, pero no me hiciste caso, ¡ahora Santa no te dará su bendición para que salgas con Sunoo!

Sunghoon miró confundido a su amigo. —¿Bendición?

—No sé, pero escuché eso en una de las series que ve mi mamá.

En ese momento, la maestra había llegado a su lado, tomando las cartas de ambos, ya que se encontraban sobre la mesa sin vigilancia alguna.

La señora Kim iba a empezar a leer la primera, sin embargo cerró su boca y decidió hacer una lectura mental.

—Toma Sunghoon, espero consigas lo que tanto deseas. —le sonrió al menor mientras quitaba algunos mechones rebeldes de la frente del muchacho. —Y también espero que consigas una mascota, Jake.

La única carta que fue devuelta fue la de Sunghoon, la cual guardó rápidamente antes de que alguno de sus compañeros le arrebatara la misma.

—Pero profe. —llamó Sunghoon confundido. —¿Cómo Santa sabrá lo que quiero si usted no le envía la carta?

La señora Kim miró sorprendida al pelinegro. —Pues, hay muchas maneras de que él lo sepa.

—¿Cómo? —interrumpió Jake.

—Pues, solo desealo lo más que puedas hasta que el mensaje llegue a tu corazón. —tocó el pecho de Sunghoon sin aplicar presión. —El mensaje será enviado inmediatamente, y Santa lo recibirá. —sin decir más, siguió recogiendo otras cartas.

Su admiración por su profesora crecía cada vez más, eso no lo dudaba.

Iba a hablarle a Jake, sin embargo él ya se encontraba comiendo algunas cosas.

—¡Jake!

—¿Qué? ¡Tengo hambre! —habló con la boca llena. —¿Quieres?

Sunghoon solo puso una mueca de asco. —Mamá dice que no se habla con la boca llena.

Ante esto Jake solo pudo terminar de tragar lo que tenía y volver a hablar.

—Te pregunté si quieres comida.

—¡Pero Jake!

𝐃𝐄𝐀𝐑 𝐒𝐔𝐍𝐎𝐎... › sungsun ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora