three.

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Era una noche tranquila. Solo se podía sentir el cantar de los grillos.

Una única vela alumbraba la habitación donde se encontraban los protagonistas de nuestra historia. La rubia acariciaba delicadamente la felina cabeza de la oscura criatura sobre su regazo, se habían mantenido en silencio por una hora, y aún así se sentían tan cómodos entre ellos.

En todo este tiempo habían terminado por acostumbrarse completamente al otro por alguna razón de la que ambos no eran concientes, pero no importaba. Se entendían mejor que nadie a pesar de ser diferentes de cierta manera, eso era una de las cosas que más le gustaba a Erika de aquello.

Ninguno podía dormir, así que se habían compañía con la simple presencia. Aunque ahora sería roto por la fémina.

—Amon. —Le llamó por su nombre para captar su atención, así fue. El minino alzó las orejas y giró su cabeza hasta tener frente a la vista a la rubia.— ¿Tu me quieres?

Soltó de la nada. El niño quedó extrañado ante la pregunta, no sabría que responderle.

—Ya sabes. . . —Continuó ella.— ¿soy una persona muy querida para ti? ¿una buena amiga? —A eso era lo que se refería, sentía que necesitaba escucharle decir algo así. Se sabe muy bien que ese tipo de cosas eran complicadas para el leopardo negro.

Este se tornó en su forma humana. Como estaba acostado encima de la chica, quedó una vez así también sobre ella. Lo único que hizo fue abrazarla rodeando su entero cuerpo en sus brazos. Ambos niños habían entablado una conexión que creían que difícilmente se podría romper, al menos Erika creía que era de tal forma. El no poder saber lo que pensaba Amon al respecto le asustaba.

— Erika Adel, eres la niña que más quiero y me importa. —Hasta ese momento era su única amiga, ¿cómo no poder decirle algo así?— No vuelvas a preguntar cosas así, ¿vale?

La rubia tragó saliva con fuerza, luego de eso el moreno pudo sentir los músculos de esta relajarse. Se sintió tranquilo con ello.

— Vale. —Fue su corta respuesta, terminó por rodear también a Amon correspondiendo su gesto.

Esa noche terminaron quedándose dormidos finalmente abrazados el uno al otro.


( . . . )


— Sabes, realmente siento como si mi hogar ahora estuviera realmente completo. Muchas gracias Amon, por ser mi primer amigo.

Se había vuelto una pequeña costumbre el que el varón le visitara. Varios meses fueron en donde casi todos los días se encontraban para charlar, jugar o simplemente pasar el rato juntos.

— No tienes que dar las gracias, no seas tonta. —Cachetes infló mirando hacia otro lado, sus manos unidas eran bastante mala posición para él. Palabras dulces lo empeoraban.

Al ambos niños entrar a casa de Erika tras un pequeño paseo, lo primero que esta se dispuso a hacer fue en preparar un poco de leche para el chico.

— No deberías gastar lo poco que tienes en mí, te he dicho varias veces que no hace falta que me des leche.

— Y yo siempre te respondo que no pasa nada. —Contestó entre risas. Aunque no tuviera mucho estaba dispuesta a compartir, eso se lo demostró desde el primer día.

De un tiempo para acá Amon había notado que las expresiones de la rubia se habían vuelto más sinceras, ya no fingía una sonrisa todo el tiempo porque así se ve hermosa una dama sino que hacia él eran reales y sin ningún otro propósito.

— ¿La quieres en un plato o en un vaso? —Me preguntó al estar esta ya casi lista para que la tomase en buena temperatura.

— . . .un vaso, por favor.

— Aish, extraño verte tomarla en tu forma animal. Te ves súper tierno lamiendo.

— Pervertida.

— ¡Oye!


( . . . )


Habían pasado semanas desde que el joven Amon no había vuelto a visitar a Erika.

Su ausencia había sido debida a que conoció a Blondina, una chica que hubo captado su atención y hasta le había hecho olvidar todo ese tiempo a su amiga. Al darse cuenta, casi que sintió que la traicionó. No era grave pasar tiempo con una nueva amiga, si eso era la segunda rubia, pero haber dejado de lado a Erika al punto de olvidar visitarla sí era reprochable de su parte.

Para su mala suerte, cuando volvió a la cabaña quien buscaba ya no estaba.

Al abrir la puerta encontró todo hecho un desastre. Muebles rotos, cosas tiradas por el piso, marcas en las paredes donde se podían ver rastros de sangre. Su rostro mostró horror de solo imaginarse lo que puedo haber pasado para terminar de aquella forma.

— ¿E–Erika? —Volvió a mirar hacia todos lados, como si el espacio pequeño que estaba hecho un desastre y que tenía de todo a la vista pudiera haber ocultado con algo en su primer vistazo. Ojalá.— ¿¡ERIKA!?

Amon salió corriendo para buscarla por todos los alrededores. Ese día pasó la noche entera buscándola en el bosque hasta que el Sol volvió a asomarse por el horizonte y él acabó rendido bajo el tronco de un árbol que ahora pasaría a tener sus lágrimas en sus raíces. Vaya, hace mucho que no lloraba y en esos momentos sentía ganas de soltarlo todo.

No supo jamás lo que pasó, quizás jamás lo sabría.

GOLDEN ━━Amon Akin [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora