Capítulo 3: Un arcoíris a color (primera parte).

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Qué sorpresa cuando Devon despertó tan tarde que hasta ya había salido el sol desde hace unas horas, todos salieron de sus camas e hicieron sus vidas normalmente. Estaba pegajoso por lo que sudó en la noche (hacía un calor anormal, o tal vez solo más notorio) sin importar de haberla pasado semidesnudo y haciendo su sábana al lado. Despertó con una sensación muy desagradable en la garganta, era como si esta temblara o punzara para salir. Su aliento estaba caliente y olía mal sin razón muy aparente; y sus ojos le ardían, sentía como si los tuviera clavados a la fuerza en su cabeza. Durmió tanto y, según él, "tranquilo" en la noche, pero eso no evitaba despertar al día siguiente, recobrando todo lo que sucedió.

Por un momento, se alarmó y se levantó rápidamente de la cama al ver el sol más resplandeciente de lo habitual por su ventana, checó su celular para ver la hora y en efecto, eran las 12:48 pm. Pensó que, si le tocara ir a trabajar, iría súper tarde. Pero no era el caso, recordó que incluso Magda le mandó mensaje para que apagara su alarma porque nadie iría a trabajar ese día... todo cobró sentido al instante. Volvió a acostarse para prepararse a un día de descanso, se trajo el celular consigo, y vio que nadie le había mandado mensaje por el momento. Ni Daria. "Mierda, ahora sí me pasé...", pensó. Se sentía todavía bastante mal por ello, y no disponía de energía para preparar una charla o disculpa al respecto, por lo que lo dejó pasar. Probablemente, más tarde, Daria le mandaría mensaje a él.

- Puta madre, ¿¡cómo hace tanto maldito calor!? - exclamó en voz alta, y dio un golpe al colchón.

Separó los dedos de sus manos y de los pies para que se aireen, aunque eso no haga milagros para refrescarse. Suspiró. Se puso un pantalón del suelo y unas sandalias y se levantó para ir a la cocina por algo de beber. De paso, si se le atravesaba, también para desayunar. Aunque ya casi fuera la una de la tarde.

- Buenos días, hijo. - saludó Carolina desde la cocina, se estaba preparando un sándwich de lunch para el trabajo. 

- Buenos días, mamá. - contestó Devon mientras se aproximaba a ella.

- ¿Cómo dormiste?

- Pues... bien. - mentía - ¿Y tú?

- Me faltó sueño. Era imposible dormir con el calor que hizo en la noche. Se sentía mucho bochorno, ¿no sentiste?

- Uhm, un poco.

- Seguramente caíste súper dormido, ya era tarde cuando llegaste ayer. Ni te habrás dado cuenta. - rió Carolina.

- Sí, solo me acosté y no supe nada más. - Dev forzó una sonrisa para voltear a ver a su mamá. Bajó el cereal del estante, sacó leche del refrigerador, un plato hondo y una cuchara. Se sirvió un poco de éste.

- Ay, hijo. - expresó con cariño Carolina - Oye, ¿Qué crees?

- ¿Qué creo? - preguntó y comió una cucharada de su cereal, recargado en el refrigerador.

- Estefanía me habló y dijo que vendrían a visitarnos para la siguiente semana. Probablemente se queden unos tres días aquí en la casa. No me dijo claramente por qué vendrían, pero bueno, está bien porque ya se les extraña. ¿No? - dijo emocionada.

- ¿Estefanía y Emi? 

- Sip, los dos. Ya veremos cómo nos acomodamos para esas noches, tal vez yo dormiré en el sillón de la sala y así se quedan ellos en mi habitación.

- No ma, cómo crees, que mejor se queden en mi cuarto y yo duermo abajo. - se ofreció Devon.

- Gracias por la intención, hijo. Pero no te ofendas, sabes que Emi todavía es un niño muy impresionable y te quiere mucho. Por esa razón, no puede ver cómo tienes tu habitación; toda maloliente, con basura, ropa tirada y que ni le entra el sol la mayoría del tiempo. - negó con la cabeza y rodó los ojos - No entiendo cómo vives así.

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⏰ Última actualización: May 12, 2022 ⏰

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