🆅

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Wangji había terminado de llevar las jarras de vino al posadero y al dueño del bar que normalmente le hacían los pedidos. Su trabajo no había tardado demasiado, todos sus pedidos fueron entregados a tiempo y lo único que realmente le preocupaba era no encontrar los pastelillos de carne que tan urgentemente necesitaba.

Sin embargo, al ver que varios niños corrían de un lugar a otro, dirigió su vista al pequeño espectáculo de títeres y se acercó. Cuando el show finalizó, dio unas monedas al joven titiritero y sintió la cálida mano de su pequeño aferrarse a la suya.

—A-die, vamos por pastelillos. No se nos deben olvidar.

—Lo sé, todavía debe haber es temprano.

—Eso dijiste la vez pasada y terminamos llegando a casa muy tarde porque pediste al señor que horneara más. Y al llegar a casa...

—Lo sé, A-Yuan, lo sé. No nos volverá pasar eso.

—Bien, porque ya quiero ir a casa. Mira...— dijo mostrándole un colgante que tenía una piedra con destellos tornasoles— Se la compré a A-niang, gasté todo mis ahorros ¿Esta bonita?

—Es muy bonita, pero a tu A-niang no le gustara que hayas gastado todo tu dinero — contestó Wangji acariciando el cabello del pequeño.

—No le digas, guarda mi secreto. Como yo cuando rompiste su taza favorita.

Wangji se tensó y se sintió mal por haber hecho eso, pero sabiendo que no quería problemas simplemente asintió.

—Es la última vez que mentim...que guardaremos un secreto ¿Entendido?

—Sí.

Finalmente ambos lograron su cometido, compraron los pastelillos y también un pequeño regalo que el Lan envolvió muy bien antes de partir.

Wangji se encontraba contento, y mientras cabalgaba con su hijo para dirigirse a casa no pudo evitar sentirse en calma, sin embargo rápidamente una sensación de incomodidad y angustia creció en su interior.

En cuanto llegaron a su destino Sizhui y Wangji llevaron al caballo a su establo. Al ver el tranquilo silencio a su alrededor estuvieron a punto de anunciar su llegada, pero los cascos de un caballo acercándose los hizo detenerse y esperar la llegada del desconocido.

En cuanto esa persona detuvo su andar y bajó del caballo Wangji sintió la tensión apoderarse de su cuerpo. Su alfa intentó esconder a su cachorro, pero el pequeño no pudo evitar sorprenderse y cuestionar.

—Te pareces mucho a A-die ¿Quién eres?

Xichen observó del pequeño a su hermano y viceversa, al ver esos ojos dorados supo que en definitiva eran padre e hijo.

—Soy Lan Xichen, tu tío. Supongo que tu padre no te ha hablado de mí.

El pequeño negó y Xichen intentó acercarse. Sin embargo el rugido de su hermano lo hizo detenerse, sabía desde luego que no sería bienvenido, conocía a su hermano y sabía que a pesar de los años seguiría furioso con él.

Aun así había ido por una razón y no pensaba marcharse hasta lograrlo. Tardó demasiado en rastrear a su hermano, incluso su madre se rehusó a decirle algo al respecto y ahora que se encontraba frente a él no pensaba irse hasta que supiera en donde yacía su Wanyin.

—Debes irte.

—Lo hare, después de ver a Wanyin.

Lan Zhan se puso furioso, Lan Xichen lo notó, pero no dio ni un paso atrás. No quería luchar con su hermano, simplemente no podía sacarse de la cabeza a A-Cheng. Quería saber si su hermano tenía sus cenizas o si lo había enterrado en algún lugar que pudiera visitar. Sabía que no lo merecía, pero después de ver el enorme error que cometió, no quiso nada más que pedir su perdón.

𝓕𝓪𝓽𝓮  🌷 ᶻʰᵃⁿᶜʰᵉⁿᵍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora